Black art matters: con Basquiat a la cabeza, el mercado del arte es, al fin, negro
La puja de Christie’s y Sotheby’s esta semana no solo señala el regreso de las subastas en pospandemia sino que marca un cambio de época; tras el asesinato de George Floyd, el arte afroamericano es más visible
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Dos obras del artista afroamericano Jean Michel Basquiat (1960-1988) protagonizaron el regreso de las subastas tras el largo paréntesis impuesto por la emergencia sanitaria de la pandemia global. In This Case (1983), una de sus calaveras neoexpresionistas de casi dos metros cuadrados, se vendió ayer en Christie’s New York por 93 millones de dólares, precio que la ubica como su segunda obra mejor vendida en una subasta pública. El top sigue para una obra sin título, récord para un artista americano, que se había vendido en mayo de 2017 en Sotheby’s en 110,5 millones de dólares pagados por el millonario japonés Yusaku Maezawa a un privado que la había adquirido por 19 mil dólares en 1984. La misma casa tiene como estrella de su remate de arte Impresionista, Moderno y Contemporáneo a la también enorme Versus Medici (1982), vendida hoy en casi 51 millones de dólares, que pasó de la galería Gagosian a la colección Janssen y al propietario actual (mantenido en anonimato por Sotheby’s) en 1990.
Aunque el récord anterior no fuera superado hoy es innegable que el protagonismo absoluto de Basquiat, un referente del street art y el hip hop entronizado por Warhol, en la puja de Christie’s y Sotheby’s obedece a un cambio de época. No solo es el regreso de las subastas pospandemia sino que la demanda de su obra pareciera reflejar aún en el consumo suntuario los efectos de la consigna #Blacklivesmatter, un hashtag que nació en 2013 y que tras el asesinato de George Floyd en manos de la policía de Minneapolis en mayo de 2020 devino demanda global al punto de desatar un raid de protestas iconoclastas en distintas ciudades del mundo. En ese contexto, la vigencia de Basquiat parece venir a reescribir la consigna de esta forma: black art matters. En efecto, la suya es una excepcionalidad en el mercado y aún la historia del arte que casi no registra la presencia de artistas negros en su canon. Así es como Sotheby’s ha creado expectativa por una obra de Robert Colescott (1925-2009) llamada “George Washington Carver Crossing the Delaware: Page from an American History Textbook”, tasada entre 9 y 12 millones de dólares, cuando su techo actual es de 704 mil dólares pagados en 2019 por “Garden Spot”. La obra que sale a subasta esta tarde en Nueva York es una apropiación de la iconografía de la independencia estadounidense que pinta de negro al mismo Washington convirtiendo la escena de un texto de historia en algo que aquí, en el Río de la Plata, podría decodificarse como un Pedro Figari de principios del siglo XX. En abril de 2021 otra obra de Colescott de impronta pop llamada “Green Glove Rapist” se vendió en la sucursal de Hong Kong por unos 450 mil dólares.
El lote de Sotheby’s podría darle mayor visibilidad a un artista negro como Norman Lewis (1909-1979), que es tan representativo de la escuela de Nueva York como Jackson Pollock o Willem De Kooning, pero cuyo techo de mercado está muy por debajo del de estas stars globales del expresionismo abstracto: 2,78 millones de dólares por “Ritual” en 2019. Acaso Evening Rhapsody (1955), tasada entre los 700 mil y el millón de dólares, termine acercándose o superando esa marca. Se trata de una revalorización histórica de la pintura negra que incluye también a Mark Bradford (1961), un contemporáneo de Basquiat, con un collage abstracto tasado en dos millones y medio de dólares y a Kerry James Marshall quien con una modesta acuarela podría pasar el medio millón y cuyo techo para una pintura de gran tamaño es de 21 millones de dólares pagados en 2018. David Galperin, a cargo del sector de ventas de arte contemporáneo de Sotheby’s, señaló en la previa del remate a la agencia AFP que el arte afroamericano es “más visible en museos, exposiciones y colecciones y en la demanda que se refleja en los precios que estamos viendo en el mercado”.
Por su parte, Ana María Celis, quien consiguió In this Case para el remate de ayer en Christie’s señaló que “Una parte importante del arte que vemos hoy no podría haber existido sin estos artistas quienes desafían nociones de lo que debe decir el arte o cómo debe ser hecho”. Es el caso de Kehinde Wiley, retratista de Barack Obama, quien se anticipó a la furia contra las estatuas posterior al asesinato de George Floyd invirtiendo el concepto de apropiación cultural. Su monumento ecuestre Rumours of War está hecho en la tradición del siglo XIX, pero el militar confederado fue desplazado por un joven negro de dreadlocks y zapatillas Nike del siglo XXI. En términos formales es una obra clásica y conservadora frente al salvajismo de las pinturas millonarias de Basquiat pero en concepto se trata de una larga y esperada revancha. Al fin, mercado negro no es sinónimo de estafa y lavado de dinero en el mundo del arte.
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