Caseros, una lección todavía vigente
Significó el comienzo de la organización nacional y el surgimiento de la Argentina moderna
Se cumplen hoy 150 años de la batalla de Caseros, uno de los combates más trascendentes de la historia argentina que dictó el final de un país desmembrado por los enfrentamientos internos y marcó el surgimiento del primer proyecto efectivo de organización nacional.
Según historiadores consultados por LA NACION, la experiencia de Caseros puede aportar lecciones a la hora de entender y superar la compleja crisis institucional y política que sacude hoy al país.
El 3 de febrero de 1852, las tropas de la Confederación Argentina, dirigidas por Juan Manuel de Rosas, fueron derrotadas por el llamado Ejército Grande, comandado por el caudillo entrerriano Justo José de Urquiza, que había sumado a su lado fuerzas militares del Litoral, la Banda Oriental y el Brasil.
La derrota de Rosas significó el fin de su prolongado régimen autoritario y su exilio definitivo en Inglaterra. La batalla de Caseros, además, posibilitó el dictado de una Constitución Nacional y facilitó la apertura del país hacia el mundo.
Retorno de una generación
El historiador Félix Luna, consultado por LA NACION, apunta que, tras la batalla, regresó al país "una generación que hasta entonces había estado exiliada o marginada del poder, que venía con ideas muy concretas sobre progreso, inmigración, instituciones y educación".
Por su parte, María Sáenz Quesada, autora de "Mujeres de Rosas", sostiene que Caseros fue la batalla más decisiva dentro del ciclo de guerras civiles que atravesó nuestro país. "Marcó la derrota de las formas tradicionalistas del rosismo y la victoria de los liberales: aquí debe ubicarse el comienzo de la construcción de la Argentina moderna", destaca.
En esta línea, el historiador Carlos Floria asegura que "la batalla de Caseros y el surgimiento del nacionalismo liberal puso en marcha tres bases fundamentales: la política constitucional con una carta orgánica laica, la política de la inmigración y la educación pública."
Para 1830, la guerra con el Brasil y las guerras civiles habían deteriorado gravemente la economía y la paz interior. Los gobernadores de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes acordaron una alianza para lograr la unión nacional y buscar la definitiva organización constitucional. Así, el Pacto Federal, firmado el 4 de enero de 1831, creó la Confederación Argentina y designó a Juan Manuel de Rosas (gobernador de Buenos Aires) como encargado de las relaciones exteriores.
Las esperanzas de paz duraron poco y pronto recrudeció el enfrentamiento entre unitarios y federales y surgieron conflictos con otros países, alimentados por el propio Rosas.
Veinte años más tarde, la Argentina no había logrado constituirse como nación y Rosas se había convertido, con la suma del poder público, en el gobernante del país. Sus continuos favores a Buenos Aires y su marcado centralismo perjudicaban a las provincias del interior.
El 1° de mayo de 1851, en su Pronunciamiento, el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, se dispuso a revertir la situación. Buscó aliados entre las provincias del Litoral, Brasil y la Banda Oriental, enemistados con Buenos Aires. Incluso atravesó el río Uruguay para liberar a Montevideo y sumar tropas a su ejército.
Con 28.000 hombres del país y el exterior, el Ejército Grande derrotó a los 22.000 soldados de Buenos Aires y puso fin, así, a una época signada por el autoritarismo de Rosas. Ahora, Urquiza debía mantener la estabilidad que el caudillo porteño había garantizado.
Pensar un régimen político
En 1952, al cumplirse el centenario del histórico combate, LA NACION publicó una serie de artículos delineados por la brillante pluma de Arturo Capdevila. Félix Luna, que recopiló aquellos textos en su libro "La víspera de Caseros", apunta: "Además de recordar los tiempos anteriores a la batalla, los artículos tuvieron especial resonancia porque se estaba en pleno gobierno de Perón. Para algunos, recordar a Caseros y a Rosas servía para recordar también los aspectos más autoritarios del régimen peronista".
"Hoy las cosas son distintas -agrega Luna-. A pesar de las dificultades, tenemos un régimen democrático y la batalla de Caseros carece de la significación política que tuvo en su centenario."
Sáenz Quesada compara los enfrentamientos de aquella época con los actuales. "Es deseable que las grandes opciones en que se divide la vida política argentina no se resuelvan por la fuerza, como sucedió en esa oportunidad", sostiene.
Por su parte, Floria destaca que, luego de Caseros, surgió la posibilidad de reflexionar sobre la organización nacional. "Es de vital importancia pensar la construcción de un régimen político y adquirir conciencia del mismo -agrega-. La estabilidad de un régimen, aún con accidentes, es un tipo de preocupación no muy frecuente en la historia argentina."
Actos austeros en Paraná
- Los 150 años de la batalla de Caseros se celebrarán en Paraná en un marco de sobriedad: la crisis económica no dejó margen para los festejos programados el año pasado. A las 8.15 se realizará en la Plaza 1° de Mayo un homenaje a José de San Martín, dado que hoy también se cumplen 189 años del combate de San Lorenzo, su bautismo de fuego, ante las tropas españolas. Luego, en el Monumento a Urquiza, se colocarán ofrendas florales y se entonarán el Himno Nacional, la Marcha de Entre Ríos y otras canciones patrias. En tanto, en San Lorenzo, se suspendieron los actos previstos en homenaje a San Martín en virtud de la crisis.
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