PURMAMARCA.– El 28 de enero último quedará en la agenda del arte contemporáneo como un día histórico. La fecha fue anunciada urbi et orbi desde la Serpentine Gallery de Londres, headquarter del curador Hans Ulbrich Olbrist. Salinas Grandes es el mojón argentino del programa global Connect BTS, sellado entre el curador coreano Daenhyung Lee, Tomás Saraceno y el grupo de K-Pop surcoreano BTS. Un desafío y la oportunidad de concretar un sueño: el primer vuelo tripulado y sin combustibles fósiles.
Aerocene Pacha, la escultura voladora, se asocia al concepto andino de cosmos, rinde homenaje a nuestra conexión con el planeta, cruza las fronteras del arte en busca de nuevos límites y articula la posibilidad de cohabitar la Tierra de manera ética y sostenible. Ese día, Aerocene marcó un récord al elevarse y volar con la energía del sol y el aire que respiramos, sin litio, ni paneles solares, sin helio ni combustibles fósiles. Un paso gigante, a 50 años de la pisada en la luna, sin el gasto y el despliegue energético de Cabo Cañaveral.
"No podemos cambiar el clima, pero podemos comenzar a cambiar nuestros hábitos. Pensar en otras formas de extracción de litio, repensar nuestra manera de consumir. Cada vez que vuelo en avión siento que cargo en mis espaldas las millas negras de la contaminación ambiental", dirá Saraceno pasada la prueba.
El enorme globo de tela negra ultraliviana tripulado por Leticia Vázquez (58), piloto especializada en globos, voló a 270 metros de altura, 1,71 kilómetros durante 21 minutos, con el impulso de la naturaleza y la pasión de Tomás Saraceno y su equipo. Equipo es una palabra de resonancia especial en esta obra alentada por un artista de culto que tiene sus fans y sus obsesiones. Gente como Joaquín, Maxi, Manuela, Sarah, Garance, Diego, Matías, Julia, llegados de todas partes y bendecidos por la Pachamama y el Tata Inti en la emotiva ceremonia inaugural. No hay futuro posible si se pierde la memoria.
Esa mañana, el tiempo no pintaba tan bien como los cerros de la Quebrada de Humahuaca. Como esa maravillosa cadena de montañas de 14 colores llamada El Hornacal, pasión de los turistas y Patrimonio de la Humanidad. Tres días de lluvia a cántaros y vientos cruzados presagiaban un amanecer de día agitado en la puna jujeña. Rumbo al salar, por el camino de montaña que trepa hasta los 4000 metros, también viajaban la ilusión y los sueños. ¿Sería posible volar?
Las nubes eran el presagio de un aguacero. Pero la cita estaba escrita en el programa de Connect BTS; el vuelo sería trasmitido vía streaming por Canal Encuentro; seguido en Instagram por millones de fans de la banda surcoreana y estaban en movimiento –cámara en mano, drones en el aire–, cuatro equipos de filmación, incluido Gastón Solinsky, cazador de imágenes bellísimas.
El artista
Nacido en Tucumán en 1973, graduado de arquitecto en la UBA y radicado en Berlín, Saraceno ha viajado con su gente, la task force de su estudio berlinés, instalado en un edificio de cuño fabril y fachada ladrillera, donde tienen su lugar las arañas laboriosas, el otro mundo de un creador sin límites, de donde salen a diario obras para colecciones privadas y públicas, para museos y ferias.
La logística del lanzamiento Aerocene exige conocimientos y precisión. Nada más difícil que lo que a simple vista parece fácil. Es una columna que camina, corre y se agita en el desierto blanco del salar jujeño, bajo el sol que comienza a potenciar su energía con el suelo refractario.
Allí están, también, para sellar la aventura compartida, los dueños de la tierra, los líderes de los pueblos originarios, de las comunidades de Tres Pozos, Pozo Colorado, San Miguel de Colorado, Inti Killa de Tres Morros.
Alguien canta un Carnavalito acompañado por un charango. La voz es cristalina, potente como el coro de muchas voces que celebra la consigna impresa en el globo que se elevará al cielo como una plegaria: "El agua y la vida valen más que el litio".
