La princesa y la plebeya. La mujer que encandiló al mundo por aggiornar la realeza británica y la que hizo lo propio por consagrarse como ideal de belleza de su tiempo. Dos son las musas de "Candle in the Wind", el clásico firmado por una de las duplas más fructíferas de la historia del rock y el pop: Elton John y Bernie Taupin.
"Tu vela se apagó mucho antes de que lo hiciera tu leyenda". Frases como esta, extraídas de la letra de la canción, se empezaron a repetir en el libro de condolencias, en el palacio St. James, tras la inesperada y shockeante muerte de Lady Di. El 31 de agosto de 1997, en un accidente de tránsito, Diana Spencer perdió su vida a los 36 años, la misma edad que tenía Marilyn Monroe cuando pasó a la inmortalidad. A 30 kilómetros de París, la ciudad que vio por última vez con vida a la princesa, Elton John grabó la simbólica "Candle in the Wind", claro que casi 25 años antes y con palabras consagradas a la rubia beldad de Hollywood.
Tu vela se apagó mucho antes de que lo hiciera tu leyenda
Reginald Kenneth Dwight, Elton John desde el día en que decidió ser solista, lanzó en 1973 uno los discos más celebrados y exitosos de su trayectoria, Goodbye Yellow Brick Road. El fructífero período por el que transitaba la dupla compositiva que el nativo de Pinner, Middlesex, integraba con Taupin desembocaría en el primer disco doble de su carrera. Un período de ebullición y de excesos que el hombre que pedía que no le dispararan, que era solo un pianista, había inaugurado sin intuirlo el día que pisó por primera vez el escenario del Troubadour de Los Ángeles.
De ese álbum salieron los clásicos "Bennie and the Jets", "Goodbye Yellow Brick Road", la épica "Funeral for a Friend / Love Lies Bleeding" y "Saturday Night’s Alright for Fighting". Pero así como hay canciones que impactan a primera escucha, como un knockout, hay otras para las que la industria pop y el azar reservan otro estante, el del largo aliento.
"Un par de días después de la muerte de Diana me llamó Richard Branson (mandamás de Virgin). Me contó que en el libro de condolencias, en St. James, muchos escribían citas extraídas de ‘Candle in the Wind’. La estaban pasando mucho en la radio británica. Las emisoras habían cambiado su formato musical habitual y estaban emitiendo música que sonara triste, para reflejar el estado de ánimo general", cuenta Elton John en su excelente autobiografía, Yo. En esa charla telefónica, a pedido de los Spencer, el empresario le preguntó si podía reescribir la letra y cantar el tema en elfuneral de Lady Di. Para la familia Real, "el funeral tenía que ser algo con lo que la gente pudiera conectar: no querían un acontecimiento lleno de pompa y protocolo, no habría encajado con la forma de ser de Diana", recuerda el músico.
Su paso siguiente tal vez era el que más lo atemorizaba: hablar con su socio y amigo para ver si estaba dispuesto a hacerlo. "Llamé a Bernie y se comportó de manera fantástica. Como si reescribir un tema que tuvieran que aprobar antes la Reina y el arzobispo de Canterbury fuera su trabajo habitual. Me envió la letra por fax a la mañana siguiente, se la mandé a Branson y gustó", concluyó el pianista.
Así es como el párrafo inicial que rezaba: "Adiós, Norma Jean / aunque nunca te conocí / tuviste la gracia de contenerte / mientras los que te rodeaban iban a gatas", se transformó en: "Adiós rosa de Inglaterra / ojalá crezcas siempre en nuestros corazones / fuiste la gracia que se colocó / donde las vidas estaban destrozadas". Pero esa no fue la única transformación. La otra fue la que Elton vivió internamente el día que interpretó la canción en el funeral. Por sus recuerdos y sus entrañas se sucedieron las imágenes de otras despedidas, las de su amigo Gianni Versace, asesinado solo seis meses antes de la muerte de Diana Spencer (ella fue la primera persona que lo llamó ni bien se enteró y así restablecieron una amistad que había sido interrumpida por un malentendido), y la del joven norteamericano Ryan White, que a los 19 años perdió la vida en 1990 tras haberse contagiado VIH en una transfusión de sangre. Padecía hemofilia y sufrió de algo tan letal como entonces era el sida: la discriminación, la expulsión del colegio y la violencia incluso física de sus vecinos. El músico inglés se convirtió en su amigo cuando la lucha de Ryan salió de su Indiana natal y dio vueltas al mundo, y cantó "Skyline Pigeon" en el funeral del joven.
Hacía once años que la vida le había dado un vuelco a Elton John. De vivir en una vivienda pública en Pinner Road junto a su madre y su padrastro a comprar a mediados de los 70 la mansión de Woodside, pasó a estar en boca de todos: en la tapa del periódico sensacionalista The Sun, al que en varias oportunidades llevó a juicio; en grandes escenarios alrededor del mundo e incluso en las fiestas y tertulias de la realeza, donde las princesas Margarita y Ana se animaban a preguntarle entre copas de champagne y bocadillos si tomaba cocaína y rompía cuartos de hotel como otras estrellas de rock.
Hacía once años de todo eso cuando conoció a Lady Di, en 1981, muy poco antes de que ella se casara con el príncipe Carlos. "Fue en la fiesta del cumpleaños 21 del príncipe Andrés, en el castillo de Windsor. Ray Cooper (percusionista, pianista e histórico colaborador de Elton) y yo teníamos que encargarnos de entretener a los invitados", describe en su autobiografía esa jornada "surrealista". Afuera del castillo, en los jardines, habían instalado una discoteca móvil a un volumen tan bajo que casi hacía muy difícil escuchar la música y dejarse llevar por ella. Sin embargo, el intérprete de "Rocket Man" terminó bailando "Rock Around the Clock" con la mismísima reina Isabel.
"Aquella noche de 1981, ella llegó a la pista de baile y conectamos de inmediato. Terminamos fingiendo que bailábamos un charleston mientras abucheábamos por lo bajo que estaba el sonido de la disco. A pesar de su estatus y de su abolengo, ella estaba bendecida con una capacidad increíble de socializar; con la habilidad de hablar con quien fuera, de parecer normal, de hacer que la gente se sintiera cómoda. Era una acompañante fabulosa, la mejor invitada a una cena, increíblemente indiscreta, siempre cuchicheando", la rememora con cariño Sir Elton John.
Como Marilyn, Lady Di vivió su vida como la llama de "una vela en el viento". La frase que quedó en pie de la primera versión tal vez pueda adaptarse a otros nombres propios. Toda canción que se convierte en clásico deja de pertenecerles a sus autores y "Candle in the Wind" es una de ellas.
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