Arte y naturaleza, un vínculo que crece en el futuro Ecoparque de Buenos Aires
Una ciudad fantasma. Eso es hoy Prípiat, poco más de tres décadas después de que sus habitantes se vieron forzados a abandonar sus hogares como consecuencia del peor accidente de la historia de la energía nuclear. Tras la explosión de un reactor de la central de Chernobyl, que emitió radiación 500 veces superior a la de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima, incluso los animales de la región debieron ser sacrificados para evitar que contaminaran zonas no afectadas.
En ese siniestro lugar envenenado estuvo Angelika Markul, artista polaca que viajó a Buenos Aires para mostrar los registros de sus osadas aventuras. Naturaleza reimaginada, una de las tres muestras que inauguran hoy en el Centro de Arte y Naturaleza del Muntref, logra con creces el objetivo de este flamante espacio ubicado en el predio del futuro Ecoparque de la ciudad de Buenos Aires.
Alojado en la antigua confitería El Águila del desaparecido zoológico porteño, sobre la Avenida Sarmiento, este centro de exposiciones inaugurado durante la primera edición de Bienalsur tiene un fin concreto: apela a la capacidad conmovedora del arte para contribuir a sembrar conciencia sobre la necesidad de una sociedad ecológicamente sustentable.
En el límite con la ciencia ficción, las imágenes de Markul son contundentes. Ella misma filmó bajo el agua, en Japón, una misteriosa pirámide que muchos comparan con la ciudad sumergida de la Atlántida. Y descendió a 300 metros bajo tierra en Naica, un pueblo del estado mexicano de Chihuahua, para registrar una cueva que alberga los cristales más grandes del mundo. Arriesgó su vida para realizar estas tres videoinstalaciones curadas por Diana Wechsler, con la intención de "compartir la experiencia con quienes no conocen estos lugares".
Algo de eso tienen también los videos exhibidos por Sebastián Díaz Morales. Nacido en 1975 en Comodoro Rivadavia, este artista de ascendente carrera internacional presenta escenas que reflejan la difícil convivencia entre el hombre y la naturaleza. En todos los casos, el hombre es el que pierde.
En un futuro no muy lejano se titula su muestra, protagonizada por el omnipresente viento patagónico. Todos los intentos de una pareja por comunicarse o cobijarse resultan infructusos ante la fuerza indomable de la naturaleza, que demuestra una vez más su capacidad de arrasar con todo a su paso.
En la última edición de la Bienal de Venecia, en el marco de la muestra Viva Arte Viva, Díaz Morales exhibió Suspensión, otra videoinstalación que explora en sus palabras "la sensación de la caída libre como una opción a la realidad". "Al hombre lo absorbe el futuro. Magnetizado por una gravedad atemporal, parecería ser que cae más y más dentro de su humanidad. En su caída hacia lo que probablemente sea su destrucción, demuestra una pasividad imperturbable", dijo entonces a LA NACION el artista, residente en Ámsterdam, que fue premiado con la beca Guggenheim y ya exhibió sus obras en prestigiosos museos como la Tate Modern de Londres y el Centro Pompidou, en París. El año pasado, en la feria madrileña ARCO, Eduardo Costantini compró su videoinstalación Insight (2012), que consistía un inquietante loop de espejos que estallaban contra el piso.
Una fragilidad similar tienen las obras de Larry Muñoz, artista colombiano que realizó una residencia de un mes en el Centro de Arte y Naturaleza. Durante ese tiempo tuvo la oportunidad de recorrer el antiguo zoológico y filmar a los animales que no fueron reubicados para no poner en riesgo su superviviencia. Provoca ternura y melancolía observar la suave respiración de dos rinocerontes hermanos que permanecerán allí juntos hasta su muerte, o el inquieto movimiento de la cola de un mono que ya no parece tener con quién jugar.
"Larry nos obliga a vincularnos con los pequeños gestos de la naturaleza", dice Benedetta Casini, joven curadora italiana, al señalar las delicadas plumas y semillas de cardo que flotan junto a una pared, sostenidas por invisibles hilos de seda. Para la realización de la muestra La eterna novedad del mundo, la mirada del artista también se detuvo sobre la fachada de la antigua confitería y registró dos nidos de hornero ubicados sobre el rostro de una escultura. Una demostración más de que la naturaleza hará lo que deba hacer, sin pedir permiso.
Para agendar: En un futuro no muy lejano, de Sebastián Díaz Morales, Naturaleza reimaginada, de Angelika Markul, y La eterna novedad del mundo, de Larry Muñoz, hasta el 5 de agosto en Muntref-Centro de Arte y Naturaleza (Ecoparque, Avenida Sarmiento 2725). Entrada gratis
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