El salar jujeño tiene un tesoro bien guardado: el litio. Es uno de los yacimientos elegidos para su explotación en nuestro país. No es noticia decir que los pueblos originarios resisten la explotación de la tierra que heredaron y quieren conservar para sus hijos. Cada tonelada de litro consume hasta 2 millones de litros de agua. Corren peligro las reservas acuíferas en una zona particularmente árida. Está a mano, y muy cerca de todos, el drama de comunidades indígenas, en Salta.
Saraceno ha llegado una semana antes para sentarse con los jefes de las 33 comunidades. Quiere que Aerocene sea, como lo fue desde el vamos, en 2015, un proyecto colectivo. Es una ironía cruel. La fiebre de la minería está contaminando el agua potable. Pero, también, lo dirá la especialista, escritora e investigadora del Conicet Maristella Svampa: "Está violando los derechos de los habitantes sobre la tierra y sus sistemas de creencias que se oponen a las prácticas de extracción."
En el medio, Saraceno como artivista propone hacer de Aerocene Pacha un altavoz en defensa del territorio. Quiere poner el grito en el cielo. Literalmente.
A las 10 de la mañana no hay nubes, ha parado el viento y el sol pega sin tregua. Despegó el globo con una mujer menuda, valiente y con cara de felicidad. La pista de lanzamiento fueron los hombros de Saraceno, parado como una estaca a 3600 metros de altura, rodeado de sus padres, hermanos, amigos, colegas, curadores, galeristas coleccionistas, científicos… y de los fans de BTS.
El artista como profeta veía cumplido el sueño de volar con los pies sobre la Tierra. "Ese día teníamos que despegar. Caminaríamos con la ingravidez de la Luna, pero en la Tierra, y juntos daríamos un salto, por el clima y por este planeta. Todo va a estar bien, me dijo Verónica, de la comunidad nativa de Tres Pozos. Lo primero es agradecer a la Pachamama, deseando buena fortuna para el vuelo del día. Pero el viento no paraba. Las predicciones meteorológicas eran malas. La noche anterior una tormenta y miles de relámpagos nos dejaron incomunicados. Nada de Whatsapp. Se dice en las culturas andinas que cuando el cuerpo de la araña cambia de color rojo a azul, anuncia lluvia. Las arañas meteorólogas. El clima escrito en las nubes... y llegó la tregua. Un tiempo sin viento para volar libres, un pequeño paso en el aire y un gran salto para el planeta y su clima".
Palabra de artista. Cuando los hermanos Montgolfier elevaron por primera vez un ser humano en un globo de aire caliente, allá por 1783, usaron fuego para volar y combustible para producirlo. Cuando los hermanos Wrigth volaron el primer aeroplano en Kitty Hawk , en 1903, usaron motores de gasolina para impulsar las hélices.
En las Salinas Grandes, el 28 de enero se batieron seis récords de altura, distantica y duración volando "sin nada"; solo con el aire caliente del globo inflado a pedal con ventiladores y una bicicleta.
Saraceno levanta los brazos. Está feliz. Artista modelo siglo XXI, jugador de toda la cancha, cero prejuicios, entrega total y una fe sin límites. El Messi del arte controla su ego. Comparte, suma, escucha. No hace falta que hable, lo está diciendo el brillo de sus ojos.
Comenzó a volar de chico en San Luis, donde vivió su primera juventud; empezó a madurar el proyecto Aerocene anclado siempre en la idea de un mundo mejor, en el cuidado del planeta, en el respeto del entorno, con la convicción de que algún día sería posible. Muchos años atrás voló en Córdoba, y ese día se cayó. Fui testigo. Se fracturó la espalda. Siguieron dos operaciones y doce clavos en la columna. Un golpe tremendo con suerte. La historia pudo haber terminado ahí, pero siguió por muchos caminos.
