Baptiste Monsaingeon: “La humanidad está definida por sus desechos”
Tras su paso por Buenos Aires, donde participó de la Noche de las Ideas, el sociólogo francés habla acerca de la investigación que realiza hace 10 años: la relación entre las sociedades y los desechos: el Antropoceno es para él un Basuroceno, y la basura, la gran huella de nuestra era geológica.
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Presente en todos los confines de la Tierra. Ya sea a 10 km bajo el nivel del mar, o en las montañas más altas como el Everest, el plástico convive junto a nosotros de forma omnipresente. Según un estudio de la revista Enviromental Science and Technology, la contaminación es tanta que perdimos la capacidad de medir la masa global real de nuestras producciones. La capacidad de medir nuestras emisiones en los entornos naturales es simplemente imposible de lograr. Así como el Homo Sapiens alcanzo su realización durante el Holoceno, el hombre alcanzo la conquista de la tierra a través de la presencia de sus producciones en todos los confines del ecosistema. La basura entonces, ¿es el gran símbolo del Antropoceno? ¿Qué diría un arqueólogo del futuro sobre los restos que definen a nuestra época?
El sociólogo francés y profesor de la Université de Reims Champagne-Ardenne, Baptiste Monsaingeon, estuvo presente en Buenos Aires y participó de La noche de las Ideas, brindando una conferencia sobre lo que viene investigando hace más de 10 años: el estudio de las sociedades a través de sus desechos. El investigador estudia al Antropoceno -la era geológica en la que vivimos, definida por el gran impacto y transformación de los ecosistemas debido a la actividad humana - desde la perspectiva de los desechos, que según él son “la huella de la humanidad en la Tierra”. Así, hace una critica al término adjudicándole el neologismo Basuroceno, asegurando que la basura es el gran rastro humano que se encuentra en todos los confines del mundo, que convive con nosotros de forma omnipresente, y que de esta forma, se convierte en la gran huella humana de nuestra época.
-¿Qué características tienen las sociedades del Antropoceno, y por qué acuñaste el término Basuroceno para redefinir esta era que viven las sociedades en la actualidad?
-El Antropoceno es un periodo geológico propuesto por un Paul Crutschen, un químico americano que a fines de los años 70 comenzó a plantear la pregunta de este giro hacia una nueva era geológica en la cual los seres humanos se convirtieron en fuerzas en condiciones de modificar la superficie superior de la capa terrestre. Es un acontecimiento fruto de elecciones políticas, técnicas y económicas históricas. Este término designa el periodo geológico en el cual hemos entrado oficialmente, e instituye el dato de que hemos dejado atrás el Holoceno porque nuestras actividades a partir de esta era perturban los equilibrios climáticos y ecosistémicos de manera duradera. El nombre, sin embargo, es criticado ya que el sufijo Antropos designa a la humanidad como un todo responsable de este cambio de época y de sus impactos ecológicos, y es evidente que esto no es así. Por eso, desde las distintas disciplinas se han otorgado nuevas acepciones del término: Algunos la llaman Occidentaloseno, para designar los orígenes geopolíticos y culturales de tales impactos ecológicos, otros, Industrialoseno, para resaltar el rol de la producción masiva en esta aceleración de los impactos del hombre en la naturaleza, y otros, Capitaloseno, para designar el sistema económico que parece haber engendrado esta era. Siguiendo esta línea, propuse rebautizar al Antropoceno con el nombre de Basuroceno, como una crítica a esta era, subrayando que nuestros desechos constituyen la prueba geológica clave que la caracteriza.
-¿ Qué tipo de impacto tiene el Antropoceno, o Basuroceno, en el mundo ?
