Beeple: “Los NFT no marcarán el final de las galerías”
Eso pronostica Mike Winkelmann, el tercer artista vivo más cotizado del mundo desde que vendió en marzo en Christie’s una obra de arte digital por 69,3 millones de dólares
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MIAMI. “Lo siento pero les voy a pedir que se retiren. Tenemos un evento”, nos dice una empleada del Faena Hotel Miami Beach, que acaba de rodear con una cuerda el sector donde se impone el mamut dorado de Damien Hirst. “No sabés a quién le estás hablando –interrumpe una mujer- ¡Es Beeple, el hombre del año de GQ!”
“Antes me reconocían, pero este año fue surreal”, confiesa a LA NACION mientras se toca la cabeza parcialmente rapada Mike Winkelmann, el tercer artista vivo más cotizado del mundo desde que vendió en marzo en Christie’s por 69,3 millones de dólares Everydays: the first 5000 days (Todos los días: los primeros 5000 días), una obra de arte digital asociada con un Token No Fungible (NFT).
“Creo que es un momento histórico no solo para el arte digital, sino para todo el mundo del arte”, anticipó entonces el artista de Carolina del Sur, que ya había trabajado para marcas como Apple, Nike, Samsung y Louis Vuitton, y para recitales de artistas como Ariana Grande y Justin Bieber. “Con el blockchain -agregó-, la tecnología ahora permite garantizar la propiedad y los verdaderos límites del trabajo digital, así que creo que no solo vamos a ver una explosión de nuevas obras, sino también de nuevos coleccionistas”.
Y así fue. En los últimos meses se desató un boom de NFTs, tecnología que permite a los artistas vender sus creaciones como piezas únicas y certificadas de forma directa, e incluso cobrar comisiones con cada reventa, y que ganó su espacio en la gran semana de Art Basel. El mes pasado Beeple vendió por 28,9 millones de dólares Human One, una escultura híbrida y mutante, y ahora se dispone a inaugurar su propio espacio de exhibición. Anteayer presenció en Faena el lanzamiento de Aorist, plataforma dedicada a promover esta sinergia entre arte y tecnología impulsada por Ximena Caminos, Andrea Bonaceto y el español Pablo Rodríguez-Fraile, uno de los principales coleccionistas de NFT del mundo.
-¿Cómo te sentís, ahora que tu popularidad se extendió por todo el mundo?
-Es una locura, fue todo un viaje. Millones de personas me conocían antes de esto; he dado charlas en todo el mundo sobre arte digital, que existe desde hace veinte años. Pero muy separado del arte tradicional, porque no había forma de coleccionarlo. Mucha gente piensa que salí de la nada, pero no es así.
-Ya tenías dos millones de seguidores en Instagram…
-Había hecho colaboraciones con marcas como Louis Vuitton, pero sin esta forma de coleccionar mi trabajo de una manera significativa. La gente no pensaba en ello de la misma manera que pensaría en pinturas o esculturas. Y yo tampoco estaba pensando de esa manera. Quería pasar al mundo del arte tradicional, pero no había un puente entre ambos. Y esa hubiera sido una batalla bastante cuesta arriba, sin la tecnología NFT.
-¿De qué manera pensás que esto va a cambiar la escena artística?
-Creo que va a ser otro capítulo de nuestra historia, que incluye el arte digital, y que va a haber una combinación de los dos. Similar a Human One, una mezcla entre escultura y arte digital.
-Como las obras que híbridas que se exhiben ahora en Faena, y que tienen su contraparte digital en Aorist.
-Sí, te permiten experimentar el arte digital en el mundo real, de una manera que se siente nueva e interesante.
-Otra gran novedad es que se pueden hacer obras como Human One, que cambian con el tiempo.
-Ese es otro punto. Creo que Human One le mostrará a la gente que estas cosas no necesitan ser estáticas. Una de las cosas más emocionantes del arte digital es que puede cambiar, puede seguir evolucionando. Este tipo de conversación continua no es posible con la pintura. Porque una pintura es como una declaración congelada en el tiempo. Cualquier nuevo significado es una especie de accesorio, de alguna manera. Porque el artista ha terminado con eso. Pero en el arte digital puede haber este tipo de diálogo continuo entre el artista y el coleccionista. Creo que esto se verá más a medida que pase el tiempo: la gente va a tener en su casa obras de arte que cambian...
-Vivas.
-Vivas y en constante evolución. Eso es muy emocionante. Hay muchas formas en que las personas pueden agregar este concepto de tiempo a su trabajo, de maneras novedosas.
