“Catástrofe salarial” en la Academia Argentina de Letras: los empleados no saben si podrán pagar el transporte para ir a trabajar

“Si antes estábamos mal, ahora ni sé cómo calificarlo”, dice un profesional universitario que trabaja en la Academia Argentina de Letras (AAL). “Antes” alude al gobierno de Alberto Fernández y “ahora”, al de Javier Milei. La AAL cuenta con dieciocho empleados y el sueldo promedio de los que no son directores de áreas es de $ 200.000, al ras del salario mínimo de febrero. Es decir que, debido a la elevada inflación, perdieron un 70 % de poder adquisitivo. Las academias nacionales dependen de la Secretaría de Educación, cuyo responsable es el licenciado Carlos Torrendell, y esta, del Ministerio de Capital Humano.

“No están en ninguna paritaria y, durante cuarenta años, recibieron los mismos aumentos que la Administración Pública”, dice a LA NACION la presidenta de la AAL, la lingüista Alicia María Zorrilla. Tanto ella como los académicos que integran la entidad creada en 1931 -entre ellos, escritores como Antonio Requeni, Jorge Fernández Díaz, Santiago Kovadloff, Esther Cross, Rafael Felipe Oteriño y Pablo De Santis, además de reconocidos lingüistas, gramáticos y lexicógrafos- participan en forma ad honórem.

En 2023, el presupuesto anual de la AAL fue de $ 86.369.438 (casi ochenta millones se destinaron a sueldos). Como para gastos por ahora cuentan solo con $ 600.000 por mes, por lo que prevén suspender el servicio telefónico o abaratar el de internet.

La situación de otras academias nacionales -la de Ciencias Morales y Políticas, la de Historia, la de Educación, por ejemplo- es similar a la de la AAL, que tiene una biblioteca formada en parte con fondos y legados de investigadores y escritores, y que (en parte) se puede consultar por internet; atiende consultas del público (telefónicas y por mail), recoge nuevas palabras en el Diccionario de argentinismos, publica libros, brinda cursos y organiza diversas actividades. Integra la Asociación de Academias de la Lengua Española y participa en la actualización del diccionario del español de la Real Academia Española (RAE). Por la “catástrofe salarial”, como dice un lingüista, la AAL tuvo que dejar de colaborar con la RAE en el diccionario histórico.

Torrendell mantendrá una entrevista virtual con los presidentes de las academias nacionales, que son más de veinte, el próximo jueves. “Hablaremos sobre las partidas de sueldos y de gastos -informa Zorrilla-. El último aumento de sueldo que recibieron los empleados data de julio de 2023. Esperaban otro en enero de 2024, pero no llegó. Están sumamente preocupados, pues no saben si podrán pagar el transporte que los lleva a la Academia. Hay quienes viajan desde Moreno, Avellaneda, Tortuguitas. A mediados de mes, llegaron a las academias nacionales las partidas de gastos y de sueldos sin aumento alguno. La desilusión fue grande. Algunos empleados ya están buscando otro trabajo”, concluye.

En el presupuesto de 2023, la asistencia financiera a las academias nacionales, que ejecutó la Secretaría de Cooperación Educativa y Acciones Prioritarias, fue de 260 millones de pesos. El Gobierno tiene previsto destinar el mismo monto en 2024.

En diálogo con LA NACION, el lingüista y escritor Santiago Kalinowski, director del área de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la AAL, dice que esta situación crítica se remonta al gobierno de Cambiemos, cuando se congelaron los sueldos de los empleados; el del Frente de Todos no hizo nada para subsanarla. “Eso se cristalizó en una reducción salarial del poder adquisitivo del 50 % en el gobierno del Frente de Todos -indica-. Hoy, los sueldos están en el 30% de lo que solían ser. Nuestra paritaria histórica era la del personal civil de la nación, con la que nos aumentaron a lo largo de los años hasta abril de 2018. La capacidad de desempeñar las tareas en la AAL se ve severamente condicionada. Las partidas de sueldos y de gastos para las academias están igual que para 2023, como si no hubiera habido más del 100 % de inflación″.

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