La Argentina llevó un retazo del Impenetrable a la Bienal de Diseño de Londres
LONDRES.– Aunque no seamos expertos en diseño, somos intuitivamente jueces de diseño. Un simple objeto genera una reacción sobre si está o no bien hecho, si es útil, reciclable, orgánico, biodegradable, innecesario, cómodo. Cada vez más las sociedades reconocen el poder del diseño como generador de cambios sociales y de crecimiento económico.
La segunda edición de la London Design Biennale que comenzó hoy con participación de un pabellón de Argentina, y se extiende hasta el 23 de este mes, celebra el diseño como un lenguaje internacional, proveyendo una plataforma para la creatividad, en el histórico edificio Somerset House (s. XVIII), que desde el año 2000 es un destino clave para el encuentro creativo de artistas y público, debates intelectuales. Es una powerhouse en el que conviven 400 negocios creativos habitualmente, además de contener el famoso Instituto y Galería de Arte Courtauld; y en invierno, una pista de patinaje.
El año pasado, Gallup publicó su tercer Reporte Global de las Emociones, una medición de sentimientos no considerados por los indicadores económicos tradicionales como PBI y desempleo que determinan la salud de un país. En realidad el 70 % del comportamiento humano se rige por las menos cuantificables emociones y no por la razón. Por eso, la Bienal de Diseño de Londres 2018 eligió como tema los Estados Emocionales. La relación entre el diseño, sus respuestas emocionales y las necesidades sociales reales, a través del uso de todo tipo de disciplinas y técnicas.
El resultado es una fantástica colección de instalaciones de 40 países, ciudades y territorios que provocan al visitante, lo invitan a interactuar dejando su marca en vidrios mojados por la condensación (Matter to Matter, Letonia), a sorprenderse alterando proyecciones de una video-instalación sobre procesos de teñido textil (Khai, Vietnam), o a envolverse en aromas de nostalgia (The State of You, Qatar). Hay una instalación que invita a descansar en una cama en el primer piso de una estructura en madera azul (The Silent Room, Líbano), o a viajar por ciudades con nombres que se refieren a emociones (Canadá). En un aula escolar la tecnología digital y robótica están pensadas para incluir a quienes por enfermedad no pueden asistir físicamente (Learning and play for all, Noruega). Mongolia invita a explorar el círculo virtuoso del cashmir a la prenda final y su historia emocional con un contenedor con cuarenta kilogramos de la fibra sustentable cuya suavidad puede apreciarse a través de huecos en al acrílico. Hay instalaciones que evocan emociones muy duras también, como objetos usados diseñados para campos de concentración (Polonia), o los más actuales campos de refugiados. Todo lleva a preguntarse cómo el diseño afecta cada aspecto de la vida y cómo las necesidades generan diseño.
El presidente y cofundador de la LDB, Sir John Sorrell, explicó a LA NACIÓN, que luego de 16 años del London Design Festival, era hora de generar un evento de escala internacional, "que fuera para el diseño, lo que la Bienal de Venecia es para el Arte".
"Yo creo que la gente en general no tiene conciencia de lo mucho que el diseño influencia en nuestra forma de sentir y vivir. Esta bienal es la oportunidad para que la gente explore esta idea y tal vez, los ayude a exigir en un futuro mejores diseños, más relevantes, ya que están ligados a conceptos fundamentales en la sociedad como la sustentabilidad, el desperdicio, la habitación, y al mismo tiempo, mejoren los niveles de bienestar y felicidad", dice el experto en identidad y diseño. "Mi ideal es un mundo con consumidores mejor informados", expresó Sorrell que trabaja hace 50 años por la educación en las artes y el diseño en las escuelas, y en la promoción de las industrias creativas.
La charla se desarrolló mientras un bailarín de la Compañía del prestigioso coreógrafo Akram Khan, interactuaba con la instalación de Grecia, Desobediencia, una alusión a las desobediencias mitológicas de Antígona, Ícaro y Prometeo. Es una larga pared doble de módulos interconectados, móviles que asemejan mármol, pero son de plástico reciclado, en el patio central de Somerset House. El bailarín ingresó en este túnel o espacio que fue respondiendo a sus movimientos con expansiones, ondulaciones y depresiones.