-Uno de los hechos que mas se observa en antropología es la presencia de plástico en la superficie de la Tierra. Los plásticos comenzaron a aparecer a partir de los años 50, y hoy se encuentran presentes en todos los rincones del planeta. Los desechos son la principal característica del Antropoceno, y son omnipresentes en nuestra realidad. Están almacenados en vertederos, esparcidos en la superficie de los océanos o dispersos en partículas invisibles en la atmósfera, volviéndose huellas indelebles de nuestra presencia en la tierra, así como síntomas de la crisis del mundo contemporáneo. Una crisis marcada por la contaminación, que en sí misma se convierte en una forma de colonialismo, ya que los principales creadores de desechos son los países más ricos, siendo por el contrario, los más vulnerables, aquellos que sufren las consecuencias. Recientemente una bolsa de plástico fue encontrada intacta en el fondo de en una de las fosas de marianas a 10 km bajo el nivel del mar. En el Everest, una expedición recolecto casi 5 toneladas de residuos abandonados por los alpinistas. El antropoceno es así un basuroceno. En donde, como decía el filosofo Michelle Serres, “contaminar, es apropiarse”. Así como el Homo Sapiens alcanzo su realización durante el Holoceno, el hombre alcanzo la conquista de la tierra contaminando todos los confines de la tierra. El Basuroceno parece indicar que somos amos y poseedores de la naturaleza. Entonces: la cuestión que me parece decisiva plantear es cómo vamos a seguir adelante? Cómo vamos a vivir en un mundo con esos desechos? Qué dirán los antropólogos del futuro frente a los restos de este presente de plástico? Todo ser vivo produce desechos, pero no significa que tengamos que producir este tipo de desechos, podemos vivir entre otro tipo de basura, compuesta por ejemplo por materiales biodegradables.
-¿ Qué comportamiento observas que tienen los ciudadanos en las sociedades de esta era?
-Al hombre de esta época, yo lo bauticé con el nombre de Homo Detritus: es la parte oculta del famoso Homo Economicus, una figura abstracta de los economistas ortodoxos, que consideran al hombre movido por decisiones racionales propios de la era industrial. El Homo Detritus es el ser humano que desecha, el “desechador ideal” que desecha lo que corresponde en el basurero que corresponde, entonces sigue consumiendo tapándose los ojos frente a la realidad. Dentro de este termino evolutivo, se pueden ver dos tipos de comportamientos, que involucran dos formas de relacionarse con los residuos: está el eco ciudadano, o el ciruja o cartonero. El eco ciudadano sería aquel ciudadano responsable que cree que por desechar de buena forma puede seguir consumiendo cada vez más, manteniendo una mentalidad consumidora. Luego la contra postura sería el ciruja, que es aquel que revisa la basura como un soporte de memoria, la analiza y recupera, como un arqueólogo del tiempo presente, que intenta comprender de dónde viene, y que se pregunta, puedo hacer algo con esto? y si no puedo hacer nada con esto, por qué se sigue produciendo? Que interpreta así la sociedad. El Homo Detritus es tanto el eco ciudadano como el cartonero. Todos estamos atravesados por estas dos pulsiones, somos un poco las dos cosas. Pero yo reivindico al ciruja como gesto político, como un compromiso frente las cosas, hace 10 años que observo los desechos, los estudio e intento escucharlos. Cuando hablo de actuar como ciruja, hablo no solo de informarse, no solo de saber la trazabilidad de un producto o reciclar, o no comprar. Eso no es suficiente. Hablo de pelear, de militar por esto, de pedirle a las empresas que paren de hacer estas cosas en la justicia. Participar políticamente, exigir leyes que cambien esta situación. Esa es la postura del ciruja.
-Si el Antropoceno tiene como método de producción principal el sistema industrial que promueve una sistema lineal de producción económica. ¿Qué opinas de la economía circular, como una opción para superar el actual sistema?
