Carlos Pagni en la Feria del Libro: “El rol actual de Cristina Kirchner es proveer de disciplina social a un ajuste doloroso”
El columnista de LA NACION presentó su libro “El nudo” en diálogo con Marcelo Longobardi y Martín Sivak en un domingo repleto de público en la Rural
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En el primer domingo de la nueva edición de la Feria del Libro, y con la llegada abrupta del viento del sur a la ciudad de Buenos Aires, se presentó el megaensayo del periodista e historiador Carlos Pagni, El nudo. Por qué el conurbano bonaerense modela la política argentina (Planeta), de 776 páginas y que ya va por su quinta edición. Acompañaron en la Sala José Hernández al columnista político de LA NACION el periodista Marcelo Longobardi (que sorprendió a los asistentes con una inesperada faceta de monologuista humorístico al estilo de Tato Bores) y el periodista y escritor Martín Sivak que, años atrás y en su rol de editor de Planeta, le había propuesto a Pagni publicar un libro. En la entrada a la sala, una larga fila de lectores y espectadores del autor, que conduce en LA NACION + el programa Odisea argentina, aplaudió primero la llegada de Pagni y luego la de Longobardi, al grito de “¡Y pegue, y pegue, Longo, pegue!”.
Longobardi presentó a su colega como el periodista más prestigioso e influyente del país y al libro, como uno de los más importantes que se ha publicado en muchos años sobre la vida política argentina. “Carlos es una de las mentes más lúcidas -dijo Longobardi-. Y El nudo es un libro complejo, de un autor muy sofisticado”. Para demostrar la popularidad de Pagni, dijo que el humorista Ariel Tarico lo imitaba en su programa de radio y en el canal de noticias TN. A continuación hizo una autocrítica: “Yo le dije a Carlos que hacer un editorial de una hora en la televisión iba a ser un rotundo fracaso”. En clave cómica, brindó luego “detalles desconocidos y asombrosos” sobre la génesis de El nudo, y aludió a una misteriosa entidad, la Sociedad Argentina de Pagniología (SAP), que aborda la obra de Pagni. Según el relato de Longobardi, su colega atravesó una crisis de identidad o “delirio nihilista” del que se pudo recuperar gracias a la escritura de El nudo, que demandó más de cinco años de trabajo. “Me voy más tranquilo”, bromeó Pagni, y agregó que Longobardi había estado cerca de él en momentos gratos e ingratos.
Tras los agradecimientos del autor -al exdirector editorial de Planeta, Ignacio Iraola, a Sivak y a su editor, Marcelo Panozzo-, tomó la palabra Sivak y contó que en un principio el proyecto de Pagni era reunir siete trabajos sobre “siete nudos” de la Argentina. “Salió algo totalmente distinto -admitió Pagni-. Siete ensayos son siete textos de cosas que uno tiene ya pensadas. El conurbano está ligado subliminalmente con la crisis de 2001, que me parece un acontecimiento de primera magnitud en la historia, del nivel de la batalla de Caseros, el ascenso de Irigoyen al poder, el 17 de octubre o el golpe de Estado de 1976, momentos en que la historia se resetea”. El nudo es, además, una memoria sobre los últimos treinta años de la política argentina. “En ese lapso la política argentina se fue conurbanizando y el conurbano se convirtió en la palanca principal para acceder al poder y para conservarlo”.
Así definió Pagni el conurbano: “Es una geografía o economía regional que condensa y simboliza, porque también es una metáfora, el deterioro de la economía argentina que lleva por lo menos cincuenta años, desde el Rodrigazo”. Este deterioro produce un empobrecimiento hasta ahora sin freno. “Ya no se trata de que hay muchos pobres sino de que la pobreza es un fenómeno sistémico, central -dijo-. Todo lo demás se vuelve satelital de ese fenómeno”. Agregó que era un lugar de contrastes y de desigualdad. “En 1974 éramos un país integrado -indicó-. Eso estalló, ahora somos una sociedad fracturada: las villas de emergencia son guetos; los countries y los clubes de campo son guetos”.
