¿Atropellará la “ley ómnibus” al Fondo Nacional de las Artes?
Peligra una política cultural de más de sesenta años, que atravesó gobiernos de distinto signo político, incluidos los de facto; destacados escritores e intelectuales cuentan la importancia del organismo como gran espaldarazo en el inicio de sus carreras
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Hay consenso en el ámbito artístico y cultural: la propuesta del Gobierno de cerrar el Fondo Nacional de las Artes (FNA), creado en 1958 por iniciativa de la escritora y mecenas Victoria Ocampo para impulsar el desarrollo de las artes en el país, “atropella” una de las pocas políticas culturales que ha sorteado gobiernos de distinto signo político, incluidos regímenes de facto. Artistas reconocidos como Jorge Luis Borges, Antonio Berni, María Elena Walsh, Astor Piazzolla y Ricardo Piglia fueron beneficiados por los programas de préstamos, becas y premios del organismo.
A esto se suma el malestar que provocó el atípico “desnombramiento” del designado presidente del FNA, el cineasta y escritor Javier Torre, por parte del secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, mediante un comunicado en la red social X. “Las opiniones de Javier Torre, a quien estimo y respeto, son a título personal y no reflejan en absoluto el espíritu ni los objetivos de esta secretaría ni de este Gobierno, en particular porque se trata de alguien que no ha sido designado para el cargo que se atribuye”, escribió el secretario de Cultura. Torre, por su parte, dijo a LA NACION que Cifelli le había pedido “listas de gente para echar”.
Hoy Torre declaró a este diario: “El señor Cifelli me debe unas disculpas públicas y no volveré al Fondo de las Artes aunque él me lo pida o no me lo pida. Con gran tristeza no regreso, salvo que el señor Presidente de la Nación, Javier Milei, a quien respeto, o su hermana Karina, a quien Cifelli me presentó en el CCK como presidente del Fondo (y a quien también respeto profundamente), o la señora ministra Sandra Pettovello, a quien también aprecio y deseo el mayor de los éxitos, me lo pidan”. Y agregó: “Lo lamento profundamente pues mi proyecto y el Directorio dispuesto a acompañarme en esta aventura fascinante y nunca vista, y de la que iban a disfrutar miles de Argentinos, era para honrar nuestra cultura, su pasado, su presente y su futuro. Y, como pide nuestro señor Presidente, sin plata”.
Mientras las asambleas de trabajadores del área de Cultura se multiplican, LA NACION pudo saber que los empleados del FNA enviaron su respaldo a Torre.
Cerrar el @FnaArgentina es absurdo. El papelón del Secretario de Cultura solo confirma que el gobierno no sabe qué hacer ni cómo se gestionan las instituciones culturales públicas. Todo mi apoyo a Javier Torre.https://t.co/Mc4KfEl4wa
— Pablo Avelluto (@pabloavelluto) January 4, 2024
El exministro de Cultura de Cambiemos, Pablo Avelluto, sostuvo que cerrar el FNA sería “absurdo” y que Cifelli, al retirar a Torre de la presidencia del organismo tras haberlo nombrado a inicios del mes pasado, había hecho un “papelón” (no fue el único en calificar así este episodio).
Apenas se conocieron los artículos de la “ley ómnibus” enviada al Congreso por el presidente Javier Milei, creadores de distintas disciplinas repudiaron el proyecto de cierre. De Marta Minujín, que hizo un “happening de protesta” en Instagram, a Luis Felipe Noé, que participó del “abrazo” al FNA el último sábado de 2023 junto con Delia Cancela, Luisa Valenzuela y Minujín, y de María Negroni, que compartió en redes sociales un video en apoyo del FNA, al escritor y director teatral Emilio García Wehbi, los artistas salieron en defensa de la institución.