-Creo que es una fantasía. Hoy no se está cumpliendo. Y muchas veces, lo que sucede hoy en día es mayormente greenwashing, donde se justifica seguir produciendo. Lo que permanece hoy en día es la dinámica y el deseo de consumir. El gran problema de los residuos tiene que ver con la manera en la que hemos aprendido a querer, a poseer, a consumir, y entonces a desear desechar. Es un problema muy vasto, pero liberarse de el estilo de vida de excesos puede ser parte de la solucion. Hace 100 años que los residuos se separaron de la temática de la producción y el consumo. Después de la idea de desarrollo capitalista donde se considera la explotación ilimitada de recursos limitados, llegó la idea del desarrollo sustentable, un término que también se agotó. Luego comenzó a nombrarse economía circular, pero es lo mismo, sólo con un nuevo término. Yo no se si la economia circular que se plantea hoy es realmente circular. La economia circular permite a las empresas seguir produciendo, es greenwashing. La idea del consumismo sigue detrás de ese término, la idea detrás de los distintos términos sigue siendo la misma, y ese es el gran asunto a cambiar. Yo interrogo la figura del ecociudadano, del buen desechador: el que actúa como corresponde y confiando en el sistema, en el que “desecho bien y olvido mejor” entonces puedo seguir consumiendo y cada vez más. Por el contrario, el cartonero, el que mete las manos en la basura, puede descifrar los sistemas económicos, productivos que esconde la sociedad en sí. La economia circular para mí hoy en día no existe, es una promesa que permite mantener los esquemas de producción intactos.
-Durante la pandemia se vivió un freno global económico, productivo y de consumo. ¿Qué pensás que significó vivir esto?
-En un momento de la cuarentena, el confinamiento me mostró que el mundo podía frenarse. Que la acción política podía decir, paramos. Paramos de consumir y nos quedamos con lo esencial. La pregunta es por qué no hacen esa elección fuera de la pandemia. Tuve mucha esperanza en ese momento de parate, de que podamos volver a una forma de simplicidad, sobriedad. Lo importante es tener relaciones con la gente que querés, reír, compartir. Todo lo que le cuesta al medio ambiente no es esencial. La pandemia me hizo ver esta posibilidad simbólica que se puede frenar el mundo, pero a final de cuentas el mundo retomo su ritmo, y arrancó peor de lo que había empezado. Mas pobreza, mas control social. Uno de los antídotos del virus son las relaciones sociales, y el contacto con la naturaleza de forma directa, y por sobre todo, dejar caer las mascaras. Me cuestiono sobre el deber que tenemos para repensar las formas esenciales, simples que van en contra de estas grandes máquinas, estas máquinas que se frenaron en algún momento en la cuarentena.
-En tus investigaciones relacionas la forma en la que las sociedades contemporáneas tratan a sus desechos, con la forma en que tratan a la muerte. ¿Podes contar este paralelismo ?
-La negación de los desechos es un modo para que el sistema económico y el consumo en particular pueda realizarse y desplegarse sin tener cargo de consciencia. Hacer desaparecer los residuos y olvidar nuestros desechos es un factor importante del antropoceno. Y en cuanto a las relaciones humanas, hay maneras similares en las que se trata a los residuos y a la muerte. En las culturas occidentales e industriales, la muerte se intenta omitir. Los cementerios son ubicados fuera de las ciudades, se alejan, se esconden. Hay un continuo esfuerzo por alargar la vida, y el COVID es una demostración en este sentido, un esfuerzo colectivo para luchar contra la muerte que en cierta forma parece una forma de negar nuestra mortalidad.
-Crees que las sociedades podrían moverse por algo que no sea el consumo desenfrenado ? Desarrollarse a través de una mirada que proponga otra forma de habitar el mundo.
-Las sociedades, en realidad, están movidas por algo que no es el consumismo. El consumismo compensa el juego de deseos naturales del ser humano que fue artificializado o externalizado en el consumo por el sistema capitalista. Es una respuesta a pulsiones que están prohibidas, o limitadas por ciertas normas sociales de nuestras sociedades. El consumismo es una híper estimulación de cosas que quizás son naturales, como el deseo del otro, la relación que tenemos con lo bello, y no pasa necesariamente por el consumismo. Va a ser un trabajo sumamente difícil deconstruir nuestros hábitos de consumidores, lograr salir de una relación de “consumo del mundo”. Creo que hay sociedades en el mundo que no viven a través de este pensamiento, son muchas, hay iniciativas colectivas que plantean otras formas de estar en el mundo, pero el capitalismo es mas fuerte que todo eso por ahora. Para cambiar esto se debe lograr una revolución cultural que tomará mucho tiempo, y probablemente no lo veamos. Pero podemos trabajar para eso.