Borges ya tiene su laberinto en el Tigre, su "Venecia salvaje"
Esa ciudad del conurbano es la tercera del mundo que tiene un paseo para recordarlo
Senderos de piedras blancas que recorren líneas y curvas dispuestas aparentemente sin sentido constituyen el laberinto inspirado en el cuento "El jardín de los senderos que se bifurcan", de Jorge Luis Borges, inaugurado ayer a orillas del canal Aliviador, sobre el Camino de los Remeros, en el Tigre.
Es el tercero de su tipo en el mundo. Hay uno en Venecia y otro en Mendoza. Sus senderos dibujan, según María Kodama -con quien Borges se casó poco tiempo antes de morir-, "elementos del mundo mágico de Borges": un bastón, las iniciales del escritor y las de su viuda.
"Estoy gratísimamente sorprendida de ver lo rápido que hicieron aquí el laberinto. En China hubiesen tardado siglos...", bromeó Kodama antes de inaugurar el laberinto, en la tarde de ayer. La acompañaba el intendente de Tigre, Sergio Massa, quien en junio pasado le ofreció hacer el laberinto en esa localidad bonaerense. "Le dije que estaba encantada; fue algo que surgió en el diálogo como algo natural y no como una imposición mía", agregó.
"Este proyecto me fue regalado por el arquitecto inglés Randoll Coate luego de que Borges falleciera", recordó Kodama, y anunció que el próximo se hará en Islandia. "Y en algún momento también en la ciudad de Buenos Aires", anheló. Y, en diálogo con La Nacion, admitió que hace poco más de diez años la Fundación Borges, que ella preside, mantuvo conversaciones con las autoridades para hacerlo en el predio entre la Facultad de Derecho de la UBA y Canal 7. "Pero no pudo ser", dijo sin descartar que pueda ofrecerlo a las actuales autoridades porteñas.
Contó que a Borges le gustaba mucho el Tigre y que juntos lo visitaban con frecuencia. "Borges llamaba a Tigre la Venecia salvaje", recordó.
Massa explicó que se eligió ese lugar porque "es el punto de encuentro entre el viejo y el nuevo Tigre", y contó a la prensa que hace sólo cinco años había allí un basural.
A escasos kilómetros del centro de Tigre, el laberinto, de 50 por 70 metros, se encuentra en un espacio público junto al edificio de la Comisión de Regatas Internacional, donde se está armando la pista nacional de remo, a orillas del canal Aliviador.
Restaurado en los últimos años, el Camino de los Remeros es hoy elegido por deportistas y familias de la zona para correr, caminar, remar o simplemente pasear por sus bicisendas y sus senderos arbolados.
En la entrada del laberinto, una gran placa repite en ocho idiomas la frase de Borges que le da sentido a la imagen literaria: "...nadie pensó que libro y laberinto eran un solo objeto".
Los arbustos -buxus- que indican el recorrido serán podados "en forma de esferas y no superarán los 80 cm; así se verán dentro de un año", dijo a La Nacion el paisajista responsable de la obra, Eduardo Taboada.
Quien quiera vivir la experiencia de buscar la salida del laberinto puede hacer un recorrido de 500 metros u otro de 1,5 kilómetros. "El laberinto es como nuestra vida: en todo momento tenemos que elegir entre dos caminos", dijo Kodama, cuya figura está en el centro del laberinto imaginado por Borges, hecho que, según algunos de sus críticos, significa que lo fundamental para el autor de El Aleph es "una presencia positiva y no la desesperación".
En Italia y en Mendoza
Lugar: Venecia
Inauguración: 14 de junio
En coincidencia con los 25 años de su muerte, se inauguró un laberinto en la Fundación Cini.
Lugar: San Rafael
Inauguración: 14 de junio
En la finca Los Alamos, se presentó el laberinto "hermano" del diseñado en Venecia.