“Voy a decir una barbaridad, algo que puede ser malinterpretado -advirtió Pagni en el desarrollo de su respuesta a Sivak acerca de qué había aprendido en el proceso de escritura del libro-. Al hablar con gente que vive esas semividas en las villas, en circunstancias donde la única salida es la droga, la salida lógica es la droga si uno se despierta todos los días en una choza de cuatro por cuatro con otras ocho personas, algo que pasa acá en Villa Itatí, a veinte kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, descubrí que esa gente es como nosotros. ¿Por qué digo esto? Porque veo que hay una suerte de ‘zoologización’ de la pobreza, de biologización de la pobreza, algo muy tranquilizador para algunos, como si los pobres tuvieran otra esencia. Los pobres somos nosotros con otra historia”.
Sivak ponderó los múltiples registros del libro y la “gran capacidad de escucha” del autor. “Carlos escucha con la misma atención al presidente de la república y a un puntero político, sin la superioridad moral de otros colegas”. Y quiso saber cuál era la relación personal del autor con el conurbano. “Me crié en La Plata; soy coterráneo de la vicepresidenta porque viví en Tolosa, en un mundo que cuando yo era chico era muchísimo mejor -dijo-. Mi padre y mi abuelo manejaban trenes, eran maquinistas ferroviarios y se pasaron la vida recorriendo el conurbano, el conurbano ferroviario. Si uno mira el conurbano, va a ver ahí como una mano donde la población se va asentando a lo largo de las rutas que reproducen los tendidos del ferrocarril”.
De las trágicas inundaciones en La Plata en 2013, destacó una imagen dramática. “Una casilla inundada al lado del arroyo El Gato, del que salía un televisor con pantalla de plasma -evocó-. Para mí eso era la representación de una forma de entender la sociedad y de una forma de entender la economía: te puedo dar el plasma pero te tengo inundado, te tengo instalado en el corto plazo a cambio de tu voto. No estoy diciendo que los pobres no deban tener un plasma; es toda una concepción de la política que nos llevó a ese conurbano”. Contó que en su juventud había vivido en Mar del Plata y que los 29 años se había instalado en Buenos Aires, por una propuesta laboral del diario Ámbito Financiero. “Y me aporteñé, como Jorge Macri”, acotó, provocando las carcajadas del público.
Se refirió al gobierno de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, calificado por Sivak como un impasse al peronismo. “Me interesa plantear un problema de fondo -recapituló Pagni-. La crisis de 2001 trajo dos novedades: la pobreza se convierte en sistémica y, tras el desencuentro entre representantes y representados, surgen dos movimientos políticos: el kirchnerismo, una suerte de minoría hegemónica dentro del peronismo, y el macrismo o el PRO, cuya misión era reponer el vínculo entre los sectores medios y la política que se había agotado con la caída de Fernando de la Rúa. No sabemos si el desencanto que hay hoy con la política no nos está hablando de que estos dos experimentos deben ser reseteados”. Sobre el PRO dijo que, a diferencia del radicalismo, buscaba (como el peronismo) la representación de los pobres: “Eso está en el discurso de Mauricio Macri y, sobre todo, en el de Vidal y en muchos otros dirigentes del PRO. ¿Es posible representar a los pobres con otro método político que no sea el clientelismo y obtener el éxito político? Creo que Macri se bajó de la candidatura, que deseaba muchísimo, porque vio que no pasaba por el conurbano”.