Un circuito sinuoso como el río Bermejo
La Argentina está representada por el colectivo de diseño marplatense TRImarchi y la comunidad Wichi. Trajeron un pedacito de El Impenetrable a Londres, con una instalación de grandes proporciones realizada con 6.300 metros de hilos de chaguar, con tintes naturales, 36 guirnaldas de 9 flores cada una, y miles de hojas tejidas, penachos y pompones dispuestos en planos verticales, diagonales o cortinas, formando un circuito sinuoso como el meandro del Río Bermejo, donde la diseñadora textil Sol Marinucci, y el cofundador de TRImarchi, Sebastián Valdivia, iniciaron un viaje de reconocimiento del diseño ancestral wichi y su legado visual precolombino. Fueron varias semanas de observación e intercambio mutuo, de par a par, sin las distracciones de la vida moderna, recordaron los diseñadores.
La premisa de las emociones los hizo pensar hacia adentro. "Decidimos plantear un paralelismo entre la selva Impenetrable en el norte de Formosa, donde los wichis trabajan con estas fibras vegetales autosustentables y con patrones de diseño que evocan poderes de la naturaleza, y el impenetrable del ser íntimo y profundo", explica Marinucci. "La idea es que los visitantes recorran la instalación como si estuvieran en la selva del Impenetrable, que pongan el cuerpo, vean por dónde pueden pasar, completa Pablo González Díaz, también cofundador. En ese momento llegó el jurado y luego de escuchar la explicación de los argentinos, inició la travesía de El Impenetrable. "We need a machete", dijo uno provocando risas y transformando la formalidad de la situación en una experiencia lúdica o sea "en una pequeña victoria", según lo sintió Valdivia.
Diecinueve mujeres wichis realizaron flores, hojas y demás elementos que evocan la flora en la instalación. "Los wichis fueron encantadores –continuó Marinuci– son aventureros y disfrutaron explorar propuestas". "Al presentarnos como "curadores" ellos interpretaron "curanderos", así que fue interesante entender el paralelismo no como un error sino como articulador entre ellos y nosotros, para seleccionar sentimientos y emociones. Se generó un puente espiritual que nos hizo comprender su cosmogonía, su intangibilidad y reinterpretarla en la instalación, que terminó siendo un amuleto en el que viven sus estados emocionales", finalizó Valdivia.
Los diseñadores argentinos, consideraron que ésta es una gran oportunidad para "ayudar a trascender saberes que muchas veces no se conocen siquiera en nuestro país y que contienen un mensaje que la sociedad global contemporánea necesita incorporar o revalorizar: la sustentabilidad ancestral en los wichis; el trabajo en equipo, ya que hablan del nosotros no del yo; y el respeto por la naturaleza". En lo profesional su participación en la Bienal "significó un desafío, al traducir este conocimiento para un público global, más allá del lenguaje, mediante una experiencia poética e immersiva", dijeron a LA NACION.
TRImarchi participó en la primera LDB, en 2016, con una conferencia sobre el diseño argentino, que partió de la estructura interna del nido del hornero, como un primer diseñador. Esta visión del diseño les valió la invitación del Director Creativo, Chris Turner, para este año. En esa línea consideraron apropiado "darle una búsqueda antropológica y geográfica a la propuesta para la bienal". El equipo en Londres se completó con los arquitectos Javier Serena y Ariel Jinchuck.
Videos del Impenetrable y el proceso del chaguar, así como una trilla sonora continua y autóctona, complementan la propuesta nacional, que cuenta con el apoyo de los Ministerios de Relaciones Exteriores y Cultura y de la Embajada Argentina en Gran Bretaña. TRImarchi participará además del evento THREADS inserto en el Open House London, del que la Residencia del Embajador Argentino en Belgrave Square es parte cada año a fin de septiembre.
El jurado, integrado por catorce líderes mundiales en diseño, como Paola Antonella del MoMA, otorgó tres medallas ayer. La medalla a la contribución más importante le correspondió a Egipto por Modernist Indignation, una elegía por una cultura que está desapareciendo rápidamente visto a través del prisma de la primer revista de diseño árabe.
La medalla a la interpretación mejor inspirada en el tema Estados Emocionales le correspondió a Estados Unidos por Face Values, en el que se usa el polémico software de reconocimiento facial para investigar cómo los rostros se usan cada vez más como fuente de data viviente y que está siendo usado actualmente por gobiernos y corporaciones en productos y sistemas. La instalación es curada por Ellen Lupton del Cooper Hewitt Smithsonian Design Museum de Nueva York.
La medalla al diseño excepcional fue otorgada a Letonia, por Matter to Matter. Una meditación sobre la interacción de la arquitectura y la tecnología con la naturaleza, inspirado en la importancia de la responsabilidad social y consideración del medio ambiente, y según el director artístico Arthur Analts, surgió de las emociones provocadas por los recuerdos.
Una cuarta medalla será decidida por voto del público y anunciada el 19 de septiembre.
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