Entre 2019 y 2020 tuve el privilegio de dirigir el área de Letras del FNA. Ese año le dimos el premio de reconocimiento a la trayectoria a Tununa Mercado. Es una institución que siempre ha apoyado a artistas y creadores de todo el https://t.co/ioSfnORh5S al cierre del FNA!!!! pic.twitter.com/gwYvWSYS65
— @marianegroni (@marianegroni2) January 2, 2024
Fuentes del FNA informaron que el decreto de necesidad y urgencia (DNU) 70/2023, dictado por el presidente Javier Milei (y que entró en vigencia el viernes 29 de diciembre), no impide el cobro del “dominio público pagante” con el que, en parte, se financia la institución. Si los legisladores aprobaran la “ley ómnibus”, y en particular el artículo que propone derogar la ley de creación del organismo, cesaría el origen del financiamiento.
Escritores, filósofos y artistas, consultados por LA NACION, se expresaron acerca la propuesta del gobierno de La Libertad Avanza.
Santiago Kovadloff
Las razones por las cuales el FNA fue creado y sostenido hasta hoy me parecen más sólidas y solidarias que los argumentos por los cuales se lo quiere destruir.
Luisa Valenzuela
Estamos ante un verdadero terrorismo cultural. Y no solo eso. Pero dado que la pregunta es sobre el querido e invalorable FNA me limito a recordar el subsidio que me fue otorgado en 1965 para la publicación de mi primera novela, Hay que sonreír. Fue un muy feliz comienzo de mi hoy larguísima carrera literaria que se vio colmada de otras felicidades gracias a esta magnífica y magnánima institución que supo presidir Victoria Ocampo.
Otros hablarán de motivaciones espurias para clausurar el FNA que, como es sabido, se autofinancia. Yo pienso en la infinidad de artistas de todas las disciplinas que recibieron del Fondo el espaldarazo necesario para demostrar sus talentos.
María Teresa Andruetto
Con toda la fuerza defiendo al FNA que se financia con los derechos caídos que pasan a dominio público de las obras de autores reconocidos, en un traspaso muy noble, y que tiene que ver con que los grandes escritores y aquellos que han circulado mucho que ya no están abonan en la creatividad al talento de las nuevas generaciones. Es un sistema solidario y constructor de una genealogía de artistas; por eso, parece tan dañino que se lo elimine o se restrinja.
En lo personal tengo varias cuestiones para decir sobre el FNA. Recibí una beca en el primer llamado de becas de la democracia, en 1984, para avanzar en la escritura de mi primera novela, Tama. Yo era jefa de hogar, madre de dos niñas y trabajaba como empleada administrativa de PAMI y ese dinero de la beca me sirvió para pagarle durante a una chica vecina que hacía algunas cosas en la casa para que cuando yo volvía de trabajar tuviera un rato para escribir. En 2001, en pleno desastre del país, recibí el premio de novela del FNA por La mujer en cuestión. En otra oportunidad, me convocaron como jurado de novela junto con Leopoldo Brizuela y Esther Cross. Y tengo el premio trayectoria de 2022, así que el FNA es algo central en mi proceso de escritura. También he visto trabajos de autores de distintos lugares del país, a veces remotos, a los que una beca, un premio o una mención les han permitido dar un salto importante de reconocimiento o sostener el proyecto de creación que de otro modo hubiera sido imposible.
Juan José Sebreli y Marcelo Gioffré
Estamos en contra del cierre, por Victoria Ocampo, que fue presidenta, y porque es el único organismo federal en cultura y porque funciona bien. Es más, Javier Torre nos había llamado en la semana, antes de esta noticia. Con Juan José pensamos que el tema del financiamiento se puede evaluar, porque las asignaciones específicas son distorsivas, pero también es complicado que el FNA no tenga recursos propios y que tenga que luchar todo el tiempo para que le manden los recursos desde rentas generales.
Guillermo Martínez
Creo que todo escritor y, sobre todo los que se inician, más aún si son del interior y sin conexiones editoriales, tienen en el concurso del FNA una gran esperanza. Publiqué mi primer libro de cuentos, Infierno grande, gracias a este premio, y luego, como jurado, tuve la alegría de ver surgir a otros escritores y escritoras gracias a este premio (la última de ellas, Leila Sucari).
