Charly García, paladín de la diversidad en la Argentina
En el día de su 71° cumpleaños, se presenta un libro centrado en las ideas del músico y compositor sobre la libertad sexual y su mirada “no binaria” en el universo del rock nacional
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“Desprejuiciados son los que vendrán / y los que están ya no me importan más: / los carceleros de la humanidad / no me atraparán dos veces con la misma red”, auguraba Charly García en “No soy un extraño”. Este domingo, día de su 71º cumpleaños, se presenta en sociedad Charly Queer. Todavía sigo siendo un anormal (Chirimbote), del escritor, periodista, docente y psicólogo Facu Soto (Buenos Aires, 1974). El subtítulo proviene de un verso del arrasador hit “Demoliendo hoteles”, de Piano Bar.
La cita para celebrar a uno de los artistas argentinos más populares, visionarios y desprejuiciados es este domingo a las 19 en Special Bar (Almirante Brown 102), en el barrio de La Boca, con músicos invitados que tocarán canciones del homenajeado y desde donde tal vez se marche en procesión rumbo a la esquina de Santa Fe y Coronel Díaz, donde vive el artífice de Sui Generis y Serú Girán.
Charly Queer se suma a una amplia biblioteca sobre vida y obra de Charly García, “artista revelación” en la reciente edición de arteba. “Hace varios años pensé en desempolvar mis veinte carpetas de archivo, con reportajes y notas de Charly que van desde la primera entrevista que le hicieron, con Sui Generis, en 1973 para la revista Gente hasta nuestros días, y publicar los mejores reportajes -cuenta Soto a LA NACION-. Pero era una tarea imposible de realizar. Entonces, se me ocurrió unir las dos cosas que son mi pasión: la diversidad, lo queer, y Charly”.
Queer, destaca el autor, “es todo aquello que está por fuera de la norma, lo que no encuentra un lugar en ningún lugar, lo abyecto, lo marginal, también lo gay y LGBTQ+”. Soto entrevistó a algunas personas claves en la vida del autor de Parte de la religión, como Andy Cherniavsky, Bebe Kamin, Fernando Noy, Pablo Guyot y Renata Schussheim. Desde hace varios días, el músico es trending topic en redes sociales.
“El trabajo está basado en reportajes que no circulan por internet, desde la mítica entrevista de la revista Libre, de agosto de 1984, donde está Charly en la tapa, sentado en el inodoro y dice: ‘Mi mujer me quitó el machismo pintándome los labios y vistiéndome de mujer. Y yo tuve relaciones homosexuales pero no físicas’ hasta otros de la revista TV Guía que titularon: ‘¿Qué tiene de malo ser gay?’ -detalla Soto-. Son exquisiteces porque Charly en ese período, de 1983 a 1987, explotó su lado visceral en los reportajes, ejecutando el verdadero arte de la conversación y de las entrevistas y más tarde empezó a hablar con el cuerpo, como acto performático, con un mensaje claro para transmitir: siempre abriendo caminos y a favor de todas las libertades”.
El libro tiene un prólogo del periodista Roque Di Pietro, y frases de Charly como esta de 1985, en una entrevista de la revista Rock & Pop: “Yo soy bisexual. Tal vez no en la práctica, pero mi mente es totalmente bisexual. Soy lesbiano. Por eso me salieron súper bien las canciones desde la cabeza de una mujer que hice para el disco de Fabiana Cantilo [Detectives]. Entiendo, además, que todas las mujeres tienen algo de Charly García: si son lindas como que las quieren para usarlas. Entonces, se ponen antipáticas. Yo ya no me banco mucho a los tipos, quiero hacer un grupo todo de minas, me gusta más estar con mujeres. Digamos que me entusiasma que su mundo no esté explorado para nada”.
Para Soto, el músico fue criticado e incomprendido desde sus comienzos. “Cuando salió con Sui Generis era ‘blando’ para el rock, pero tocaba con La Pesada -dice-. Le gritaban puto por tener el pelo largo. Cuando vino de Nueva York con Clics modernos le decían que era un vendido, porque fue auspiciado por Fiorucci y Lycra y porque fue a grabar a Estados Unidos. Las notas de la época decían que se tenía que dedicar a cantar y a tocar, porque era un payaso en escena; parece que nadie había visto a David Bowie o a Kiss. A partir de la llegada de la democracia, Charly quiso empezar a usar más la libertad y la gente, en el interior, pagaba la entrada para ir a tirarle tomates, huevos y pulseritas de bronce. Charly comenzó a responder de manera performática, usando todo el cuerpo, así como también la herramienta de las entrevistas para decir cosas que hasta el día de hoy sorprenden, como cuando le rompió los papeles con preguntas a Susana Giménez en su programa televisivo y le dijo: ‘Sí, soy macho, bisexual, lesbiano’”.
“Desde la década de 1970 Charly rompe con todos los límites y la heteronorma -sostiene Soto-. Para el show de despedida de Adiós Sui Generis se paseaba con un vestido de quince. En una conferencia de prensa fue el primero en repudiar los dichos homofóbicos de monseñor Quarraccino, incluso sin ser él gay, pero empatizando con la comunidad desde siempre. Corrió los límites de los géneros al usar vestido en el escenario, pintarse las uñas y tener un personaje, con el que grabó La hija de la lágrima, llamado Gabriela, entre otros actos performáticos. Charly no le tiene miedo a nada y eso se ve en la libertad y el respeto que siempre tuvo por lo queer, siendo él mismo parte del movimiento. Muchas letras hablan de eso, por ejemplo, en 1979 en ‘Viernes 3AM’ se habla de cambiar de sexo y de dios, impensable en esa época hablar de personas trans, y menos para el mundo machista del rock”.
Soto destaca el paralelismo con el movimiento queer y con la Comunidad Homosexual Argentina (CHA). “Ambos trabajaban la visibilización de las identidades que salen por fuera de ‘lo normal’ o las normas. Ambos usaron a los medios amarillistas, que eran los únicos que en la década de 1980 que mostraban interés, tanto en Carlos Jáuregui como en Charly, para decir cosas que en otros medios no les preguntaban o no podían decir o visibilizar”. La editorial de la Universidad Nacional de General Sarmiento está por publicar la biografía de Soto de otra reconocida figura pública, César Cigliutti, que fue presidente de la CHA hasta su muerte en 2020. Este año, Soto también presentó la biografía Palo Pandolfo. De la noche a la mañana (Sudestada).
-¿Conociste a Charly?
-Lo conocí a los diez años, después del recital del Luna Park cuando presentó Clics modernos. Me metí después del show y lo vi sentado en el piso del escenario mirando en una tele el video del show que acababa de dar y quedé tildado. Le pedí un autógrafo y Fabi Cantilo se me acercó para hablar, no podía creer que fuese tan chiquito y tan fan. Me presentó a Fito Páez. Increíble. Después lo vi en varias oportunidades. En 1987 le toqué el timbre de la casa y charlamos varias veces. Siempre fue súper amable y gentil con sus fans. Un día, en la Feria del Libro me dijo: “Uy, a vos te veo en todos lados. Qué pasión…”, y me dio la mano como se estilaba por aquellos años, con el pulgar hacia arriba.
-¿Le van a llevar el libro o ya lo vio?
-Charly estaba al tanto de que estaba haciendo este libro y le pareció interesante. Le gustó la idea. La semana que viene le llevamos un ejemplar.
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