“Blackwater”: la saga matriarcal de terror gótico que es un fenómeno global
Publicada según el deseo del autor, el estadounidense Michael McDowell, como una novela en seis entregas, la historia sobrenatural ambientada en un pequeño pueblo del sur de Alabama se convirtió en un éxito desde su llegada a las librerías; este mes salieron en el país, los últimos dos volúmenes
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Después de cuatro décadas de su publicación en Estados Unidos, este año se lanzó en el mercado en lengua española Blackwater (Blackie Books), la saga familiar de terror gótico y sobrenatural del escritor estadounidense Michael McDowell (1950-1999) ambientada en un pequeño pueblo del sur de Alabama, Perdido, cuyo destino rige -en parte- la familia Caskey. Publicada según el deseo del autor como una novela en entregas en seis volúmenes (en la Argentina se lanzaron dos por mes, de octubre a diciembre, a $15.000 cada uno, con traducción de Carles Andreu), se convirtió en un éxito desde su llegada a las librerías.
Los dos primeros tomos -La riada y El dique- se mantienen en los primeros puestos de las listas de best sellers de las principales cadenas. Los cuatro restantes -La casa, La guerra, La fortuna y Lluvia- seguirán sin duda la misma suerte en su recorrido por más de cincuenta años en la historia del clan Caskey a partir de la mañana de Pascua de 1919. Para muchos lectores, por su confluencia de géneros, estilo narrativo que combina la literatura de Dickens con el pulp y una galería de personajes tiránicos, supersticiosos o intrigantes, Blackwater es la mejor saga literaria del siglo XX.
El descubrimiento de McDowell para los lectores en lengua española comenzó en la ciudad de Buenos Aires en 2017, gracias a los editores del sello independiente La Bestia Equilátera (entre ellos, Luis Chitarroni) donde se publicaron las novelas Los elementales ($ 28.000), Agujas doradas ($ 30.000) y Katie ($ 30.000). No obstante, hizo falta que el reconocimiento llegara desde España para que se encendieran los reflectores. El mes pasado, La Bestia Equilátera reimprimió ejemplares de Los elementales.
Considerado un maestro por sus amigos, los escritores Stephen y Tabitha King, McDowell escribió además los guiones de Bettlejuice y El extraño mundo de Jack, clásicos cinematográficos de Tim Burton. Blackwater se publicó en 1983; en 1999, McDowell murió de complicaciones con el VIH. Entrado el siglo XXI, la editorial Valancourt -especializada en ciencia ficción, terror, fantástico y en obras de escritores gays “olvidados” (como McDowell)- comenzó a publicar toda su obra que incluye parodias de novelas de Sidney Sheldon.
“Soy un escritor comercial y estoy orgulloso de ello -dijo McDowell-. Estoy escribiendo cosas que se pondrán en la librería el próximo mes. Creo que es un error intentar escribir para siglos venideros”. Con la historia de la familia Caskey, el pueblo de Perdido y sus ríos de aguas pestilentes, rindió tributo a autores decimonónicos y populares como Alejandro Dumas, Charles Dickens y Wilkie Collins. Blackwater guarda algunas semejanzas con el realismo mágico y, en algunos diálogos, asoma un humor de telenovela sureña, malicioso y agudo (“No creo en el divorcio -dijo Elinor-. Pero tampoco creo en casarse con la personas equivocada -añadió tras una pausa”).
Por el atractivo de los pequeños volúmenes con tapas en relieve y metalizadas, diseñadas por el madrileño Pedro Oyarbide, la sextología recalará en bibliotecas de jóvenes y adultos.
Blackwater se leyó como una “saga matriarcal”, feminista e incluso woke por la sencilla razón de que los personajes femeninos llevan la voz cantante (las criaturas de McDowell hablan bastante). Con la aparición de la misteriosa Elinor Dammert tras la crecida de los ríos del pueblo, el linaje de los Caskey, encarnado en las imperativas Mary-Love y Sister, cambia para siempre. Al casarse con James Caskey, la forastera debe sacrificar a su hija en el altar de la matriarca. “Elinor no había dado a luz a una hija, sino a una rehén”, observa el narrador.
“Es una novela completamente adictiva, al cerrar cada libro necesitás tener el siguiente a mano por la intriga que maneja -dice a LA NACION Valeria Fernández Naya, gerenta de Marketing y Comunicación de Penguin Random House-. Sabemos que atrapa a lectores de diferentes gustos literarios: es un novelón de calidad, con historias de familias lideradas por mujeres muy fuertes que luchan por el poder. Hay elementos sobrenaturales, hay misterio, hay maldad, hay amor: realmente lo tiene todo. Se podría decir que es el suceso editorial del año”. En Francia e Italia (lanzada en 2022 y 2023, respectivamente), la saga de los Caskey vendió más de dos millones de ejemplares.
