Arte, tecnología y naturaleza: un combo explosivo en la semana de Art Basel
La sinergia interdisciplinaria que llama a tomar conciencia sobre el futuro del planeta lidera las tendencias en Miami, en un año marcado por el retorno presencial tras el impacto de la pandemia
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MIAMI.- Bajo el sol de la tarde, con 23 grados en la playa de Miami Beach, dos icebergs flotan en la pileta del Faena Hotel. No es difícil imaginar cuál será su destino. La apariencia helada de estas esculturas creadas con plástico reciclado logra lo que busca Carlos Betancourt, artista estadounidense nacido en Puerto Rico: provocar una reflexión sobre la crisis climática, la subida del nivel del mar y la supervivencia de las especies, incluida la humana. Una motivación creciente entre los creadores de distintos países que participan de la semana de Art Basel, cita que convoca a los principales coleccionistas del mundo.
Las versiones NFT de What Lies Beneath (Lo que hay debajo) y otras obras se subastarán mañana desde la nueva plataforma Aorist, flamante institución cultural dedicada al cruce entre arte, tecnología y conciencia ambiental. Una sinergia interdisciplinaria que lidera las tendencias, en un año marcado por el retorno presencial tras el impacto de la pandemia. Lo recaudado por algunas de esas obras se destinará a la creación del ReefLine, un parque público de esculturas submarinas y arrecifes artificiales de 11 kilómetros de largo, con un sendero para practicar esnórquel, proyectado para proporcionar resiliencia costera y un hábitat a los corales en peligro de extinción.
“Los estamos hirviendo vivos”, advertía en 2019 un experto de la ONU sobre estos arrecifes vitales para las especies marinas. Para alertar sobre esta situación y “crear conciencia sobre nuestros océanos y ecosistemas marinos frágiles”, miles de kayakistas protagonizarán desde el miércoles un inusual desfile: remarán por la costa de Miami Beach arrastrando boyas flotantes, con la forma de los icebergs de Betancourt y de un semáforo con la luz roja encendida creado por el argentino Leandro Erlich. Este último inaugurará el ReefLine, el año próximo, con la recreación subacuática de Orden de importancia, el congestionamiento de autos presentado hace dos años en la playa de Miami.
“El arte hace la revolución irresistible. Nos ayuda a contar una historia, unifica”, dice entusiasmada a LA NACION Ximena Caminos, impulsora de todos estos proyectos. Según ella, los arrecifes artificiales diseñados por artistas con el asesoramiento de científicos “demostrarán al mundo cómo pueden alinearse el turismo, la expresión creativa y la construcción de hábitats críticos”, mediante una poderosa sinergia entre infraestructura cívica, arte público y protección ambiental.
A esta “revolución” que propone unir conciencia ecológica con el arte y las últimas tecnologías se refiere también el español Pablo Rodríguez-Fraile, uno de los principales coleccionistas de NFT del mundo y cofundador de Aorist junto con Caminos y Andrea Bonaceto. “Esta es la primera plataforma carbon negative –asegura, en referencia al proceso mediante el cual se elimina de la atmósfera más dióxido de carbono del que se produce-. Funciona con Algorand, el servicio de blockchain más ecológico de todos”.
Para su lanzamiento durante la semana de Art Basel, cuando Miami se convierte en la capital global del arte, idearon Crossroads: una serie de intervenciones artísticas site-specific en distintas locaciones de la ciudad, que abarcan tanto el espacio físico como el virtual. Entre ellas Mushroom Cloud, una nube creada con realidad aumentada por Nancy Baker Cahill que se manifestará digitalmente desde la superficie del océano para señalar “la fragilidad de todos los ecosistemas interdependientes y la responsabilidad humana”.
También integrará este programa Machine Hallucinations: Coral, de Refik Anadol, escultura mutante realizada con inteligencia artificial a partir de casi dos millones de imágenes de coral disponibles en redes sociales. “Esta obra se centra en lo esencial que es para nosotros conservar nuestros océanos –señaló el artista de origen turco, que también trabajó con el archivo de la colección del MoMA-. Demuestra que cuando existe una colaboración armoniosa entre la máquina, el hombre y la naturaleza, el resultado puede ser poético y hermoso y, con suerte, puede inspirar cambios”.
“Ya no es humano vs. máquina, es humano + máquina”, anuncia la presentación de un programa de charlas dedicado al boom de los NFT en Art Basel, que incluirá una el jueves entre Anadol y el prestigioso curador suizo Hans Ulrich Obrist. Será en el marco de la muestra de “criptoartistas conscientes del clima” organizada en la feria por Tezos, otra plataforma blockchain que se distingue por su eficiencia energética.
“La exposición llega en un momento importante para la industria. Si bien ha habido una explosión reciente de interés en el mercado del arte NFT, la tecnología blockchain también ha sido criticada por contribuir al calentamiento global”, señalan los organizadores en artbasel.com. Y explican que “por lo general, cuando un artista hace clic en un botón para acuñar un NFT, esto desencadena un proceso llamado minería en una red blockchain; esto requiere una inmensa potencia informática que resulta en emisiones de gases de efecto invernadero alarmantemente altas. Sin embargo, la red Tezos tiene una huella de carbono mucho menor”.
También la feria Pinta, dirigida por el argentino Diego Costa Peuser, dedicará un proyecto especial al problema del calentamiento global. Alma de glaciar y Titanes de hielo, videoinstalaciones inmersivas de la artista venezolana Nan González curadas por el cubano Félix Suazo, proponen “abordar la interconexión de la naturaleza y las actividades humanas. Lo que, en última instancia, aumenta la conciencia sobre el calentamiento y la pérdida de biodiversidad, dos de los asuntos más urgentes que enfrenta Miami”.
El desafío de proteger recursos hídricos es también el tema central de este año para Kolapse, “una conversación global para repensar el mundo” impulsada desde 2019 por Edo Costantini -hijo del fundador del Malba- que convoca a referentes de distintas disciplinas a “participar en debates urgentes sobre el futuro de nuestro planeta”. Como parte de ese programa inaugurará mañana Ritmos en la naturaleza, muestra curada por Victoria Giraudo con fotografías de Costantini y obras de Fernando Brizuela, Manuel Esnoz, Santiago Quesnel y Zoe Di Rienzo. Se centrará “en el tema de la madre naturaleza, en el paso del tiempo, en su ritmo y, sobre todo, en su fragilidad”.
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