Arrepentidos in extremis
Según Dante Alighieri en la Divina comedia, el peor de los criminales, si se arrepiente de sus pecados un minuto antes de morir, será perdonado por Dios y tendrá acceso a la visión de Dios; naturalmente, antes, deberá pagar en el Purgatorio por sus faltas. Es muy probable, claro, que deba superar duras y larguísimas penas, ya que después gozará de la vida gloriosa, de la plenitud sempiterna.
En esas cosas celestiales, pensé en Año Nuevo a propósito de los “arrepentidos” argentinos que confesaron sus delitos y los ajenos ante la justicia; y los que, reincidentes, se arrepintieron de su anterior arrepentimiento. Por cierto, un minuto antes de morir tienen la posibilidad metafísica de arrepentirse ante el Señor. Eso sí, el arrepentimiento deberá ser sincero. Y, ¡ojo!, porque Dios no es como los jueces nacionales: lo sabe todo, no acepta coimas ni apelaciones ni influyentes. Por pura curiosidad, me gustaría saber cuántos milenios deberán pasar esos “arrepentidos” antes de ver la cara divina. ¿Un presidente, por su jerarquía, tendrá una pena más prolongada que un sindicalista, un testaferro o un juez? ¿Un “arrepentido” de último momento, si antes se arrepintió ante la ley humana, tendrá tiempo de descuento?
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