Longobardi citó al autor, que señaló que el proyecto político y económico del kirchnerismo se basa en el apoyo de un sector de los habitantes más pobres del conurbano, y le preguntó si ese apoyo era posible con la economía actual. Pagni se refirió a la reciente “clase magistral” de la vicepresidenta. “Cristina nos dice todo lo que no le gusta, pero no nos puede decir qué le gusta -respondió-. No puede plantear un proyecto, tiene un modelo. Por eso tiene a Sergio Massa. El rol de Cristina hoy es el que jugó Eduardo Duhalde entre 1998 y el colapso de la convertibilidad: proveer de disciplina social a un ajuste doloroso, mal hecho, destartalado. Con este modelo económico, ya agotado, que tuvo el espejismo entre 2003 y 2010, en el que los kirchneristas creían que era posible recrear la Argentina del peronismo, no se pueden ganar más elecciones. El problema actual es qué capacidad tiene la política para ofrecernos a nosotros un futuro interesante, tan interesante para que nos animemos a hacer otro sacrificio. La gente hace sacrificios hace por lo menos diez años. A la inflación se suma la falta de futuro”.
Longobardi comparó a Mauricio Macri con Cristina Kirchner, como expresidentes con poder de influencia. “Ellos creen que sus ideas deben perdurar en el tiempo y, por tanto, hacen lo que pueden para promover a alguien que finalmente encarne lo que ellos no pueden encarnar porque no tienen competitividad electoral -reflexionó Pagni-. Eso está teñido de caudillismo. Acabo de leer un libro maravilloso, El tirano. Shakespeare y la política, de Stephen Greenblatt. Dice al pasar: ‘El tirano odia el futuro’. Queda el interrogante de si Cristina y Macri, para conservar el poder, no querrán detener el tiempo y dejarnos una agenda anterior. Los líderes carismáticos tienen la imposibilidad de generar herederos”. Valoró la importancia de las internas. “Que alguien gane y que alguien pierda -dijo-. El hecho de ir a una elección te fuerza a mejorar. Lo que vemos hoy en Juntos por el Cambio es que se les acabó el dulce de leche de conseguir votos solo insultando a Cristina”.
“Todos damos vuelta alrededor de la cuestión del colapso”, dijo Longobardi. “Lo que está claro es que los argentinos tenemos el colapso como método -observó Pagni-. España, Chile, Uruguay salieron de la dictadura por medio de un acuerdo racional; nosotros necesitamos una guerra y que se corriera el velo del terrorismo de Estado; el gobierno democrático tuvo que improvisarse en medio de una tormenta. Raúl Alfonsín llegó como Vidal a la provincia de Buenos Aires. Parece que necesitamos ese colapso. Tenemos mucha dificultad para determinados consensos y también para conservar los consensos, de los que no se habla. Hay un consenso alrededor del proteccionismo, de la flexibilidad laboral, de la Justicia; son consensos que hay que romper”. Longobardi concluyó que la crisis se había convertido en un insumo de la política. “Si tenés tantos conflictos, es porque te gustan los conflictos”, interpretó Pagni, y destacó que el gobierno de Alberto Fernández, al lograr que se aprobara el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, había obtenido el consenso de la clase política para avanzar con cambios que, finalmente, no se concretaron.
Consultado sobre su futuro, Pagni recordó el primer disco en vivo de Astor Piazzolla, donde el músico sostiene que lo importante es tocar bien. “Nuestra obligación es tocar bien”, dijo ante su atenta audiencia al final del encuentro. Luego, firmó en el stand de Planeta decenas de ejemplares de El nudo, uno de los best sellers de esta edición de la Feria del Libro.
Un domingo con mucho público en busca de descuentos
Como había pasado el día anterior, mucho público visitó La Rural este domingo y los lectores salieron en busca de promociones y ofertas para volver a casa con libros. En varios stands, se pueden comprar ejemplares con 30 % de descuento y hasta seis cuotas sin interés (con tope de reintegro de 2500 pesos) con tarjetas del Banco Nación y con 30 % de descuento y hasta 4 cuotas sin interés (con tope de reintegro de dos mil pesos) con las del Banco Provincia. En otros, los editores ofrecen descuentos que van entre el 10 y el 20 %. Debido a la escalada del precio del papel y la imparable inflación, las listas de precios llegarán en mayo -gestión Alberto Fernández- con un 15 % promedio de aumento a la Feria del Libro. Todos los expositores consultados indicaron que veían “muy difícil” que esta edición del evento superara a la de 2022. “Está muy tranca”, graficó el editor de un sello independiente respecto de las ventas.
