Brancusi y Giacometti en Nueva York
La escultura fue la gran triunfadora de la semana de subastas neoyorquinas; el precio récord pagado por un bronce de 1913 refleja un cambio en el gusto de los coleccionistas; luces y sombras del remate de parte de la colección Fortabat
Una pequeña y dorada cabeza cubista firmada por Constantin Brancusi en 1913 eclipsó la pintura de los impresionistas en el cierre de la temporada neoyorquina de subastas.
Por primera vez desde que la venta de obras de arte se convirtió en noticia de primera plana, una escultura ocupa el lugar de los récords. Para que el dato no se interprete como un hecho aislado, en la misma venta La fore t, de Alberto Giacometti, se vendió en 13 millones de dólares. Es el segundo precio más alto pagado en la historia de las ventas de arte por una pieza del escultor suizo, que fue el eje de una celebrada retrospectiva en el MoMA el año último.
En esta semana de remate corrido y varios récords, no encontró comprador Mujeres entre palmeras, el cuadro de Gauguin, de la colección de Amalia Lacroze de Fortabat, señalado por observadores y dealers como el favorito indiscutido.
¿Un cambio en la preferencias estéticas? ¿Son los nuevos compradores más permeables al sentido plástico de la escultura y a su relación con el espacio?
Es demasiado pronto para sacar conclusiones, pero sí hay un indicio cierto anticipado por Soureen Melikian en el International Herald Tribune: los precios de las esculturas se encuentran retrasados respecto de los altísimos valores logrados por las pinturas impresionistas en la década del ochenta.
Hasta el martes de Brancusi, el récord para una escultura correspondía a Mujer de pie, de Giacometti, subastada en noviembre de 2000. Pero, en realidad, la verdadera pirueta en las cotizaciones de escultura la dio la bailarina con tutú de Edgar Degas rematada en los años ochenta por diez millones de dólares.
Christopher Burge, chairman honorario de Christie´s, tuvo una agitada sesión de subastas la noche del martes con más ofertas de las imaginadas por el bronce que ya es historia y que con sabia intuición la rematadora había elegido para ilustrar la tapa del catálogo. Se desconoce la identidad del comprador que hizo sus ofertas por teléfono, pero sí sabemos el origen de la pieza; su noble procedencia que tiene un enorme significado para el público norteamericano.
Un poco de historia
La cabeza de bronce de 1913 es un retrato de Margit Pogany, la modelo favorita de Brancusi, fundida a la cera perdida en los reconocidos talleres de Valsuani. Tiene una pátina de oro y es uno de los siete ejemplares que existen de la obra: los otros seis se encuentran en museos.
Fue exhibida por primera vez, en 1914, en una galería de la Quinta Avenida y allí la compraron Agnes y Eugene Meyer, los padres de Katharine Graham, la recientemente desaparecida dueña del Washington Post.
La valiente publisher será recordada por haber dado carta blanca a dos periodistas del Post en las investigaciones que culminaron con el escándalo de Watergate. Fueron los herederos de Graham quienes enviaron la pieza a subasta y, a juzgar por los resultados, tuvieron bastante más suceso que la empresaria Amalia Fortabat, obligada a deshacerse de varias de sus más queridas pinturas a causa de la debacle económica de la Argentina. Los Meyer eran grandes coleccionistas y amigos personales de Brancusi, cuya primera exposición costearon totalmente, además de presentarlo oficialmente en el legitimador espacio del Armory Show. La escultura de mármol que Brancusi realizó de la señora Meyer se encuentra actualmente en la National Gallery de Washington. Los restantes ejemplares del retrato de bronce que fue récord están en el Pompidou, de París; en el Museo de Filadelfia; en la Tate, de Londres; en el Museo de Bucarest; en el de Rhode Island, y en el Winterthur de Suiza.
El año de Giacometti
Forest (1950), de Giacometti, es una de las series de múltiples figuras realizadas por el artista suizo. Estimada en 7 millones de dólares, se vendió en 13 millones de la misma moneda a un comprador que ofertaba por teléfono. Fundida en los talleres de Rudier, la obra fue vendida a su anterior dueño por el galerista Thomas Gibson que disfruta de largas temporadas en la pampa argentina.
En dos días de ventas, Sotheby´s y Christie´s vendieron seis obras de Giacometti confirmando de esta manera el enorme interés y admiración que despertó su obra incluida en la retrospectiva organizada el año último por el MoMA. En todos los casos, las esculturas reflejan las preocupaciones centrales del artista suizo: el espacio urbano, el ser humano y la visón estructural de las cosas. En este caso, el nombre de la obra, La foret ( El bosque ), está inspirado en el paisaje de Stampa donde estaba la casa familiar del artista. La composición de esas figuras alargadas fuerzan la tensión entre materialidad e inmaterialidad, y expresan el aislamiento del hombre en la sociedad contemporánea.
Luces y sombras
El regreso de los coleccionistas a las ventas de arte luego del traumático 11 de septiembre ha dejado un saldo favorable para las rematadoras internacionales que vendieron prácticamente el total de los lotes ofrecidos. La pintura de Magritte el Imperio de las luces, pintado en 1952, alcanzó un precio récord de 12,6 millones de dólares. Otra versión de la misma obra se exhibe en el MoMA de Nueva York, adonde fue donada por Dominique y Jean de Menil. El valor de esta obra del surrealista que juega con las imágenes del inconsciente está en el contrapunto de luces y sombras resuelto con maestría.
Luces y sombras rodearon la venta de las pinturas que integraron la colección de Amalia Fortabat. Aunque por debajo del valor estimado por la rematadora, el pastel de Degas que inmortaliza a la impresionista norteamericana Mary Cassatt logró un muy buen precio al cambiar de manos por 16 millones de dólares, incluida la comisión. Cerca de las estimaciones estuvieron también otras seis pinturas atribuido a la misma procedencia y firmadas por Corot, Matisse, Miró, Pissarro, Signac y Sisley. La seine de Bougival , el Sisley que ilustra este comentario, fue comprado en marzo de 1980 en una galería londinense. De pequeño tamaño, 32 x 46, fue rematada en 647.500 dólares, por encima del estimado de la rematadora.
Latinoamericanos
La imagen de Botero En los toros está incluida en el catálogo de las ventas latinoamericanas que dos veces por año las rematadoras organizan en Nueva York. Mientras duró la convertibilidad, aquel fue un escenario frecuentado por argentinos (coleccionistas y dealers). En esta oportunidad, el arte del Río de la Plata estará presente con un trabajo de Xul Solar que procede de una colección porteña y habrá también una obra de Kuitca ( The lost languajes of cranes ) estimada en 80.000 dólares. Como en años anteriores, Christie´s mantiene su decisión de incluir obras de arte actual, en especial de artistas brasileños, un terreno en el que se mueve con gran seguridad la directora del departamento, Ana Sokolof.
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