Carlos Nine: entre una elegante visión plástica y la sátira
Fue uno de los más importantes historietistas de América latina, en cuyos personajes (Fantagas, El Patito Saubón) aunaba la precisión técnica y un lirismo con fuertes notas de melancolía. Discípulo de Alberto Breccia y Antonio Pujía, Carlos Nine -que murió anteayer a los 72 años- fue además eximio ilustrador, escultor, pintor, caricaturista y realizador de films animados.
Nine escribió cuentos para niños y cómics satíricos. Sus obras fueron especialmente reconocidas en Francia e Italia. Entre sus personajes más famosos figuran Fantagas, Keko el mago y El Patito Saubón. Además de a Breccia y Pujía, Nine había admirado a creadores como Goya, Max Ernst, Odilio Redon, Albino Fernández y Aída Carballo
Trabajó para revistas y diarios nacionales y extranjeros. En los años 80, se dio el gusto de ilustrar varias tapas de la revista Humor y fue parte del equipo de Fierro. Sus trabajos aparecieron también en la nacion, Clarín, Le Monde, The New York Time y L'Écho des Savanes.
Es autor de libros como Fantagas, Gesta Dei, y ¡Oh merde, le lapins!, una producción que le valió numerosas distinciones, entre ellas el Konex de Platino, en 2012. También recibió el Premio Fauve d'or ad Angoulême (equivalente para la historieta del Festival de Cannes), en 2001, y el Clio Award, en 1993.
Iustró, entre muchos otros textos, Crónicas del Ángel Gris, de Alejandro Dolina, y Crimen y castigo, de Dostoievski, además de obras de Shakespeare y Elsa Bornemann.
"Hay gente que nace surrealista, así como otra gente nace hiperrealista, o cabalmente racional. Yo, cuando me tengo que definir, digo que soy un tipo superficial. Cosa que suena raro, porque yo no creo que piense superficialmente, sino profundamente, pero a la vez creo que soy un tipo muy superficial. Sucede que de lo externo, de la superficie de las cosas, extraigo los datos necesarios para saber qué hay atrás. No quiero que el tipo me hable tanto. Prefiero mirarlo y sé que la voy a embocar", se había definido en una entrevista.
El suyo es uno de los casos de artistas que triunfan primero fuera de su país. En diciembre del año pasado, le dijo a la nacion con cierta amargura "En Francia ya saqué 22 libros y acá recién el año que viene van a aparecer dos. Es una cosa que ocurre y, por ahora, no se puede modificar. La relación de cantidad entre los trabajos publicados afuera de autores argentinos y la edición local es muy desproporcionada. Y termina reflejándose en la popularidad."
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