Badii, el solitario
El Centro Cultural Borges exhibe la obra gráfica de uno de los artistas más importantes y polifacéticos del país; hijo de inmigrantes italianos, fallecido hace diez años, el solitario Libero hizo honor a su nombre
Diez años pasaron desde el momento en que el Alma Taller de la calle Ramseyer dejó de ser sahumado por el sempiterno cigarrillo que marcaba su comisura izquierda. Minucioso y pulcro trajinador de fibras nobles -prurito de acuarelista, grabador y dibujante-, no hacía remilgos a la cenizas -¿quevedianas?- que se deslizaban por el guardapolvo y no alcanzaban a la réplica de la Venus de Lespugue que desde un anaquel presidía el "rincón de los soliloquios".
Allí donde meditaba, apuntaba sueños, entreveraba interrogantes y precarias certidumbres que eran materia de su obra. Ora et labora . Bajo el párpado a media asta el hijo de Luisa Verdelli y Ruggero Badii -confeso ácrata y socialista, ¿cómo si no bautizaría Libero al primogénito?- trazaba vínculos entre la geometría de su Arezzo natal, los volúmenes precolombinos de Sacsayhuamán, la Venus de Lespugue y la proa grávida de su La fecunda .
Pródigo, feraz, Libero Badii hizo honor a su nombre. Se formó en el oficio siguiendo la tradición familar. Concurrió a la vieja Academia de Artes Decorativas de la calle Alsina y se autoeducó en todas las disciplinas y lenguajes artísticos, siempre próximo a la poesía. Se creía no dotado para el color, una falacia sepultada por las acuarelas vibrantes que precedieron a la polícroma serie Los Muñecos .
Pasaron diez años también desde la falta de sus habituales llamados, pródigos y generosos, a una insignificante madrugadora que entre las cinco y las seis apostaba a Naum Knop o a Libero como gestores del amical telefonazo.
Badii solía ser gruñón pero fue un cobijador contumaz. Supo desprenderse de toda su producción, reunida en un Museo de Barrancas de Belgrano. Disponía en vida de sus bienes a favor de los siete hijos que tuvo con la maravillosa Alicia Margot Daulte. Libero Badii disminuía la magnitud del gesto alegando que la ausencia de las obras daba lugar a los proyectos a realizar. Y así fue.
Es justicia que una faceta del polifacético y libérrimo Libero Badii sustente la muestra del Centro Cultural Borges. Se cubre el mutismo de las instituciones públicas, tan afectas a la celebración de las efemérides à la Billiken . Es un olvido oficial que comparte con Jorge Luis Borges. Trazadores de laberintos que nunca se perdieron en los meandros de Dédalo que supieron concebir. Tal vez porque -lo sugería Leopoldo Marechal- salían del laberinto proyectándose hacia arriba.
La obra gráfica da pautas ciertas de esta cartografía astral. Las figuras se adelgazan, se vinculan por trazas positivas o virtuales, fijan la dinamia por puntos que a su vez hacen contracanto melódico. Se lo intuye tarareando, fiel a su paisano Guido que en Arezzo fijó la escritura musical basada en el himno latino a san Juan. Esa armonía, bajo otro signo y geografía, la halló en el Cuzco.
El otro lado de la luna -el otro cielo- preside las obras nacidas del sentido de lo siniestro. Ese concepto que el diccionario define como sentimiento que suscita todo lo que no puede explicarse mediante la razón. Sigmund Freud y Enrique Pichon-Rivière dieron contenidos nuevos al término. Badii, que solía enredarse en teorías -pero no en obra- mascullaba, confidente, que siniestro era el acicate de toda búsqueda. Pudo coincidir con Alfred Hitchcok, otro genio.
En los jalones de su aventura, Libero Badii sentó reales en la abstracción, de la que hay generoso patrimonio escultórico en la ciudad. Jugó en solitario, sin aproximarse a grupos o colegas. Él hizo lo suyo, desde la partida junto a la loggia Vasari, Piero Della Francesca, los toros ibéricos de Guisando, los mayas dioses de la lluvia, su estancia cuzqueña junto a Esdras Luis Gianella hasta la habilitación personal de las maderas policromadas de Los Muñecos .
Libero leía muy bien. Supo hacer cátedra sin menoscabo de una ignorante que llamó académica a La Aurora por entonces emplazada en el hall del Museo Nacional de Arte Decorativo.
Apostado en su bastón, en voz baja, con la mirada recorrió las formas esculpidas en el mármol. Leyó las líneas virtuales y volúmenes concretos, el equilibrio de pesos en voladizo, el reconocimiento de las vetas de mármol, sin cuyo conocimiento todo se desbarata. Fue una lección de arte y de oficio, y de reconocimiento a quien lo ejerció con maestría desde parámetros distintos pero en el cauce del ora et labora , esa estrella lejana, siempre elusiva de todos aquellos que alientan y aspiran al arcano infinito.
AdnBadii
Arezzo, 1916 - Olivos, 2001
Llegó a la Argentina a los diez años y adoptó la ciudadanía en 1947. Se formó en el taller de su padre, marmolista, y con Alberto Lagos y Donato Proietto en la Academia de Artes Decorativas (Buenos Aires). Becado por el Fondo Nacional de las Artes, conoció el arte precolombino, de fuerte incidencia en su obra. Realizó 30 muestras en el exterior y nunca participó en certámenes
Ficha. Libero Badii, obra gráfica , en el Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín). Lunes a sábados, de 10 a 21; domingos y feriados, de 12 a 21. Hasta el 17 de julio