Así era el verdadero rostro de Rafael, el maestro del Renacimiento
ROMA.– ¿Un macho alfa? Así parece haber sido Rafael Sanzio de Urbino (1483-1520) según una reconstrucción en 3D realizada por la Universidad Tor Vergata de esta capital a 500 años de su muerte, que desveló cómo era el verdadero rostro del divin pittore. Un rostro bastante distinto del mito, basado en sus autorretratos, donde aparece una figura mucho más delicada.
La reconstrucción tridimensional computarizada de las facciones del genio del Renacimiento fue el resultado de un estudio científico del Centro de Antropología molecular para el estudio del ADN antiguo del Departamento de Biología de la Universidad Tor Vergata, en colaboración con la Fundación Vigamus y la Academia Raffaello de Urbino, que tuvo como objetivo verificar la autenticidad de sus restos.
Cuando murió en forma prematura, a los 37 años, en Roma, el 6 de abril de 1520, probablemente por una pulmonía fulminante, Rafael fue sepultado en una tumba del Panteón, en el centro histórico. Fue el propio artista que quiso reposar en este gran monumento romano, en la capilla de la Madonna del Sasso, obra que él mismo le encargó al pintor veneciano Lorenzo Lotto (1480-1556).
Pero durante siglos hubo muchas dudas sobre la identidad de los restos hallados allí del artista, porque en sus inmediaciones también fueron encontradas varias sepulturas correspondientes a algunos de sus alumnos, así como otros restos de esqueletos incompletos. "Hasta ahora, pese a las meticulosas investigaciones que se realizaron en 1833, cuando tuvo lugar la última exhumación de Rafael del Panteón, no había certeza real de que fueran realmente sus restos", explicó el profesor Mattia Falconi, del departamento de Biología molecular de la Universidad romana, que anunció que ahora sí no quedan dudas de que pertenecen al divin pittore.
"Esta investigación por primera vez otorga una prueba concreta de que el esqueleto exhumado en el Panteón en 1833 pertenece a Rafael Sanzio y abre el camino a posibles futuros estudios moleculares que puedan confirmar esta identidad y determinar algunas características del personaje relacionados con el ADN, como por ejemplo el color de los ojos, del pelo, de la piel, su origen geográfico y la presencia de eventuales marcadores genéticos que predisponen a ciertas enfermedades", indicó Olga Rickhards, profesora de antropología molecular.
Al mismo tiempo, para realizar la reconstrucción en 3D del rostro del artista, empresa que comenzó en mayo del año pasado y que significó meses de investigaciones forenses, datos arqueológicos y softwares de lo más sofisticados, el equipo universitario utilizó un calco de yeso de su cráneo que había sido hecho en 1833, cuando tuvo lugar la exhumación, por el escultor Camillo Torrenti.
"La reconstrucción facial representa una técnica interdisciplinaria capaz de recrear con buena aproximación, basándose exclusivamente sobre la morfología del cráneo, el rostro de una persona en el momento de su muerte", explicaron Cristina Martínez-Labarga, del departamento de Antropología forense de Tor Vergata y el profesor Raoul Carbone, presidente de la Fundación Vigamus.
"La reconstrucción que obtuvimos nos da una precisión del 85% del rostro de Rafael y lo que vemos ahora es la representación de un hombre que en su época todos habrían reconocido como el ‘urbinate’, también porque la cara se parece a los autorretratos de la época", comentó Falconi.
No obstante, tal como destacó Laura Larcan en el diario Il Messaggero, si se compara la imagen del "nuevo" rostro de Rafael en 3D con el Autorretrato juvenil de 1506 que se conserva en los Uffizi, o con el Doble retrato del Louvre, aparecen grandes diferencias. "Nosotros lo interpretamos así: el retratista externo tendía a estar más vinculado con la realidad, mientras que Rafael al retratarse tendía a suavizar sus facciones", indicó el equipo universitario, que admitió que la reconstrucción "claramente es sólo una hipótesis, pero basada en pruebas científicas".
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