-¿Qué cambios implicarán los NFT para artistas, galerías y ferias de arte?
-Creo que todavía habrá necesidad de curaduría. No creo que eso vaya a desaparecer. Creo que habrá más opciones para vender las cosas. Vender obras en forma directa en Christie’s, como hice yo, no es algo que hagan muchos artistas, salvo casos como Damien Hirst hace unos años. Pero creo que se verá con más regularidad a artistas que vendan obras de forma directa.
-Aunque las galerías seguirán siendo necesarias.
-Creo que lo que hacen las galerías es curar el trabajo y dar fe de las personas. Todavía será necesario, pero también habrá artistas que sigan el camino que yo hice. Yo no surgí del sistema de galerías. Convencí a un grupo de personas de que mi trabajo tenía valor, y luego pude venderlo directamente a esas personas. Creo que seguiremos viendo una combinación de ambos. Hay gente que dice que esto es el final de las galerías, pero creo que no es así. Cuando esto decante, verán que es solo otro medio.
-Y las galerías van a vender NFT.
-Sí. Las galerías venderán NFT y tiene sentido que los artistas estén representados por las galerías. Esta es solo otra forma adicional que traerá a nuevos coleccionistas, que nunca pensaron en coleccionar arte tradicional. Como ocurrió con Justin Sun, que nunca había coleccionado arte. Empezó a coleccionar NFT y luego compró un Picasso y un Giacometti. Creo que vamos a ver que suceden cosas así.
-Y compradores más jóvenes.
-Más jóvenes, mucha gente que hizo dinero con la tecnología. Creo que esas personas nunca se consideraron a sí mismas como potenciales coleccionistas. Eso aportará una base que hará subir los precios para todos: arte digital y tradicional. Ampliará la idea de arte y hará que se entusiasme gente que tal vez no pensaba en eso antes.
-¿Coleccionás obras físicas?
-Todavía no he coleccionado ninguna obra física, pero es algo que planeo hacer. Estuve tan concentrado en hacer cosas este año que no tuve tiempo suficiente. Creo que a veces es más fácil tener una conexión con esas piezas. Es algo que podés disfrutar de forma más pasiva, y dejar que forme parte de tu entorno. Si tenés algo que es puramente digital, solo existe en la pantalla de un teléfono o una computadora o algo así. Si querés verla, tenés que elegir. En cambio si tenés un cuadro en tu living, no decidís si mirarlo o no. Está ahí, vivís con eso. Creo que habrá más personas que ofrezcan el arte digital para que se parezca al arte tradicional de esa manera, que puedas vivir con él.
-¿Vas a ir a Art Basel?
-Sí. Vamos a ir a la feria y estoy súper emocionado, nunca estuve en Art Basel. Tengo algunas personas con gran conocimiento sobre el mundo del arte tradicional que me aconsejan y me presentan gente, me explican todas estas locuras, así que iré con ellos e investigaré.
-¿Conocés a algún artista argentino?
-No. ¿Hay alguno que recomiendes?
-Adrián Villar Rojas, Tomás Saraceno... (toma nota).
-¿Hace cuántos años que venís a Art Basel? ¿Notaste algún cambio desde entonces?
-Hace ocho años. Esto es nuevo, los NFT.
-¿Cómo crees vos que va a cambiar esto?
-También creo que no tenemos por qué temer que vaya a reemplazar algo.
-Lo que no se está entendiendo sobre NFT es que el arte digital es solo un uso de ellos. Y muchas de las cosas que la gente compra con NFT, en un principio no las consideraría arte. Son más como un objeto de colección. A medida que se creen más cosas NFT y la tecnología se desarrolle, veremos cosas que son más claramente arte y otros casos de uso de NFT.
-¿Qué tiene que tener para ser arte, según vos? ¿Dónde está la línea?
-Buena pregunta. No sé dónde está la línea. Creo que depende de cada caso, y seguiremos viendo una disolución de líneas entre estas cosas. No sé si hay una respuesta correcta o incorrecta respecto a eso. Cada persona tiene su propia definición de arte. Para mí, nadie se equivoca.
-¿En qué estás trabajando ahora?
-Un par de cosas. Estamos construyendo una galería en Charleston.
-¿Vas a tener tu propia galería?
-Sí. En realidad es un espacio de exhibición para mostrar de forma permanente los trabajos que hice durante los últimos veinte años. Incluirá experiencias inmersivas similares a las que ya hice para recitales. No es algo muy distinto.
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