Auspicioso comienzo de arteba, con varias ventas a museos
El primer día para invitados especiales, en La Boca, incluyó la presencia de los fundadores de la feria y compras de instituciones de distintas provincias
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Fue una fiesta desde el primer minuto. Los aplausos para festejar los treinta años de arteba comenzaron hoy antes del mediodía, antes de que abrieran las puertas de Arenas Studios en La Boca, mientras posaban para la foto decenas de personas que colaboraron a lo largo de tres décadas para impulsar una de las ferias de arte más importantes de América Latina. Un par de horas después ya se anunciaban las primeras ventas a museos de distintos puntos del país, celebradas por funcionarios, artistas, galeristas y coleccionistas.
“Lo más importante es que la fundación subsista, en un país tan inestable como el nuestro”, dijo emocionado a LA NACION Jacobo Fiterman, uno de sus fundadores, al destacar el hecho de que “los presidentes siempre fueron rotando; nadie se quedó sentado en el sillón”. Coincidió con él Facundo Gómez Minujín, presidente de la fundación durante seis años, al destacar tres claves: “la continuidad, el trabajo en equipo y que ninguna gestión quiso deshacer lo que hizo la anterior”. Opinó, además, que “las ventas van a ser muy buenas, como lo fueron en 2002 y 2009, porque el arte siempre fue un refugio de valor en tiempos de crisis”.
“El arte nos protege, ¡es muy bueno que estemos vivos!”, resumió su madre, Marta Minujín, al reencontrarse con Luis Felipe Noé tras una larguísima cuarentena que el año pasado obligó a cancelar la feria presencial. “Esta edición va a salir fantástica, porque la gente está desesperada por vivir en arte”, agregó la artista más popular de la Argentina –recién llegada de Nueva York, donde presentó su Minucode en el MoMA–, mientras le recordaba a “Yuyo” la época en que cuidaba a su hija en París.
“Me parece muy bien que arteba haya hecho una revisión de sí misma”, acotó Noé, que a los 88 años exhibe sus obras en el stand de Rubbers y en la sede de la galería en Recoleta. Se refería al proceso de cambio que atravesó la fundación durante 2020, en plena cuarentena, que derivó entre otras cosas en la elección de Larisa Andreani y Eduardo Mallea como presidenta y vicepresidente. También implicó el impulso de Panorama, una semana del arte federal organizada en colaboración con las asociaciones de galerías, y la mudanza a esta nueva sede para una edición más inclusiva, con un programa de actividades gratuitas al aire libre que se extenderá desde mañana hacia el Paseo de las Artes Pedro de Mendoza.
Este último incluye un programa de música al aire libre con ciclo de Djs coordinado por Guadalupe Chirotarrab; otro de performance a cargo de Diego Bianchi; charlas dirigidas por Marcela Sinclair; presentaciones de libros en el auditorio de Isla de Ediciones Fundación Proa y una tienda de objetos de autor seleccionados por Irana Douer y Luciana Berneri, con la intención de “ampliar las posibilidades de compra para presupuestos más acotados”. También Incandescencias, programa audiovisual a cargo de Julieta Tarraubella, inspirado en la compañía de electricidad que abastecía de energía al puerto de Buenos Aires desde este complejo de edificios a principios de siglo XX.
Otro tipo de energía se expande aún más hasta el domingo próximo, gracias a las obras exhibidas de más de 300 artistas de 59 galerías. “Un 20% de los espacios que participan de esta edición no son de Buenos Aires. La feria es muy importante a nivel federal, porque hace posible que se muestren artistas de todo el país”, señaló a LA NACION el coleccionista cordobés José Luis Lorenzo, miembro del Consejo de Administración de arteba. Sabe de lo que habla: su primera visita a la feria en 2006 implicó el “puntapié inicial” su colección, de más de 900 piezas y con espacio propio de exhibición.
Representantes de museos de distintas provincias compraron obras ayer, durante la primera visita patrocinada por Santander, a la que asistieron entre otros el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y su ministro de Cultura, Enrique Avogadro.
Gracias al apoyo de su asociación de amigos, que acaba de cumplir 90 años, el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) compró en la galería rosarina Crudo Obras (in) completas (1969), de Edgardo Antonio Vigo. “Se va a exhibir con el resto de la colección más contemporánea del museo, que abarca desde 1960 hasta la década de los 90 y se va a alojar desde 2022 en el Centro Cultural Kirchner”, adelantó a LA NACION Andrés Duprat, director del MNBA.
Otra galería de Rosario, Diego Obligado, vendió La Sombra secreta, de Carolina Antoniadis, al Museo de Arte Contemporáneo de Salta, que compró además un óleo de Estanislao Florido en Del Infinito. El Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson de San Juan, en tanto, adquirió Escultopintura (2020/2021), de José Luis Landet, en Waldengallery. Y el Museo Emilio Caraffa compró obras de Elián Chali y Pablo Peisino en la cordobesa The White Lodge.
Con la compra de Tapiz, pieza textil realizada en 1958, en Roldán Moderno, entró a la colección del Malba Yente, pionera de la abstracción en la Argentina. Se exhibirá en una muestra dedicada a su legado, en diálogo con Juan del Prete, que abrirá el calendario de exposiciones 2022 del museo.
Los amigos del Moderno, por su parte, aportaron al acervo piezas de Eduardo Serón (comprada en Alejandro Faggioni), Josefina Labourt (Piedras), Ana Won (Constitución) y Paula Castro (Mite). Fundación Klemm compró Mental, de Fernanda Laguna, en Nora Fisch, y Amalia Amoedo hizo su aporte a Fondo Fluido, destinado a las necesidades de los artistas, con la compra de una obra de Mariela Scafati en Isla Flotante.
Para agendar:
arteBA, hasta el 7 de noviembre en Arenas Studios (Av. Don Pedro de Mendoza 965, La Boca). Abierta desde el viernes al público general. Compra de entradas online en www.arteba.org. General: $600, estudiantes y jubilados: $300
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