Cascos Azules de la Cultura, un “ejército” de restauradores, policías y bomberos que protege obras de arte
Desde mediados de noviembre trabaja en el país un grupo interdisciplinario formado por especialistas que tiene como misión rescatar bienes del patrimonio en incendios, terremotos o inundaciones
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Sonó el llamado de emergencia en la central de Bomberos de la Policía Federal, de donde salió de inmediato el grupo especial de rescate. Se evacuó la cuadra y al personal del Museo Histórico Nacional y se trasladaron las obras recuperadas al depósito de Tecnópolis. Había que proteger los bienes culturales del fuego provocado por un súbito incendio. Se trató del simulacro que los nuevos Cascos Azules de la Cultura de la República Argentina realizaron de la mano de los carabinieri y miembros del Ministerio de Cultura italiana en el marco de su capacitación.
“El centro de monitoreo de la Policía Federal Argentina estaba filmando en vivo con drones. Había redes especiales de telefonía y de comunicaciones para saber en el preciso momento cómo estaba la situación. Se usó toda la tecnología y, en Tecnópolis, había un camión especial con antenas satelitales que brindaba comunicación constante”, detalló a LA NACION el comisario inspector Fernando Gómez Benigno, jefe del Departamento Protección del Patrimonio Cultural de la Policía Federal Argentina.
Desde el 18 de noviembre existe en nuestro país una unidad especializada de los Cascos Azules de la Cultura, un grupo interdisciplinario formado por especialistas del Ministerio de Cultura de la Nación, de la Policía Federal Argentina y del grupo especial de rescate de la Superintendencia general de Bomberos. Tienen como misión rescatar los bienes culturales frente a catástrofes naturales o bélicas. Elaboran protocolos de acción y trabajan en conjunto para proteger pinturas, esculturas, monumentos, libros, objetos de iglesias y demás bienes culturales.
“No se puede imaginar un sistema de protección de patrimonio cultural sin la cooperación interinstitucional de expertos”, aseguró desde Italia el teniente coronel Lanfranco Disibio, del Comando Carabinieri Tutela Patrimonio Culturale, que estuvo en Buenos Aires junto a otro carabiniere y a dos expertos del Ministerio de Cultura italiano, todos con experiencia en catástrofes naturales (como terremotos e inundaciones), para transmitir sus conocimientos al equipo argentino. Justo cuando la Policía Federal celebraba el vigésimo aniversario de su Departamento de Protección de Patrimonio cultural, el equipo recibió la capacitación para formar los Cascos Azules de la Cultura, que contó con el apoyo de la sede regional de Montevideo de la Unesco.
Los Cascos Azules de la Cultura se fundaron en Italia en 2016 y están integrados por un equipo especializado de carabinieri del comando Tutela Patrimonio Culturale y por expertos del Ministerio de Cultura como restauradores, historiadores del arte, expertos de libros antiguos, archivistas, ingenieros, arquitectos. Ya han rescatado más de treinta mil bienes culturales.
La de la Argentina es la segunda unidad en el mundo de Cascos Azules de la Cultura y surgió como iniciativa del jefe de la Policía Federal Argentina, Comisario General Juan Carlos Hernández y del Subjefe de la PFA, Comisario General Osvaldo Rubén Mato, conjuntamente con las autoridades del Ministerio de Seguridad de la Nación y del Ministerio de Cultura de la Nación.
“Hay que tener en cuenta primero cómo se salvaguardan los bienes de acuerdo a la catástrofe que sea. No es lo mismo una inundación, un incendio o un terremoto. Es muy importante elaborar protocolos claros de acción para el tipo de bien y el tipo de desastre o de impacto negativo que haya sufrido. En una inundación, muchas veces todo lo que es bibliográfico se pone en frío, para que no proliferen ácaros o bacterias, hasta que se pueda intervenir. Por eso, es tan importante la mirada de los conservadores que puedan trabajar en diálogo con los profesionales del Ministerio de Seguridad”, explicó Marisa Baldasarre, Directora Nacional de Museos de la Secretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación.
“Los conservadores y arqueólogos están habituados a trabajar con distintos bienes culturales. En el Ministerio de Cultura tenemos museos históricos, museos artísticos, el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), que tiene bienes arqueológicos. Por eso, tenemos ya experiencia en el tratamiento cotidiano de ese tipo de bienes. De acuerdo a esa experiencia, se elaboran en conjunto los protocolos para poder actuar en el caso de algún tipo de contingencias. Por supuesto, ahí también es muy importante salvaguardar primero a los seres humanos”, comentó Baldasarre.
La forma en la que serán trasladados los bienes culturales, así como el momento preciso del viaje y el depósito en el que se guardarán, son clave en el procedimiento. Como sostiene Disibio, si se agrupan muchos bienes culturales de valor en un solo lugar puede resultar más fácil que sean robados. También es necesario organizar una escolta durante el traslado. “Es muy importante tener un lugar de trabajo donde todos esos bienes puedan ser guardados hasta que pase el siniestro. Muchas veces lo único que se puede hacer en una emergencia es distanciarlos del lugar donde está el problema. Hay que hacer también un trabajo preventivo”, detalló Baldasarre.
Ya existe un protocolo único de actuación para los casos de la Ley 25743, sobre el tráfico ilícito de arqueología y paleontología, y hay otro para las cuatro fuerzas federales. “Del mismo modo, seguramente, se va a adecuar un protocolo para los Cascos Azules de la Cultura para dirimir cuál es la labor de cada uno y no superponer funciones”, explicó Gómez Benigno.
Más de 28 mil bienes culturales fueron recuperados por la Policía Federal Argentina -que hace varios años también recibió capacitación de Italia- y muchos de ellos fueron repatriados a los países correspondientes. Por ejemplo, piezas arqueológicas y documentos históricos de Perú y de Ecuador, además de obras de arte robadas en Paraguay y recuperadas en la Argentina.
La experiencia de capacitación fue un éxito desde todo punto de vista. Argentinos, italianos, ya sea desde Cultura o desde la Policía, coinciden en la importancia de los nuevos Cascos Azules. “Argentina no tenía un plan de evacuación de obras de arte en caso de conmoción o incendio en un museo. Está muy bien adaptar la experiencia italiana a la necesidad que tiene la Argentina”, dice Gómez Benigno. “Ha sido una experiencia profesional y humana extraordinaria. Creo que están invirtiendo recursos humanos y económicos para hacer algo fenomenal en la región que es, desde la perspectiva internacional, un modelo que debería ser seguido por muchos otros países”, concluye Disibio.
Este equipo no solamente está en condiciones de proteger la cultura en la Argentina, sino que podría desplazarse ante cualquier circunstancia que amerite la intervención en el ámbito internacional.
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