Botero, el Malba y el patrimonio
En Nueva York fueron subastadas cuatro obras del Malba;, en París, recuperados tres cuadros robados en 1980 del MNBA. Raúl Díaz y su pintura con sordina se exhibe en el Sívori
El colombiano de la desmesura ha vuelto a reinar en las subastas neoyorquinas con una obra de su mejor época, cuando su estilo inconfundible sedujo por igual a banqueros y diseñadores de moda.
Antes de su viaje a Buenos Aires , para la muestra en el MNBA impulsada por su amiga Teresa Anchorena en los años noventa, compartí con Botero un té, preparado por él, en su departamento de Park Avenue, en el Upper East, de Manhattan. Era tal la vivacidad de su relato, la pasión con la que hablaba de su trabajo, que el tiempo pasó volando hasta el instante en que la conversación viró a la política para hablar de su hijo que estaba en campaña. Era febrero y nevaba. Esa tarde entendí cómo la pasión por pintar forzaba deliberadamante la contextura de sus personajes. Esta semana, Los músicos, rematado por 1,5 millón de dólares, marcó el precio más alto de la subasta de arte latinoamericano de Sotheby´s, que obtuvo récords para los argentinos Alicia Penalba y León Ferrari.
En la misma subasta fueron incluidos los cuadros del Malba rematados por un total de 2,5 millones de dólares, que serán destinados a pagar el impuesto que grava la importación de obras de arte. De esta manera, la Fundación Costantini cierra un capítulo, aunque no de la manera deseada. Hubiera sido mejor que los cuadros quedaran en el país, siendo el Malba un museo de acceso público y un referente excluyente del arte latinoamericano, por la calidad de su colección , pero, como dice Costantini, "es el país que tenemos y debemos pensar en el largo plazo".
Una noticia tapa la otra. La subasta de las obras del Malba quedó neutralizada por el relumbrón mediático que acompañó la recuperación de las obras robadas en la Navidad de 1980 del MNBA. El embajador Lanús, que estaba detrás de este objetivo desde meses atrás, tal como informó LA NACION en junio pasado, adelantó que se esperan novedades del resto del botín, y, también, datos sorprendentes sobre la identidad de los ladrones. Alguien deslizó que se trataría de "gente conocida". ¿Conocida de quién?
Todavía queda mucho por desentrañar de ese misterioso robo que luego de 25 años de limbo volvió a ocupar la tapa de los diarios, pura coincidencia, cuando se vendían los cuadros del Malba en Nueva York.
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Raúl Díaz es un artista silencioso que trabaja sin tregua en su taller enclavado en las sierras de Mendiolaza, Córdoba, cerca de Unquillo, donde tiene su casa Carlos Alonso, vecina del Museo Spilimbergo, su admirado maestro.
La fina paleta apastelada de Raúl Díaz, su manera de tamizar el color con veladuras y su universo personal, poblado caballos, elementos del circo, barcos y flores, ocupa las salas del Museo Sívori en una esperada muestra que reúne trabajos recientes y obras de los últimos años. Del mismo modo que su pintura delata una insondable levedad, hasta tal punto que parece esfumarse, sus esculturas de madera tienen la fortaleza de quien siente que es capaz de mover montañas.
(Hasta el 11 de diciembre en el Museo Sívori)
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