“Aquí no hay grietas”: abrió sin grandes estridencias políticas esta vez la gran cita cultural en la Rural
La “onda expansiva” de la Feria del Libro ya se irradia desde Palermo, indicó Martín Kohan en su ocurrente discurso inaugural; poca gente y mucha expectativa para el fin de semana
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Y llegó el día. Como sostuvo en su discurso el escritor Martín Kohan, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el acontecimiento cultural del año, comenzó a diseminar esta noche su “onda expansiva” y su “foco de irradiación” desde la Rural. Kohan, que a la manera de un Walter Benjamin porteño “señalizó” las cinco entradas del evento, reivindicó al lector y la lectura, como había adelantado en diálogo con LA NACION. “Los lectores, la lectura: es ese el punto nodal de cualquier feria del libro, aun cuando en la Feria misma es difícil encontrar un lugar propicio para sentarse y ponerse a leer un rato”, dijo en un estilo fluido y al mismo tiempo florido.
El autor de Confesión fue el último de los oradores –todos varones– del acto de apertura en el Salón “El Central”, en una noche sin escándalos ni abucheos, con aplausos y gran cantidad de agradecimientos recíprocos, en un clima cordial.
A sala llena, se lanzó así la 47ª edición de la Feria porteña con la presencia de escritores, editores, representantes de la Fundación El Libro (FEL), las cámaras del sector y de federaciones vinculadas con el mundo del libro, que hasta el 15 de mayo será el “rey sol” del sistema literario y cultural.
Los oradores (el presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro; el gobernador de la Región Metropolitana de Santiago, ciudad invitada de honor, Claudio Orrego; el ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile, Jaime de Aguirre; el ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro y su par nacional, Tristán Bauer, se refirieron a las virtudes de la cultura, de los libros y las bibliotecas, los valores del debate, los cuarenta años de democracia en la Argentina, los cincuenta años del golpe de Estado en Chile y la hermandad cultural entre Buenos Aires y Santiago. Todos nombraron a Jorge Luis Borges y el centenario de su poemario Fervor de Buenos Aires, y a Gabriela Mistral, que será protagonista de la Maratón de Lectura del lunes 8 de mayo.
Casi una hora de salón literario
Con humor y durante casi una hora, Kohan leyó su texto El salón literario. “Voy a leer un ratito”, aclaró antes de empezar. Las únicas intervenciones del público fueron para aplaudirlo y festejar sus ocurrencias e ironía. Aunque no armó polémica como sucedió el año pasado con su colega Guillermo Saccomanno, que repartió críticas a todos los sectores, Kohan dijo en un momento que la única grieta que le importa es la de “explotadores y explotados”.
“Agazapados, camuflados, convirtiendo en una ventaja posible la desventaja inicial de pasar desapercibidos, la Feria puede ser un caballo de Troya con el que hacer que la literatura penetre en la ciudad, aunque también puede que haga falta un caballo de Troya para penetrar en la propia Feria, para recorrerla y para estar en ella”, postuló a manera de complot literario inspirado en Héctor Libertella y recibió aplausos espontáneos.
En el discurso de Vaccaro no faltaron las referencias a la “crisis del papel”, a causa del aumento constante del precio, la escasez del insumo y las dificultades para importar papel “que ponen en peligro la bibliodiversidad”. “Aquí no hay grieta”, dijo después de resaltar la compra récord de este año del Ministerio de Educación de la Nación para que lleguen cerca de quince millones de libros a las escuelas (entre primarias y secundarias) y el trabajo en conjunto con el gobierno porteño para desarrollar “políticas de colaboración” en favor de la lectura.
Santiago desembarcó con una delegación de cien personas (sesenta son autores) y una programación completa que incluye, entre otras propuestas, entrevistas, lecturas, presentaciones y el concierto de músicos chilenos y argentinos que se realizará mañana, en la Noche de la Feria. El recital “Santiago le canta a Buenos Aires” es uno de los dos “regalos”, como definió Claudio Orrego, de la capital chilena: el otro es el lanzamiento del concurso “Buenos Aires en cien palabras”, organizado en conjunto con la Fundación Plagio hace 23 años en Santiago. Por su parte, Jaime de Aguirre hizo hincapié en el “intercambio literario y cultural con la Argentina” y destacó que era “un honor participar de la Feria”.
El inicio del acto se demoró unos 45 minutos a causa de una extensa sesión de fotos y saludos protocolares entre los funcionarios locales y chilenos. Entre otros estuvieron presentes Ezequiel Martínez, director general de la Feria; Juan Sasturain, director de la Biblioteca Nacional; María del Carmen Bianchi, presidenta de la Conabip; Jorge Telerman, director del Teatro Colón, y el Ministro de Educación y Cultura de Uruguay, Pablo da Silveira, que llegó a Palermo con la poeta Ida Vitale. Durante la espera se proyectaron en una pantalla imágenes de la muestra de Argra que recorre los 40 años de democracia, que el público puede ver en el túnel que conecta el Pabellón Ocre con los demás.
El discurso del ministro Bauer tuvo alusiones a momentos de violencia política de la historia argentina y chilena, y críticas a la oposición y los medios. “Debemos profundizar la defensa de la democracia y de sus instituciones”, dijo, y condenó la “prepotencia” de quienes quieren dañarla. Dedicó palabras a la literatura chilena, usó hermosas citas del escritor Roberto Bolaño y se declaró fanático de Mistral. Entre otros temas de la actualidad hizo referencia a la Inteligencia Artificial: “Los que hablamos esta tarde sobre este estrado somos una especie en extinción. Nacimos en un mundo analógico en el cual leíamos diarios, revistas, libros de poesía, novelas, ensayos, todo en esas diversas tipografías impresas en papel”.
Avogadro resaltó que “no son momentos fáciles por la crisis que afecta al sector”. Sin embargo, señaló que “la cultura es esa fogata a la que podemos arrimarnos”. Definió a la Feria como un “artefacto cultural”, donde “la palabra está más viva que nunca”, en especial ahora, “cuando se cumplen los 40 años del regreso de la democracia”. El ministro porteño contó que esta tarde se había inaugurado en la Plaza de la República, al lado del Obelisco, un espacio para selfies con un libro gigante. “Ya hay fila para sacarse fotos”, aseguró.
En el primer día de apertura al público, los pasillos de la Feria estuvieron despoblados. Se veían libreros con carritos cargados de cajas y estudiantes secundarios en el sector Orgullo y Prejuicio. Varios editores coincidieron en que el primer jueves fue un día de transición (y fin de mes) hacia el primer fin de semana largo, con feriado incluido.
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