Aurora Venturini: la escritora que fue revelación a los 85 años y se convirtió en referente
"En todas mis novelas vas a encontrar algo mío", solía responder con picardía Aurora Venturini, autora de Las Primas; Nosotros, los Caserta; El marido de mi madrastra, y Los rieles, cuando se le preguntaba por el registro biográfico presente en su obra. Y no porque su escritura trabajara, en efecto, con el género de la autobiografía, sino todo lo contrario: aun en sus relatos más extremos, deformes o delirantes, podía percibirse -todavía se puede- su particular forma de ver el mundo. Tal vez el ejemplo más claro sea el íntimo homenaje a Flaubert que le obsequió en 2007 a aquella voz desconocida que la llamó para informarle que, a los 85 años, había ganado el Premio Nueva Novela del diario Página 12 ("Las Primas soy yo", fue lo que respondió la escritora).
Pero también es cierto que en las mujeres monstruosas o en las familias disfuncionales de Los Caserta y El marido de mi madrastra; incluso en la ensoñación frenética y endemoniada de Los rieles, también hay algo suyo. Algo que, de hecho, es mucho más personal: Aurora Venturini aseguraba haber soñado el infierno que describió en su última novela publicada y aseguraba, también, que todo aquello era cierto. Su gracia, tanto en la literatura como en la vida, era no definir de qué lado entre la vigilia o la ensoñación (o entre la razón y la locura) quería pararse.
Aurora Venturini murió ayer en la misma ciudad de La Plata donde había nacido hacía 92 años. En la universidad de esa ciudad se graduó en Filosofía y Ciencias de la Educación. Le gustaba contar, repetir, incluir pequeñas modificaciones cada vez que pasaba revista a su derrotero de vida: su trabajo de psicóloga en la Dirección de Minoridad, allá por los años 40, haciendo frente a casos terribles de abuso o discapacidad que sirvieron de inspiración para sus personajes. La amistad con Eva Perón y cómo la había cuidado durante su agonía, soportando sus cambios de humor repentino y contándole chistes verdes que la hacían reír. El premio La Iniciación, que recibió de manos de Borges en 1948 por El solitario. Aquel exilio en Francia durante el cual supo codearse con Sartre, Simone de Beauvoir y Violette Leduc. Y todos esos años de trabajo paciente en los que fue dando forma a sus "más de 40 libros" que quedaron ahí, a la espera, hasta que ya entrada la vejez por fin sonó el teléfono para darle la buena nueva con respecto al concurso y hacerla reír con eso de que esperaban "una joven revelación" por la potencia de su pluma.
Su nombre entró así por primera vez al campo literario vernáculo y la legitimación no se hizo esperar: el jurado compuesto por Juan Ignacio Boido, Juan Forn, Rodrigo Fresán, Alan Pauls, Sandra Russo, Guillermo Saccomanno y Juan Sasturain dijo que Las Primas era una "novela única, extrema, de una originalidad desconcertante". En 2010 fue votado mejor libro en español editado en España y recibió el II Premio Otras Voces, Otros Ámbitos. Afortunadamente, su legado sigue en pie: Eva. Alfa y Omega y Cuentos secretos será publicado por Mondadori a partir de diciembre.