Art Basel vuelve a la vida presencial
Abrió y ya se vendió un Jeff Koons; la exitosa plataforma virtual se mantiene
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La presencialidad vuelve a las ferias de arte del mundo hoy con la apertura al público de la cita planetaria más prestigiosa. Art Basel, en Suiza, tiene otra vez edición física, aunque mantiene el terreno ganado en pandemia, con una gran plataforma virtual.
Pronto abrirán las puertas de ediciones poscuarentena de BAphoto y de arteBA, presenciales pero más pequeñas, y hace unos días terminó la feria de Córdoba, que se expandió por todo el mapa local. Pero hoy y hasta el 26, las miradas están puestas en Basilea, donde participan 272 galerías de 33 países en una feria de pasillos llenos y barbijos multicolores, con protocolos simplificados para vacunados. Es una de las ferias más antiguas, también. El año pasado hubiera cumplido 50 años.
Buenas ventas antes de abrir, como un Jeff Koons de dos millones de dólares, y grandes expectativas de reactivación animaron ayer la jornada previa a abrir las puertas. Se registran en las obras temáticas activadas en la pandemia: la preocupación ambiental, la diversidad sexual y el activismo político. Son sintomáticas, por ejemplo, las personas encapsuladas en burbujas en la explanada de ingreso, parte de la performance Tears de la artista británica Monster Chetwynd.
La plataforma virtual permite ver 1400 obras que cien galerías tienen ahora colgadas en sus stands, en los On Line Viewing Rooms. Hay también disponibles videos que registran el backstage de montaje de cada obra, performances, piezas de videoarte y conferencias.
Por ejemplo, la galería Kasmin tiene una exposición individual de Lee Krasner, maestra del expresionismo abstracto (opacada en vida por su influyente marido, Jackson Pollock). En Neugerriemschneider se exhiben obras de grandes popes acerca de utopías, distopías y esperanza: una cabina donde crece musgo de Olafur Eliasson, una araña de cristal de murano de Ai Weiwei, una esfera del artista tucumano radicado en Berlín Tomás Saraceno y un bonsai especial de Rirkrit Tiravanija (que ahora participa en una muestra de Bienalsur en el Museo Franklin Rawson de San Juan). La Galería Hosfelt de San Francisco llevó obra de Liliana Porter.
Está a la vista en la galería Pace la pintura de Koons recién vendida (junto con otras 19 piezas más que se fueron en solo tres horas) y en la galería neoyorquina Van de Weghe un óleo de Basquiat estimado en 40 millones de dólares es la obra de mayor valor de la feria. Son sensación, además, la casa de pan del artista suizo Urs Fischer (que vende por tres millones de dólares) y un nuevo mural de David Hockney, construido mediante dibujo fotográfico, una combinación de fotografía tridimensional y software de modelado. La austríaca Ropac vendió una obra de Rauschenberg por cuatro millones y medio de dólares.
Hay dos galerías argentinas con artistas de Latinoamérica: Isla Flotante y Waldengallery. Isla Flotante llevó la obra del artista boliviano Andrés Pereira Paz, que habla de inmigración, una instalación compuesta por una serie de esculturas hechas en acero que se asemejan a los astros en los dibujos del cronista originario Guamán Poma de Ayala, donde resuena el latido y el canto de un pájaro, el Guajojo, que frente al avasallamiento productivista del Amazonas buscó su nuevo hábitat en la Paz. “Aborda así Andrés la compleja y sincrética construcción de la identidad latinoamericana y lo hace con una instalación melancólica, a la vez que poética y por cierto, esperanzadora”, dice a LA NACION Leopol Mones Cazón, director de la galería.
Walden llevó la delicada obra tejida de Feliciano Centurión. En el sector Feature de la feria, montó además la muestra Té para tres, con obras de Centurión, Ana López y Cristina Schiavi, reflejo de su amistad. “Compartieron materiales, ideas y espacios de exhibición, salieron de compras por la ciudad de Buenos Aires en busca de telas, juguetes y platos de papel para pintar, muchos de los cuales se pueden encontrar en las tres obras”, dice la galería.
En Liste Art Fair, que vendría a ser el barrio joven, hay otra galería local, Piedras, que llevó una muestra individual de Clara Esborraz, Mirror, una serie de dibujos donde la vestimenta masculina se convierte en el lenguaje para explorar la performatividad de género. Jimena Croceri y la artista suiza Sarina Scheidegger presentan una pieza performática en colaboración, Aguas menores. El mundo parece que vuelve a girar.
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