Cambios en el Teatro Colón: renunció García Caffi y llega Lopérfido
Imprevistamente, y con la temporada de este año ya anunciada, dejó su cargo el director del teatro, luego de una gestión con varias crisis; lo sucederá Darío Lopérfido, que mantendrá lo anunciado y planificará la programación de 2016
La renuncia podría haberse esperado muchas veces en los últimos cinco años, pero no justamente ahora. Iniciada en febrero de 2009, la gestión de Pedro Pablo García Caffi al frente del Teatro Colón atravesó diversas crisis artísticas, institucionales y gremiales, y logró milagrosamente sobrevivir a todas. Ayer, sin embargo, y de la manera más sorpresiva, se supo que renunciaba al cargo, con una temporada, la de 2015, que se había anunciado en diciembre. Su reemplazante será Darío Lopérfido, que asumirá formalmente el lunes 8 de febrero como director general y artístico.
La noticia no fue comunicada por el propio Colón, sino directamente por el gobierno de la ciudad, en un breve documento de la Secretaría de Medios. Se lee allí como único testimonio de García Caffi: "Me voy muy feliz. Cumplí una etapa en la que los objetivos se cumplieron. Hoy le entregué mi renuncia al jefe de gobierno, Mauricio Macri, a quien le agradecí el honor que significó dirigir el teatro. Con gran alegría, voy a traspasar el mando a un amigo como Darío Lopérfido".
Ayer mismo, el jefe de gabinete, Horacio Rodríguez Larreta; el ministro de Cultura, Hernán Lombardi, y el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, se reunieron con Lopérfido para ofrecerle el cargo. El actual director del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA), puesto en el que se mantendrá, había pedido dos horas para pensar y decidió finalmente aceptar.
La pregunta sin respuesta clara por el momento es por qué García Caffi abandonó tan imprevistamente la dirección. Según Lombardi, "García Caffi hizo una gran tarea, que culminó con la planificación de la temporada 2015. Él consideraba que su mandato terminaba con el mandato de Mauricio Macri. Era bueno anticiparse a una situación, para que la transición no fuera desordenada". Gente cercana al teatro explicó, sin embargo, que García Caffi había empezado a trabajar ya en la temporada 2016.
En cualquier caso, hay aires de continuidad; por un lado, porque Lopérfido mantiene una relación de amistad con el ahora ex director; por el otro, porque existe la intención de cumplir de punta a punta con la temporada anunciada. "Mi primera tarea consistirá en velar por el cumplimiento de esa temporada. Cuidar que todo se haga -explica Lopérfido-. Me gusta la programación. Tiene cosas muy potentes. Al margen de la temporada de ópera, están de vuelta Daniel Barenboim y Martha Argerich, el Colón Contemporáneo, el Centro de Experimentación. Soy fan de esas programaciones. Para mí, el Colón está en un momento fantástico. El público es cada vez más refinado, más intelectual, una audiencia muy open mind. La ley de autarquía dice que el director arma la programación trabajando con los directores. A mí eso me gusta mucho. Uno hace la armonía de la temporada. Me interesa el criterio de Martín Bauer [director del Colón Contemporáneo], de Miguel Galperín [director del CETC], de Enrique Diemecke [al frente de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires]".
Pero la principal tarea de Lopérfido será a partir de ahora pensar la temporada 2016. "Quiero entregarla en septiembre", asegura. Aquí queda por verse hasta qué punto se mantendrá la estructura actual del teatro. "Hay que ver cosa por cosa -observa Lopérfido-. Colón Contemporáneo me parece fantástico, por ejemplo. No tengo ninguna duda. Ciclos así abren el Colón a otro público. Buenos Aires tiene una tradición fabulosa. Quiero insistir en la expansión de ese público. Yo trabajo con la idea de acumulación. Hay una base que está. Después entran las sutilezas del gusto de cada director. Por ejemplo, yo era un gran admirador de Gerard Mortier. Me interesa el pensamiento aplicado a la ópera. Al teatro se va a pensar: no es sólo entretenimiento ni espectáculos." Todo indica que el perfil del Colón será más "teatral", en el sentido de que se busque una cercanía con las renovaciones de la escena en esa área, y también más afín a la contemporaneidad.
Por otro lado, esa "base" de la que habla Lopérfido alude al moderado énfasis que García Caffi puso en el repertorio de los siglos XX y XXI. Recordemos solamente el encargo de la ópera Réquiem, de Oscar Strasnoy; La vendedora de fósforos del Helmut Lachenmann (dentro del Colón Contemporáneo), o la fallida realización de El gran macabro, de György Ligeti, en la apertura de la temporada lírica 2011, una ópera que tuvo que hacerse sin orquesta por problemas gremiales.
¿Cómo enfrentará Lopérfido esos problemas que exceden largamente las decisiones artísticas? "El Colón es una institución complicada. Cada cuerpo tiene sus propias necesidades. Voy a pedir un informe de todas las áreas. Yo tengo un estilo de diálogo. No confronto. Me saludo con mucho cariño con toda la gente del teatro, con el personal. Hay que mantener el equilibrio entre las demandas del teatro y lo que la Ciudad puede dar." Ese equilibrio, que demanda pericias de acróbata, no será el menor de los desafíos de su gestión.
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