“Para nosotros fue como descubrir un diamante -dice el editor español Jan Martí, fundador de Blackie Books a este diario-. Había sido publicada en una de esas ediciones baratas como puro libro de terror en los años 80, pero al leerla en el verano de 2022 fue toda una revelación, en varios sentidos: uno, cómo había podido alguien en el año 83 pensar un proyecto de novela por fascículos que parecía tener el mismo funcionamiento y forma que una serie de HBO; dos, cómo podía un escritor de los 80 sonar tan contemporáneo y tener una visión moderna de las mujeres y del mundo; tres, cómo podía ser que nadie hubiera publicado aquí una novela tan perfecta; cuatro, que esto no era una novela de terror, o no solo de terror, sino también una maravillosa saga familiar, profunda, compleja, y con una mujer protagonista totalmente inolvidable. Y cinco, que el escritor no solo era el ídolo de Stephen King, sino también el creador de un personaje tan mítico como Beetlejuice”.
Penguin Random House adquirió los derechos de Blackwater en 2022. “Desde el principio tuvimos claro que, aunque en Estados Unidos se había publicado recientemente toda la novela en un solo tomo, nosotros queríamos respetar la voluntad de McDowell de publicar la novela en seis volúmenes, y que fueran publicados por entregas, como los folletines del XIX o las series de televisión de ahora -señala Martí-. Publicamos la novela en febrero de 2024 y ahora, tras vender casi 700.000 ejemplares en España, por fin hemos podido preparar el gran lanzamiento que merecía en la Argentina y otros países de América”.
Para el creador de Blackie Books, McDowell fue un visionario. “Escribió en 1983 una novela por entregas y acabó anticipándose a la que sería la gran tendencia de nuestros tiempos: las series -sostiene-. El funcionamiento narrativo de esta novela es muy parecido al que tendría, por ejemplo, Succession, de HBO. También lo es su tipo de público, totalmente transversal, como el de algunas de las series del momento: se mezclan lectoras de sagas familiares más clásicas, fans más ‘frikis’ de la literatura de género y de las novelas de terror, lectoras muy jóvenes que han hecho estallar la novela a través de videos y recomendaciones en TikTok y lectoras de novela más literaria que han llegado al fenómeno con algo de reticencia y han acabado admitiendo que McDowell es un novelista a la altura de los más grandes. Gran parte del éxito es también esa transversalidad y ese diálogo intergeneracional”.
La saga de Perdido también se parece a una serie por la manera en que se la lee, dice Martí. “Uno de los fenómenos más bonitos que se ha producido en España es que ha generado muchísimas tertulias, una conversación desprejuiciada sobre el libro, como quien comenta una película o incluso una telenovela: las discusiones que genera no son nada académicas, sino totalmente apasionadas, como se comentaba en el XIX El conde de Montecristo cada vez que se publicaba un nuevo capítulo, o como se comenta el último episodio de un culebrón de la tele. Blackwater se lee con rapidez, fluidez, como la mejor prosa popular. Es el triunfo de la literatura popular”. Tras el éxito de la saga, Blackie Books apostará por más títulos de McDowell.
Ariel Bosi, diseñador de videojuegos y autor de Todo Stephen King, es fan de la sextología. “A McDowell lo conocía gracias a su novela inconclusa Candles Burning (Voces del silencio), que completó la escritora Tabitha King -cuenta-. Llevaba varios años escuchando y leyendo sobre la saga Blackwater, de lo adictiva que era, por lo que tenía planeado leerla a la brevedad. Cuando ya estaba por comprármela en inglés, me enteré que Blackie Books la iba a sacar en castellano, y casi hago la locura de comprarme y mandarme de España a la Argentina cada uno de los tomos de la saga”.
Para Bosi, la sextología va más allá del género de terror. “Tiene elementos del gótico sureño, de fantasía, de terror, pero al mismo tiempo uno está conociendo a los miembros de la familia Caskey, viviendo sus vidas en el pueblo de Perdido a lo largo de varias décadas -resume-. No es casual que nos recuerde un poco a los Buendía y Cien años de soledad. Está escrito de una forma muy amena, muy accesible, y la lectura de cada uno de los volúmenes fluye muy natural y rápida, Y, por supuesto, cada tomo termina con un cliffhanger [un gancho] que te deja esperando el siguiente. Es fija que vas a tomar partido por uno de los bandos; yo soy team Elinor, por supuesto”.
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