Centenario del nacimiento de Mariano Mores
“Díganle a los padres que no puedo seguir enseñándole al chico. Creo que no le gusta la música. Y, en segundo lugar, ya le digo que no tiene disposición para tocar”. Estas fueron las palabras del maestro de piano de Mariano Martínez, más conocido como Mariano Mores . Sus padres desistieron de tener un hijo concertista y vendieron el piano. Pero la vida ofrece segundas oportunidades y este joven, nacido el 18 de febrero de 1918, supo como aprovecharla.
Cuando se mudó al barrio de Flores junto a sus padres y hermanos escuchó el sonido de un piano que provenía del almacén de la esquina de su casa. El futuro genio del tango logró un arreglo con el almacenero para que su hermana le enseñase. No solo aprendió aquel solfeo que tanto le había costado sino que, con apenas diez años, se recibió de maestro. Ese fue el comienzo del largo camino de éxitos que Mores conquistó a lo largo de 98 años de vida.
En 1936 falleció su padre y quedó a cargo de su familia. Para ganar unos pesos empezó a tocar música internacional en el Café Vicente, en Corrientes al 900. Allí aprendió a ejecutar tangos, ya que hasta ese momento solo tocaba música clásica. Pero lo importante para Mariano ocurría en el zaguán de la propiedad de al lado del café, donde un vecino ponía música de Gardel todo el tiempo. “Me enamoré de su voz. Esa fue mi inspiración y creo que gracias a él nací como compositor”, declararía años después un Mores ya consagrado.
Al tiempo comenzó a estudiar y a enseñar música en la academia PAADI del compositor Luis Rubistein. Allí conoció a las hermanas Mirna y Margot Moragues que formaban el dúo “Las hermanitas Mores” y a quienes acompañaba con el piano. Tomó prestado el nombre artístico de las hermanas y así nació, no solo “El trío Mores” sino también el nombre con el que lo conocería el mundo entero.
No podemos pasar por alto el hecho de que una de estas hermanitas, Mirna, flechó al joven pianista y se enamoraron. Ningún compositor podría haber escrito un tango que reflejara esta historia de amor que duró setenta años pero una canción al menos pudo describir el comienzo. Para estar cerca de su novia, Mores alquiló un cuarto en Villa del Parque, más precisamente en la calle Terrada. El cuarto estaba pintado de azul y como se descascaraban las paredes, cada quince días el joven músico volvía a pintarlas con cal y jabón azul de lavar ropa. Ese fue el origen de Cuartito azul, con letra de Mario Battistella. El tango se grabó en 1939 y gracias a él ingresó a la orquesta de Francisco Canaro.
Entre 1941 y 1945 estrenó grandes éxitos de la historia del tango: Gricel, Uno, Cristal y Adiós, Pampa mía. Estos himnos de la música contemporánea vieron la luz gracias a la combinación de la genialidad de Mores con grandes letristas como Discépolo, Contursi y Cadícamo. Además de componer, uno de los más importantes aportes de Mores a la música fue el de romper con la antigua formación de orquesta típica (que constaba de bandoneón, violín y piano) y armar grandes orquestas líricas que recorrieron el mundo y llevaron la música argentina a todos los rincones del planeta.
En 1946 participó en la película La tía de Carlos, donde tocaba el piano junto a la orquesta de Canaro. Tres años después obtuvo su primer protagónico junto a Mirtha Legrand en La doctora quiere tangos y más tarde en Corrientes, calle de ensueños. En este último film tuvo la oportunidad de interpretar Una lágrima tuya y, el ya mítico, Cafetín de Buenos Aires, que compuso junto con Enrique Santos Discépolo. Su carrera fue un espiral ascendente de talento convertido en éxitos, como pianista, compositor y embajador de la música argentina en el mundo.
Mariano Mores murió el 13 de abril de 2016. Habían pasado 90 años desde que un profesor de música le aseguró que no tenía disposición para tocar. Tiempo después este prócer de la música contemporánea declaró en una entrevista que cuando asistía a aquellas clases de piano en realidad: “Solo quería ir a jugar a la pelota con mis amigos”.
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