En Frankfurt conoció al curador Daniel Birnbaum, que lo llevó a Venecia, a la Biennale de 2009, donde conquistó público y crítica con los tensores, que cabían en una maleta tamaño vuelo low cost y formaban una gigantesca tela de araña. Comenzó, entonces, a tejer la trama con las arañas laboriosas, socias de un suceso global coronado en Buenos Aires con la magnífica muestra de Victoria Noorthoorn en el Museo de Arte Moderno, y, en París, con un one man show en el Palais de Tokyo. Éxito total. Pero la trama sigue. El 22 de febrero inauguró Auri, instalación bellísima en el Palazzo Strozzi, de Florencia. Estarán hasta marzo las arañas y las imágenes del vuelo de Aerocene Pacha. Habrá un diálogo con científicos e investigadores. Enamorado del vuelo, como Leonardo, 500 años después.
La práctica de Saraceno está anclada en el arte contemporáneo, pero se anima a otros registros con la prerrogativa del artista que tiene el permiso de su deseo. Libertad para asociarse a los pueblos andinos en la defensa del suelo, de la herencia, del agua, del planeta. Una lucha despareja con beneficio para pocos y pérdida para muchos que está escrita en el cielo. Maristella Svampa, escritora e investigadora del Conicet, tiene una voz clara que no calla.
"El Proyecto Aeroceno Pacha, dirigido por Tomás Saraceno, supo tender puentes y lazos entre mundos muy diversos, apostando al diálogo, al aprendizaje y a la construcción de la confianza, en el magnífico escenario de las Salinas Grandes. Donde hoy se expresan tantos puntos ciegos y conflictos, Aeroceno como proyecto artístico y cosmológico trasmitió dos mensajes muy potentes, uno local y otro global. El primer mensaje es el de las comunidades kollas, esas voces bajas y ancestrales que habitan el salar y se oponen a la extracción del litio, que consume cantidades insustentables de agua y amenaza así un ecosistema –una cuenca– de por sí árido. Esas comunidades no solo se definen por la resistencia a la minería de litio; defienden otras maneras de concebir el territorio, que apuestan al cuidado y la armonía, fundada en una visión holística en la relación ser humano/naturaleza. El segundo mensaje, el global, señala como gran protagonista a las mujeres y a la lucha ecológica. Ciertamente, fue una mujer pilota, Leticia Márquez, la que se elevó en el aire y piloteó el globo que realizó un record mundial, sin ayuda de combustibles fósiles, sin litio, sin helio, solo con el aire de las salinas blancas, solo alentado por el sol".
¿Artivismo? Al mismo tiempo, el Messi del arte conecta con una banda surcoreana de música pop, chicos de 20 años, maquillados y de pelo rosa, que tienen millones de seguidores, una app y una armada de fans llamada Army. Llegaron de Salta, de Tucumán y de Jujuy con sus camperas negras y sus borcegos, listos para bailar sus coreos, cuando el inspirado Joaquín Ezcurra, de la task force Saraceno, conectó el teléfono al parlante amplificador. Un show en vivo y sin ensayo.
Daehyung Lee, curador del proyecto Connect BTS, montó el pabellón de Corea en la Bienal de Venecia de 2017 y fue director artístico de Hyundai en los últimos seis años. Ahora dirige Connect BTS, una iniciativa global desarrollada en colaboración con curadores de Londres Berlín, Seúl y Nueva York con el objetivo de conectar la gente alrededor del mundo bajo el lema de BTS: diversidad, amor y respeto por la periferia.
El curador Lee, un hombre menudo, sonriente y muy conectado, voló a las Salinas; volvió a Seúl para inaugurar la instalación inspirada en las coreos de BTS, en el domo proyectado por Zaha Hadid, y volvió a Buenos Aires para ser la voz del Connect BTS en el Centro Cultural Kirchner, durante la presentación de los films del vuelo con entradas agotadas. Una bienvenida en la Cúpula, a cargo de Verónica Fiorito, nueva directora, y la ola coreana de los 1700 fans en el auditorio. Una arenga casi futbolera consagró a Saraceno como artista rockstar.
De pie en el escenario del Centro Cultural Kirchner, con una mochila en la mano del set creado en 2017, que fue parte del proyecto realizado con Gabriela Urtiaga, primer paso de Aerocene en Argentina, con vuelos en Tecnópolis y en Salinas Grandes.
