Arte. Museo de la revuelta
Antológico repaso de los colectivos artístico-políticos de varios países sudamericanos, cuyas intervenciones en el espacio público impugnan, mediante formatos diversos como el afiche o la performance, el machismo, la desigualdad, el racismo y la corrupción
Más didáctica que perentoria, la nueva muestra que reúne en Proa a dieciséis colectivos artísticos del Cono Sur permite discernir las alianzas ideadas por actores sociales insurrectos -grupos de artistas de izquierda, anarquistas, feministas, estudiantiles, "no artistas" en algún caso- para copar con intervenciones el espacio público de las ciudades. Herederos de las tradiciones de vanguardia revolucionaria de los años sesenta y setenta en América Latina (y también constreñidos por la represión feroz a esas vanguardias), los colectivos elegidos por Cecilia Rabossi y Rodrigo Alonso, curadores de Acción urgente, establecen un recorrido histórico que va de fines de la década de 1980 (con las acciones del Grupo Escombros, integrado entre otros por el mítico artista platense Luis Pazos) hasta la actualidad.
La selección abarca un conjunto de prácticas y modos de experimentación estética y política en el ámbito de las ciudades de Sudamérica, en un arco temporal que va desde el final de las dictaduras hasta la consolidación, mal que bien, del sistema democrático. Para ello, la producción de la exposición no se ahorró ningún formato y reproduce (quizás éste sea uno de los puntos débiles de la muestra: la reproducción in situ de acciones callejeras pero sin su eficacia), diversas estrategias de la acción directa para articular mensajes, denuncias y protestas. En Acción urgente se superponen pósteres, afiches, videos, fotografías, murales, infografías, grafitis e instalaciones de los diferentes grupos de artistas.
Luego de una pulcra y quizás escolar puesta en contexto con tapas de diarios de Latinoamérica que reseñan los hitos históricos de esos años (desde la muerte de Pinochet en Chile hasta la sanción de la ley de matrimonio igualitario en la Argentina, pasando por la masacre de Curuguaty, que dio lugar a la destitución exprés del presidente paraguayo Fernando Lugo), se ofrecen en otras tres salas y en la escalera las experiencias de los grupos sobre el presente inmediato.
El Colectivo Sociedad Civil, de Perú, reúne a artistas visuales que, a partir de cierta idea de limpieza, ponen en su lugar a los políticos peruanos (en bolsas de residuos) y lavan la bandera nacional en espacios públicos. Iconoclasistas, el interesante grupo argentino de investigación, cartografías y gráficas (www.iconoclasistas.net), presenta uno de sus mapas críticos de un barrio (José León Suárez) donde se concentran pobreza y contaminación ambiental.
Uno de los principales atractivos de Acción urgente es la exhibición de los trabajos de Mujeres Públicas, el grupo feminista de activismo visual de la Argentina (colectivamujerespublicas.blogspot.com.ar) que denuncia prácticas y discursos sexistas con afiches, periódicos ilustrados y módicos banners con leyendas tan contundentes como "¿Cree que su heterosexualidad tiene cura?" y otras referidas a la lucha por la despenalización del aborto. Viva Laura Pérez, otro grupo argentino, que con su nombre simboliza que cualquier individuo puede ser factor de cambio, y Contrafilé, de Brasil, utilizan videos, gigantografías y elementos de la vida cotidiana -el molinete, en el caso del grupo paulista- para cuestionar los aspectos alienantes que regulan la organización social. Se incluye en la Sala 2 un apartado colorido y poco pertinente del "arte correo" del uruguayo Clemente Padín, pionero en la difusión global de las revueltas a partir de postales intervenidas por remitentes y destinatarios.
El grupo Etcétera, de la Argentina, abre la Sala 3. Allí exponen una instalación con veinte figuras en MDF, llamada Gente armada, fotos de Operación B.A.N.G. (el desembarco del grupo "errorista" en la Cumbre de las Américas en 2005, en Mar del Plata) y cuatro videos que jaquean -figuradamente hablando- el statu quo. El registro fotográfico de acciones del m.a.m. (mujeres artistas en movimiento, de Uruguay) repasa su abordaje, en plazas y sitios céntricos de Montevideo, de la violencia de género y los derechos laborales de las mujeres. La Perrera, de Perú, estuvo activo de 1994 a 2004 e intervino en el debate político con mensajes de protesta y concientización ciudadana mediante potentes recursos gráficos.
Mujeres Creando, de Bolivia, es otro de los grupos que mejor sintetiza la acción política con un pensamiento plástico irreprochable: El eterno kamasutra histórico del patriarcado (2014) es un grafiti-cómic que esta agrupación feminista (sus integrantes, entre ellas María Galindo, rechazan definirse como "artistas") creó ad hoc para la muestra. Allí denuncian, con humor y firmeza, la injusticia social y el machismo dominante. Tres videos de Erika y Javier, de Paraguay, desmontan la incidencia de los medios de comunicación en la persistencia del colonialismo en las sociedades latinoamericanas. Los guiones, saturados de frases punzantes ("Toda experiencia contemporánea es colonial"), se articulan con imágenes dadaístas de la pareja creativa en situaciones callejeras, adoctrinando a los transeúntes.
Una instalación gráfica de Cuadernos de Movilización, de Chile, pone en circulación (y en espectacular escala) los recursos gráficos de este grupo nacido en 2011 en defensa de la escuela pública. También se exhiben en la Sala 4 las operaciones de Costuras Urbanas y de Opavivará, de la Argentina y de Brasil respectivamente, orientadas al desarrollo crítico de la conciencia ciudadana. El Frente Três de Fevereiro, de Brasil, nació en 2004, cuando un joven odontólogo negro fue asesinado por la temible policía militar brasileña. Se muestran videos y una gran foto que reproduce una de sus intervenciones en acontecimientos masivos, como las banderas con leyendas antirracistas en las tribunas de un estadio de fútbol.
Finalmente, cabe mencionar la merecida presencia del Grupo Escombros, que surgió en La Plata en plena crisis económica en la década de 1990 y cuyo nombre se debe a lo que los artistas estimaban que iba a quedar del país tras el paso de Atila del neoliberalismo: "Sólo escombros". ¿Se equivocaban acaso?
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