En la Sala Adolfo Bioy Casares se presentó la novela romántica de la escritora chilena Amanda Laneley, El trato más dulce (VR Editoras). “Cuenta la historia de Lucy, una mujer brillante en los negocios, pero muy insegura en su aspecto personal y, por lo tanto, decide inscribirse en un gimnasio -dice la autora a LA NACION-. En ese lugar conoce a dos personal trainers: Gabriel, que a ella le encanta, y Max, un emprendedor al que le va muy mal y que se transforma en su mejor amigo cuando ellos deciden hacer un trato. Max la va a ayudar a mejorar su aspecto físico y a conquistar a Gabriel y, a cambio, Lucy lo va a ayudar a mejorar su emprendimiento. Pero este trato tiene un problema y es que Max comienza a enamorarse de Lucy. ¿Qué va a pasar? Los invito a leer esta historia”. El stand de VR es uno de los más concurridos por los jóvenes, que pueden sacarse fotos en un “punto selfie” e ingresar -vía código QR- al mundo de Heartstopper, de Alice Oseman, uno de los best sellers del sello. Al celular de los usuarios llegará un retrato al estilo de los dibujos de la novela gráfica.
En Zona Futuro, el sello Marea realizó a la tarde un homenaje al escritor, historiador y músico Gabo Ferro, que falleció en octubre de 2020, en el que participaron la periodista Ivana Romero, el investigador y ensayista Pablo Ansolabehere (que definió al cantante como un “personaje renacentista”), la investigadora Malvina Silba y la editora Constanza Brunet, que presentó las nuevas ediciones de dos ensayos historiográficos del “eterno Gabo Ferro”: Barbarie y civilización y Degenerados, anormales y delincuentes.
Mientras el escritor y traductor Guillermo Piro discurría sobre la vigencia del escritor italiano Italo Calvino en el stand del Istituto Italiano di Cultura (el escritor Daniel Guebel estaba sentado en primera fila del miniauditorio), el escritor Cristian Acevedo -autor del best seller juvenil e interactivo Matilde debe morir- se preparaba para dialogar con los lectores en el stand del Ministerio de Cultura porteño (que alberga títulos de 34 editoriales) sobre su primera historia para niños y la primera de una saga. Jolubor y las protectoras de lo oculto (Barenhaus) narra el viaje a la infancia de un hombre en búsqueda de consuelo, magia y nuevas oportunidades.
El filósofo francés Eric Sadin conversó en la Sala Gorostiza con el investigador Facundo Carmona, y en tono apocalíptico se refirió a uno de los temas de actualidad: las nuevas tecnologías digitales. El autor de La inteligencia artificial y el desafío del siglo (Caja Negra) dijo que la humanidad se enfrenta a una etapa de “abyección civilizatoria que proviene de un profundo odio por el ser humano”.
“Desde hace más de quince años, todo este movimiento tecnoindustrial presupone que el ser humano está plagado de defectos y que hoy en día se está produciendo un milagro y que estas tecnologías digitales van a solucionar los defectos de los humanos -afirmó Sadin-. Ya no basta con orientarnos hacia fines de lucro, ahora se trata de despojarnos de nuestra palabra, de la capacidad de hablar con nuestro lenguaje, en primera persona”, sostuvo. En referencia al ChatGPT, se preguntó: “¿Qué es dar instrucciones? No hacer nada. Adiós al esfuerzo, adiós a la inventiva, a la creatividad, a la contradicción, a lo humano tal y como lo concebimos desde el comienzo de los tiempos. Abyección civilizatoria. Eso es el ChatGPT, dar instrucciones para la muerte del humano. Michel Foucault hablaba de muerte del hombre; lo retomo para decir que el ChatGPT es la muerte del humano, la erradicación de nuestro impulso vital. Ese impulso vital se paraliza para generar una lengua muerta”. Del “nudo gordiano” del conurbano a la IA, la Feria del Libro ofrece una gran variedad de debates.
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