Los fans son una historia aparte. Integran la comunidad Army, una armada invencible que canta en coreano sin saber coreano y conoce con precisión cada uno de los movimientos de la banda integrada por Jin, RM, SUGA, Jung Kook, Jimin V y j-hope. El grupo que nació siete años atrás, cuando eran chicos de 13 años y fueron creciendo hasta convertirse en el grupo K-Pop más popular del planeta, con 5000 millones de vistas en Spotify; líderes absolutos de ventas en 2019; llenaron dos estadios de Wembley; campeones del billboard; fueron tapa de Time, y son embajadores de Unicef.
En Argentina son multitud, en gran parte por la acción desarrollada desde el Centro Cultural Coreano para promocionar y difundir el K-Pop. Con la dirección de Gabriel Presello, organizan un concurso anual en el Centro Cultural Konex, que convoca amateurs de Latinoamérica. Una experiencia religiosa. Díficil de explicar, como es difícil predecir el alcance de las palabras de Jung-Kook, vocero de BTS, cuando declara públicamente que el arte contemporáneo es su pasión actual y define a Connect BTS como "una polinización cruzada entre el mundo del arte y la música pop".
Y todo esto sucede cuando Corea del Sur ocupa el centro de la escena del arte y el espectáculo, con la imagen del director Bong Joon-ho, sosteniendo los cuatro Oscar que le entregó la Academia de Hollywood por Parasite. Aplauso, admiración y otro récord histórico. Es la primera vez que una película no hablada en inglés se lleva el Oscar a la Mejor Película. Detrás de los premios y de Parasite está el fenómeno del cine coreano. Esa capacidad para contar la historia desde la mirada surcoreana con un lenguaje universal. Ganó la Palma de Oro en Cannes, el Globo de Oro a Mejor Película en Lengua extranjera… y lo demás fue pura cosecha. Costó 11 millones de dólares y lleva recaudados más de 150 millones. En el éxito del cine surcoreano, está el ADN de un país sorprendente, que vivió la pobreza extrema de la posguerra partido en dos, y encontró el camino del crecimiento en la educación, la tecnología y las empresas chevaux de courses (caballos de carrera), elegidas para liderar las exportaciones: Samsung, Hyundai, Kia y LG.
¿Cómo transformar un país pobre en una potencia tecnológica, en una isla del tamaño de la provincia de Santa Fe con 70 por ciento de suelo montañoso? Corea del Sur lo sabe. Los dos mundos de Parasite: de los sótanos de los marginados al lujo minimalista de la familia Park. Una cultura innovadora cuya matriz es la llamada ola coreana (hallyu) que define la expansión de la cultura coreana en el mundo desde la década del 90, a partir de los Juegos Olímpicos de Seúl, en 1988, y la Copa de Fútbol de 2002.
El impulso llegó con las exportaciones de música, telenovelas, cosmética, tecnología, teléfonos móviles y la renovación espectacular del diseño en la industria automotriz.
LOS JÓVENES MÚSICOS, AHORA MECENAS DEL ARTE
- ConnectBTS, impulsado y financiado por la banda de música, dará visibilidad en simultáneo a las obras de cuatros artistas en cuatro ciudades. El escultor británico Antony Gormley ha montado una instalación para el Brooklyn Bridge Park de Nueva York; será una escultura de aluminio con un extensión enrulada de once millas, inspirada en su concepto "dibujando en el espacio". Se puede ver hasta el 27 de este mes.
- En Londres, el artista danés Jakob Kudsk Steensen montó Catársis, un bosque articifial en el interior de la Serpentine.
- Mientras tanto, en Seúl, en el el fabuloso Dongdaemun Design Plaza, uno de los últimos proyectos de Zaha Hadid, se verá una video performance de la coreana Yiyun Kang inspirada en las coreografías participativas de los integrantes de la banda BTS. Los jóvenes músicos, ahora mecenas de arte, definen Connect BTS como "el resultado de la diversidad en una creación colectiva, un mensaje positivo para el mundo y para nuestros fans que podrán sumarse al desarrollo de esta serie de muestras a través de las redes".
- BTS acrónimo de Bangdam Sonyeondam (boy scouts a prueba de balas) y de Beyond the scene nace del modelo de sociedad diseñada. Modelo ola coreana.
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