Aprender a conocer y a vivir juntos
Ha crecido en los últimos años la visión de que la escuela debe transformarse bajo el signo de las nuevas tecnologías. Volver a pensarla desde la idea de las redes, las interacciones novedosas, la actualización permanente, la personalización de los saberes y los modos de vincularse con ellos. Esas visiones se pelean con el prejuicio de una escuela lenta, de rutinas, de viejas tecnologías, del orden sobre la creatividad, las formas sobre los contenidos.
En el año 1996, la Unesco presentó el documento "La educación tiene un tesoro", que presentaba una prospectiva de la educación del futuro. Planteaba cuatro objetivos centrales para los niños y jóvenes: aprender a conocer, a hacer, a ser y a vivir juntos.
La Escuela Latinoamericana fue el modo que los estados eligieron para "vivir juntos", a partir de "aplastar las diferencias" y ser "lo mismo". Esta escuela "inundada" de efemérides, de historias heroicas, de una geografía de "todos los climas y todos los relieves", fue el modo en que los hijos de españoles, italianos, rusos, polacos, pueblos originarios se sintieran argentinos, todos parte de lo mismo.
Y además, socializarlos cuando llegaban de las zonas rurales a las ciudades. Así, nos enseñaron a formar filas para entrar al aula, levantar la mano para pedir la palabra, entre otras pautas.
Robert Cowen plantea que los sistemas educativos tienen una "piedra de Rosetta", un "código genético" dado por la trama de relaciones sociales de las sociedades en que tuvieron origen. Nuestra sociedad dista de aquella de la inmigración, la industrialización, las familias verticales, la ciudadanía disciplinada. Es probable que nuestra escuela requiera una transformación en los valores que la organizan.
¿Pero esa transformación implica que no requerimos "aprender a vivir juntos"? Quizá sean otros modos de vivir juntos, pero será una manera de dialogar, alcanzar acuerdos, resolver disidencias, trabajar en equipos, construir relaciones.
Cuando se afirma que la nueva escuela debe "adaptarse" a la cultura digital, se pierde de vista que la pregunta clave para pensar la educación no es "¿Cómo es la sociedad?", sino "¿Cómo queremos que sea?"
Particularmente, sigo creyendo en la escuela como un espacio donde encontrarnos, aprender a leer, comprender, debatir, argumentar, pensar bajo parámetros científicos, conceptualizar el mundo en que vivimos. Pero también a estar con otros, valorarlos, ser parte de un grupo, "aprender a vivir juntos".
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