Arco de reyes y primera dama: Letizia y Felipe cortaron la cinta y recorrieron la feria junto con Fabiola Yáñez
En la tradicional recorrida inaugural de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid participó hoy la primera dama argentina, presente en la sección Latinoamérica; una obra del vasco Eduardo Chillida desbanca al Miró y es la más cara
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MADRID.- Un clásico de Arco. La escena se repite todos los años como una coreografía anunciada. A las 12, apertura para la prensa; 12.15, una nube de flashes, cámaras y móviles esperan a Felipe VI y a la reina Letizia, que dan por inaugurada la 42° edición de la feria de Madrid. Ella, con vestido color salmón, stilettos y pelo muy largo, sonríe... como una reina. Le toca al rey, vestido de gris cobalto, con barba corta y esa apostura cercana y cálida que lo define, opinar sobre este universo dispar del arte actual. Un año atrás fue la reina Letizia quien cortaba la cinta inaugural. Había comenzado la guerra en Ucrania y el rey era reclamado por otras urgencias.
Hoy conversa con Maribel López, directora de Arco, pregunta y mira como indagando en ese mundo lleno de interrogantes que es el arte contemporáneo. Escalas en el pabellón del Mediterráneo, en lo de Juana de Aizpuru, la sevillana salerosa, fundadora y el alma de Arco, y, metros más allá, la comitiva se detiene en la sección de Latinoamérica. Allí está la primera dama Fabiola Yañez, vestida de verde aceituna, pantalón y chaqueta, el pelo recogido en un rodete muy Evita y amplia sonrisa. Saluda al embajador Ricardo Alfonsín y se suma a la comitiva, sintiéndose “como en casa”. Se detiene en Hache, conversa con la artista Florencia Bõthlingk y sigue su camino.
Yañez no llega a la feria de compras: según el curador de la muestra Nunca lo mismo, donde confluyen los artistas argentinos, la primera dama no adquirió nada. “Ella no es una coleccionista, no vino a comprar obra -dice a LA NACION Mariano Mayer-. Le interesaba interactuar con los artistas, buscar para ellos una mejor posición internacional. De ninguna manera quiere llamar la atención, sí acompañar esta presencia en Arco con su interés”.
Cumplido el ritual real, Arco seguirá su derrotero en busca de nuevos compradores, más ventas y coleccionistas activos. Al Miró de los 2 millones de euros le ha salido un competidor: una escultura potente y abstracta del vasco Eduardo Chillida estimada en 3,7 millones de euros. Autor de esa maravilla que es El peine de los vientos, sobre el mar, en la playa de la Concha, San Sebastián, Chillida tiene la dimensión de un monumento nacional. Amado y admirado, encontró la manera, callada y elocuente al mismo tiempo, de decir mucho con el mínimo gesto. Menos es más. Ese es Chillida.
Esta tarde presentará su libro sobre coleccionismo el argentino Daniel Levinas, que fue premio Arco al coleccionismo, escoltado por sus hermanos Gabriel y el arquitecto Sheinberg Levinas. Y a la noche Pat y Juan Vergez recibirán el premio Arco, que también lo recibió años atrás Eduardo Costantini, cuando expuso parte de su colección, y el soberbio Baile de Tehuantepec, de Diego Rivera, en la Academia de San Fernando.
De una u otra manera, Argentina es presencia protagónica en este Arco sin barbijos. Nuestros artistas son los mejores embajadores.
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