Bartolomé Mitre y la música, en una conferencia del doctor Diego Gonzalo Cejas
Organizada por la Asociación Amigos del Cementerio de la Recoleta, la charla del historiador compuso una “banda sonora” sobre la historia militar del general Mitre, con marchas y chamarritas incluidas
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Continúan las actividades culturales por el bicentenario del nacimiento de Bartolomé Mitre, que se cumplió el 26 de junio. Para este viernes, la Asociación Amigos del Cementerio de la Recoleta (Adacre) programó la conferencia virtual del doctor Diego Gonzalo Cejas, titulada “Mitre militar. Banda sonora para la historia de un héroe”, en el marco del ciclo “Homenaje a Mitre”. El teniente coronel Cejas es licenciado en Historia por la Universidad Nacional del Sur, doctor en Historia por la Universidad Torcuato Di Tella, miembro de número de la Academia Nacional Sanmartiniana y del Instituto Nacional Belgraniano y comendador de la Orden a los Servicios Distinguidos al Mérito Militar del Ejército Argentino. Es autor de Sonidos de la Patria (2011), Tiempo de Marcha (2019) y Versos en Pugna. La formación de la Nación Argentina en clave épica (2020). Es profesor de Historia de las Campañas Militares Argentinas en el Colegio Militar de la Nación y la Escuela Superior de Guerra. Por sus aportes la historia militar del país, recibió varios reconocimientos. La semana anterior, la licenciada Emma Calmanash abordó la vida militar de Mitre y su formación como estratega, desde su ingreso a la academia militar en Montevideo hasta la batalla de Cepeda en 1859. Cejas abarcó la faceta militar de Mitre desde la batalla de Cepeda hasta la Guerra de la Triple Alianza, donde ofició de comandante en Jefe de las Fuerzas Aliadas.
Entre otros, participaron de la “conferencia musicalizada” brindada por el doctor Cejas la directora del Museo Mitre, la licenciada Gabriela Mirande Lamedica; el doctor Arturo Villagra, vicepresidente II de la Academia Argentina de Numismática y Medallística; el catedrático, historiador y académico Miguel Ángel De Marco; Rubén D. Camillozzi, de la Junta Central Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires; Ismael Lattini, director adjunto en la Agrupación Sinfónica del Ejército Argentino y la licenciada Elena Maurin. También estuvieron presentes los integrnates de la comisión directiva de Adacre.
“Les propongo marchar con Mitre y establecer la banda sonora para la historia de un héroe -dijo Cejas al comienzo de su alocución-. Mitre vivenció la música y estuvo muy atento a las bandas miliatres de la época y a sus músicos, y los sucesos de la historia militar de Mitre bien pueden ser contados por la música”. En el relato que va de Cepeda a Curupaytí, Cejas destacó “algunos hitos armoniosos y otros disonantes” del itinerario guerrero de Mitre. Aludió también a “las semillas de pacifismo en suelo rioplatense” en los bélicos tiempos del siglo XIX local.
“Los primeros sones que lo estimularon a batirse decidido provinieron de ‘A la lid’, versos estrenados en Martín García en 1839 y que la crónica refería tenía el poder fascinador de La Marsellesa”. Esos versos formaron parte de la evocación de Cejas, así como también la “Carta del General Vencido”, sátira compuesta por el capitán Estanislao del Campo sobre la derrota de Justo José de Urquiza en la Estancia de Palacio. “La llamada ‘Campaña de Pacificación’ que emprendió Mitre en el interior del país tuvo muchas adhesiones pero también severas críticas -recordó el conferenciante-. La más sonora de estas últimas fue emprendida por del Campo quien en su ‘Carta de Ventosa Sarjada’ dirigió un alegato pacifista al mismísimo don Bartolo. El poema atizó fuertemente el sentimiento porteño y propuso una sola posibilidad para la paz: el retiro de las tropas de Buenos Aires del interior del país”.
La rebeldía y separación de Buenos Aires del resto de la Confederación en 1852 provocó una profunda transformación del ejército. “Los nuevos batallones fueron base y modelo del Ejército Nacional, de allí la importancia de su evolución -afirmó Cejas-. Mitre, promotor de esta reforma, en su ensayo ‘La Montonera y la Guerra Regular’, desacreditó la táctica de los caudillos y anheló restaurar la infantería, cuyo restablecimiento lo ayudaría a diferenciarse de las montoneras. Mitre anheló formar tropas regulares porque ‘esos ejércitos, con disciplina, orden y patriotismo harían surgir con las puntas de sus bayonetas la antorcha de la libertad y la inteligencia’”. El 23 de octubre de 1859, en Cepeda, el ejército porteño se presentó en el campo de batalla con uniformes de confección francesa y un despliegue ordenado. “Su aspecto fue reforzado por la sonoridad de dos bandas porteñas que unió sus sones en un conjunto de más de cincuenta músicos para batir la carga y hacer sonar el ‘¡A la lid, Argentinos!’”.
Cejas se refirió al conflicto bélico de la Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay. “La precaria e indefinida cuestión oriental convocó la atención de los mandatarios vecinos y el emperador de Brasil envió una expedición militar en defensa de los intereses de los ciudadanos brasileños que vivían en aquella parte del río -detalló Cejas-. La incursión del imperio ocupó el Salto, la villa de Melo y cercó Paysandú. Por su parte, Francisco Solano López protestó contra la ocupación del territorio uruguayo por fuerzas imperiales, la cual denunció atentatoria del equilibrio de los estados del Plata. Así, finalmente en noviembre de 1864, el mandatario paraguayo se decidió a intervenir y ordenó la captura del vapor brasileño Marqués de Olinda que navegaba con rumbo al Matto Grosso, con el gobernador de ese estado, dinero y otros abastecimientos a bordo. Según justificó, esto lo hizo en respuesta a la intervención imperial en los asuntos orientales. Inmediatamente la Argentina se declaró neutral ante el conflicto, pero muchos argentinos participaron en uno y otro bando en la toma de Paysandú y ello complicó el panorama. Tras una campaña relámpago al estado de Matto Grosso, el Paraguay capturó dos barcos argentinos en el puerto de Corrientes y se adueñó de la ciudad, ante el estupor porteño. La Guerra del Paraguay había estallado”.
Un oficial de la cuarta compañía del Primer Batallón de Guardias Nacionales, Francisco Seeber (más tarde intendente de la ciudad de Buenos Aires) lo registró así: “El 23 de junio nos embarcamos. Lo hicimos al son de la Marcha del Tala, de un corte un tanto milonguero, pero de un entrain especial”. Cejas hizo escuchar a los participantes una antigua versión de la marcha, probablemente la que había escuchado el joven Seeber y también se proyectó un fragmento de la película Su mejor alumno, de Lucas Demare, donde se representa la batalla de Curupaytí.
“La música fue compañera de Bartolomé Mitre todo el tiempo que vistió la casaca militar y la empleó para dar regularidad y marcialidad a los movimientos de sus soldados, para animarlos y levantarles el espíritu -concluyó el doctor Cejas-. Donde estuvo Mitre, siempre hubo música y al evocar al héroe, esta no podía faltar”. Al final de la conferencia, Cejas respondió consultas de los participantes y dialogó con ellos. De Marco, uno de los más destacados historiadores argentinos, felicitó a Cejas por su original presentación.
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