Buscar la verdad, no construirse una a gusto
El 47° Curso de Rectores del Consejo Superior de Educación Católica (Consudec), que congrega cada año a directivos de colegios privados y oficiales, se realizó por primera vez en el interior. Esta vez reunió a unos 2000 asistentes en Salta.
El Consudec fue creado por el Episcopado en 1925 y encontró una figura histórica de enorme proyección en los lineamientos de la educación nacional en el hermano marista Septimio Walsh, que dirigió su profesorado desde 1951 hasta su muerte, en 1990.
El Bicentenario de la patria ha impulsado a organizar los próximos cursos en distintas regiones del país, para concluir en 2016 en Tucumán, cuna de la Independencia.
Más allá de actualizar aspectos técnicos, pedagógicos, organizativos de las escuelas, estos cursos apuntan a reflexionar sobre el meollo de la educación, el sentido que orienta la labor formativa de personas.
Así, el presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, monseñor Héctor Aguer, dijo que suscitan "una razonable inquietud" los documentos oficiales que trazan los lineamientos políticos y estratégicos de la educación, que se enmarcan en una teoría constructivista (el objeto del conocimiento no es la realidad, que posee una inteligibilidad y puede ser captada por la inteligencia, sino una construcción, que crea modelos, cualquiera de los cuales puede ser válido).
A su entender, ese constructivismo campea en las orientaciones propuestas para dos materias de capital importancia en la formación de los jóvenes: construcción de ciudadanía y educación sexual. Y esta última no puede reducirse al "cuidado" anticonceptivo, sino abrirse a una educación para el amor, el matrimonio y la familia.
"La verdad no se construye: se la busca, se la encuentra, se la recibe de una tradición, se la entrega con amor en un diálogo personal que apela a la libertad del educando. Si el conjunto armonioso de los saberes se resuelve en el encuentro con la verdad, se traducirá en una postura ante la vida", estimó Aguer.
Tras citar a Víktor Frankl, Aguer abogó por un proyecto de educación integral que conduzca al descubrimiento de la verdad, "a cuya luz se alcanza el auténtico conocimiento de sí mismo, en el reconocimiento y valoración de la realidad de la creación y del mundo de los hombres".