Bill Sherman: "El Renacimiento fue moderno porque recuperó lo antiguo"
El director del Warburg Institute de Londres llega a Buenos Aires y revisa las teorías del gran intelectual alemán, cuyo legado custodia
Uno de los invitados cruciales de las jornadas que empiezan hoy en la Biblioteca Nacional es Bill Sherman, el director del Warburg Institute de Londres. Sherman se entusiasma cuando habla del legado de Aby Warburg en el siglo XXI, un legado que tiene una parte intelectual, es claro, pero también otra material.
"Estamos haciendo una renovación completa del edificio que se construyó en Londres -explica-. El nombre del proyecto, que concluirá en 2022, es Warburg Renaissance y tiene un costo de 14,5 millones de libras. Mi idea es además que las colecciones y programas entren en la era digital. Creo que el pensamiento del propio Warburg era muy digital, aun cuando trabajara varias décadas antes del advenimiento de las computadoras".
Habla de la era digital. ¿Qué sentido nuevo puede tener el concepto de Pathosformel en nuestra época preformada en gran medida por una celebración del olvido, incluso a pesar de todos los dispositivos de conservación y almacenamiento?
-Usted tiene razón al situar la memoria en el corazón del problema. Buena parte de los conceptos o prácticas más importantes de Warburg se ocupan del modo en el que el pasado conforma el presente, y su biblioteca y su instituto de investigación (primero en Alemania, en los años 20, y en Londres, desde los años 30) están siempre presididos por la palabra Mnemosyne, la diosa griega de la memoria y la madre de las nueve musas. Me gusta a veces presentar el Warburg Institute como un lugar en el que la gente aprende a recordar. Para Warburg, las imágenes y las ideas del pasado, y los recuerdos de ellos que hacemos resonar en el presente, llegan a nosotros por intermedio de símbolos dinámicos o "pinturas en movimiento".
-Una curiosidad: ¿cómo explica el tremendo y perturbador derrumbe psíquico de Warburg?
Trato de ser siempre precavido con el diagnóstico de los muertos: se corre el peligro del anacronismo, ¡y después de todo el paciente no puede decir nada! Pero es claro que Warburg padeció toda su vida melancolía y tendencias maníaco-obsesivas. Igual que nuestros artistas más sensibles y nuestros eruditos, no tuvo nunca completo control de sus ideas o experiencias. Es más: Warburg solía describirse a sí mismo como un "sismógrafo", alguien que percibe agudamente las fuerzas subterráneas del mundo. Y su derrumbe, en 1918, sobrevino hacia el final de uno de los períodos más turbulentos de la historia europea.
-Su ponencia tiene un título bastante significativo: "Back to the Future: The Warburg Renaissance Building Project". ¿Puede pensarse "volver al futuro" como un símil de la Nachleben, esa supervivencia de la que hablaba Warburg?
-En realidad, la frase "volver al futuro" quiere aludir al Renacimiento, el período central para Warburg. El Renacimiento europeo es el momento en el que los hombres vislumbraron una época nueva y moderna, pero solo pudieron hacerlo mediante la recuperación del arte y la cultura del mundo antiguo. También nosotros miramos hacia atrás para poder mirar hacia adelante.
-¿En qué términos entiende la dialéctica entre lo histórico y lo ahistórico en la obra de Warburg?
-Aby Warburg solía decir que quería encontrar una nueva disciplina que no tuviera límites cronológicos ni geográficos. A veces se lo considera incluso el inventor de una concepción global de la historia del arte y se lo celebra por romper el énfasis tradicional en las narrativas lineales. Se dedicó con total devoción a conservar la historia, pero sabía que "el pensamiento no se despliega en línea recta" y también sabía cuánto podemos aprender de la combinación de cosas de distintas épocas. Warburg era un hombre al que le gustaba viajar en el tiempo y rehusaba quedar confinado en los períodos convencionales. Y entendió que las cosas más poderosas del pasado se resisten a quedarse en un solo lugar y tienen una supervivencia que es activa, inestable, disruptiva.