Castagnino x Castagnino: el nieto del pintor oficia de guía por una muestra antológica
Mirada actual e historias familiares matizan este recorrido por la muestra del emblemático artista marplatense que se inaugura hoy en la galería Witcomb
Juan Carlos Castagnino fue un pintor del pueblo, autor de murales emblemáticos y creador del retrato más difundido del Martín Fierro. Comenzó su vida laboral como ayudante en la casa de fotografía Witcomb de su Mar del Plata natal, a los 14 años. Y es justamente en la galería que lleva el mismo nombre, pero aquí, en Buenos Aires, donde se le rinde ahora un homenaje con una exposición antológica que inaugura hoy y permanecerá colgada durante todo el mes. Su nieto Santiago Castagnino, joven historietista, acepta la propuesta de LA NACION y se pone al frente de este recorrido, con ojo de dibujante, entre historias familiares escuchadas muchas veces.
Santiago tiene 29 años. No conoció a su abuelo, pero el hecho no lo inhibe: "Era amable y prolífico. Cuando se ponía a dibujar, no paraba". Creció rodeado de las pinturas de aquél y le interesa desentrañar cuestiones técnicas, como en la obra Jauría y jabalí: "Empezó trabajando con óleo y terminó desarrollando una alergia. Buscando otros materiales, trabajó con un negro sintético, que es un protoacrílico, con menos textura, menos cuerpo, pero más flexible, que iba bien con la libertad del trazo de los pasteles y carbonillas que buscaba traducir".
De pronto, Santiago descubre que su caligrafía es muy parecida a la del maestro Castagnino, que nació en 1908 en Camet, cuando era entonces una zona rural en las cercanías de Mar del Plata, donde su padre tenía una herrería. Entonces quedaron grabados en su memoria paisajes, retratos, maternidades y caballos que poblaron su producción venidera. Después su vida transcurrió entre Mataderos -donde tuvo taller por 30 años-, San Telmo y sus incontables viajes por el mundo, que lo llevaron tanto a Santiago del Estero como a China, con temporadas de formación en Europa y de activismo muralista por América latina.
Se recibió de arquitecto, pero lo más cercano al ejercicio de esa profesión fue la parquización de la avenida General Paz y sus alrededores de 40 murales. "Es difícil saber exactamente cuántos hizo, porque todavía de pronto nos llaman para avisarnos que hay uno en Entre Ríos, vamos y sí, fue hecho por él."
Estudió en la Escuela Superior Ernesto de la Cárcova, y en los talleres de Spilimbergo, Victorica y Gómez Cornet. En 1939 en París concurrió al taller de Picasso, Leger y Lothe. Entre sus trabajos más memorables está el mural Ejercicio Plástico de la quinta de Natalio Botana, en Don Torcuato, junto con Antonio Berni, Spilimbergo, Enrique Lázaro y el mexicano David Alfaro Siqueiros, que luego de un largo derrotero hoy se exhibe en Museo del Bicentenario. En 1944, con Colmeiro, Spilimbergo, Urruchúa y Berni, pintó la cúpula de las Galerías Pacífico. Son paradigmáticas las ilustraciones que realizó para el Martín Fierro editado por Eudeba en 1962, y algunos estudios de esa serie integran esta exposición. "Ese trabajo está guardado todo junto, y cada tanto se hacen muestras. Hacía muchísimos bocetos y cuadernos con estudios. Se preparaba mucho."
Afiliado al Partido Comunista desde los años 30, la obra de Castagnino siempre encierra una cuota de denuncia: primero a través del mundo rural, luego del fabril y, en el final de su vida, llegó a pintar al Che (que se ve en la muestra), el Cordobazo y la guerra de Vietnam. "Tenía una postura ideológica: el arte tenía que servir al pueblo", sigue Santiago. "En sus trabajos más tardíos hay trazos menos descriptivos, que quieren trascender al realismo. En sus obras tempranas, el trazo es más dubitativo. Y en sus diarios escribe sobre la intención de lograr una línea más simple, que no implique remarcar tanto todo. Al final, vuelve a la incertidumbre", lo analiza con una mirada retrospectiva.
En cuestión de galerismo, Santiago hereda la tradición de su padre, Álvaro, y continúa su labor en la galería Castagnino Roldán.
Jorge Calvo, fabricante de calzado infantil y coleccionista apasionado, tomó en 2010 para inaugurar una galería en Rodríguez Peña 1050 el nombre de la legendaria casa fotográfica fundada en 1868 por Alejandro Witcomb, donde hicieron sus primeras muestras Quinquela Martín, Berni, Malharro, Cogorno, Pettoruti y Forner, entre muchos otros. Castagnino nunca había expuesto en Witcomb, hasta ahora, con esta antológica en la reencarnación del espacio, que lleva una sala con su nombre.
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