El Fondo fue además una ayuda inestimable para quienes tenían proyectos empezados y necesitaban ese “tiempo fuera del tiempo” que cuesta tanto conseguir para concentrarse y terminar una obra. Su financiación, hasta donde sé, no dependía de fondos del Estado, pero aún si no fuera así, era una de las pocas ayudas económicas a la que podían aspirar los escritores y artistas argentinos. Durante la pandemia cumplió una importante función de sostén económico de artistas de todo el país con decenas de miles de subsidios durante varios meses.
María Rosa Lojo
Gracias a los concursos literarios del FNA pude publicar mis dos primeros libros de narrativa: Marginales (cuento, 1986) y Canción perdida en Buenos Aires al Oeste (novela, 1987). Los premios no ofrecían al autor un beneficio económico: en realidad otorgaban un subsidio a la editorial que aceptara publicarlos. Una autora novel, como era mi caso, y una editorial independiente (mi primera novela apareció por Torres Agüero) recibían así un apoyo necesario que prestigiaba a las dos partes. Tiempo después, gané una de las becas de creación del FNA, que me permitió avanzar en la escritura de otro libro y concluirlo. Y más tarde fui a mi vez jurado en los concursos, que eran irreprochables y no estaban ligados a ninguna presión ni interés particular. No me imaginaba que iban a meterse con una institución que se autofinancia e irreprochable como el FNA.
Sergio Delgado
La edición de la Obra Completa del poeta argentino Juan L. Ortiz (entre otras ediciones valiosas) no hubiera sido posible sin el apoyo (entre otras instituciones públicas), del FNA, de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) y de las editoriales universitarias que las llevaron a cabo. Les pido, entonces, a senadores y senadoras de nuestra querida patria que no voten este decreto y estas leyes de ajuste salvaje, que no apoyen esta ideología basada en el rédito mercantilista, que no pierdan de vista la necesidad de proteger nuestro patrimonio frente al saqueo de aquellos que solo persiguen un beneficio personal o corporativo. Los votamos, confiamos en ustedes y esperamos que no nos defrauden.
Nora Iniesta
En 1980 gané el Premio Braque y tuve que adelantar un mes el viaje a París, porque fui la artista elegida a representar a la Argentina en la XI Bienal de Jóvenes de París, en el Museo de Arte Moderno de la Ville. Gracias al FNA, que me concedió un préstamo, pude estar presente y armar mi envío allí; mis padres me ayudaron para devolver mes a mes el dinero. Si tengo un estudio propio en San Telmo es gracias a un préstamo que me otorgó el FNA, que ya fue devuelto en su totalidad. En el año 2015 se edita mi primer libro de obras, el que pudo ver la luz gracias a un préstamo que aún estoy pagando, otorgado por el Fondo. Es la ayuda indispensable para los artistas, y es bien llamado el “Banco de los Artistas”. Allí donde el artista tiene una necesidad, el Fondo tiene una línea de crédito, un subsidio o una beca para acompañarlo. No al cierre del FNA.
Halima Tahan
Es impactante la resonancia que ha logrado la performance de los políticos que decretaron el ‘cese’ del FNA. Quizás lo que no tuvieron en cuenta los autores de esta performance distópica, por así calificarla, era la respuesta de los afectados por sus acciones ya que no sólo los artistas sino buena parte de la ciudadanía ha reaccionado en defensa de las instituciones que forman parte del andamiaje de nuestra cultura. Los testimonios que he escuchado y leído de artistas y escritores, a los cuales quisiera sumar el mío propio, ponen de manifiesto tanto desde lo afectivo como de lo social, lo significativamente vital de las ayudas que recibieron del Fondo, todas inseparables de una experiencia de vida, materializada en obras de arte, de teatro, de música, de literatura. Siendo joven he recibido becas del FNA que me permitieron descubrir otros escenarios del mundo, entrar en contacto con otros modos de entender el arte y la cultura. De esas intensas exploraciones surgió El viaje de Gilgamesh, una obra que marcó el inicio de mi propio viaje a través de los territorios del arte y del teatro. Los jóvenes tienen derecho a seguir contando con esos apoyos que han demostrado con creces su eficacia.
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