Camas, puertas de coches y un extraño desfile de modas en la obra de arte que representa a la Argentina en Venecia
VENECIA.– Listo para ser inaugurado hoy el envío argentino firmado por Mariana Telleria (39), nacida en Rufino, Santa Fe, espera el veredicto del público y de la crítica en la 58 Bienal de Venecia. Son siete esculturas en un despliegue descomunal. Un raro, excéntrico y complejo desfile de modas, en la semipenumbra del pabellón ladrillero que supo ser la Sala de Armas de los Arsenales.
Telleria, menuda y sonriente, no duda en repetir una y otra vez que está "satisfecha", y que la obra resume el trabajo de una vida, sus obsesiones, sus fetiches, sus desveladas operaciones para transformar los objetos encontrados en algo nuevo con la memoria de lo que fueron. Camas de estilo, puertas de coches, hierros, y en la base de cada escultura un tronco que es la matriz constructiva, de esa "versaltilidad escultórica-instalativa", como define la curadora Florencia Battiti.
Hay algo de lejanas remembranzas en la distancia que recorre la artista, cuando va del "cirujeo" a la realización de estas piezas de factura impecable. Son diseños construidos en una escala monumental, sabe sintonizar continente y contenido, talento y esfuerzo. Nada es casualidad.
En el equipo de trabajo que la acompaña desde noviembre de 2018, cuando resultó elegida por concurso para representar a la Argentina en la Bienal de Venecia, están su pareja en la vida, el joven arquitecto rosarino Pedro Soria, y su pareja artística, Adrián Villar Rojas.
Tarde por la noche, ayer, fue el primer brindis de celebración convocado por Adriana Rosenberg, presidente de Fundación Proa y miembro del consejo asesor de Cancillería, y el embajador Sergio Baur, comisario del envío. Terminaba el misterio que rodeó la producción de este site specific, proyectado por Mariana Telleria, primero en el papel y luego in situ, imaginación argentina y madera veneciana.
¿No es poca luz para estas "apariciones" desmesuradas? A la pregunta, responde la artista con la velocidad de un disparo en la oscuridad: "Es la que corresponde. Elegir un camino es elegir un camino. No hay marcha atrás." Manera de ser, manera de hacer. Telleria tiene desde siempre una relación casi íntima con los fierros, los autos, la ruta y los desarmaderos. Cuenta que su abuelo tenía un taller de maquinaria de campo en el corazón cerealero del país. De chica vivió rodeada de autopartes, metales, caños, puertas y coches. El camino del arte es también el camino de la vida, es la ruta. Las luces de la instalación El nombre de un país son luces de autos, iluminan como un haz lo hace en la ruta.Nada más.
El nombre de un país es un guiño a su propia obra. Así se llamó la primera muestra en Alberto Sendrós. Es también un enigma y una provocación, quiere decir, finalmente, lo que cada uno quiera de una obra que tiene perfume de mujer. La incorporación de lo textil, con plisados, drapeados, telas suntosas, brillantes vinilos, agrega a la estructura rígida la libertad expresiva de un material blando. Sensual. Una armoniosa levedad entre tanto peso pesado. Perfume de mujer. Como el logo fashion que ha creado con sus propias iniciales MT.
Si se quiere, una alusión irónica a las marcas globales de moda, pero, también, una puesta al día de su obsesión por las cruces, un elemento simbólico presente en la mayoría de sus obras. No es religioso, es formal. Juega con sus propias iniciales y, también, con las iniciales de la Medalla Milagrosa.
Los recursos estilísticos de la imaginería contemporánea atravesados por sus propias obsesiones son la respuesta a la convocatoria del director Ralph Rugoff. Los tiempos interesantes se resumen en la libertad para elegir. Para seguir la deriva de las intuiciones y que ellas hablen .
Como allá lejos y hace tiempo, en el Museo Castagnino de Rosario, cuando Fernando Farina, entoces director del Castagnino, presentó la muestra de "Mariana y Adrián", de Telleria y Villar Rojas, dos chicos que llegaron lejos. Hasta los arsenales venecianos, donde en un rato nomás será cortada la cinta inaugural por el embajador argentino en Italia Tomás Ferrari y el embajador Sergio Baur .