Brotó una gigantesca flor de ceibo en el paisaje costero del Parque de los Niños
La escultura urbana, realizada con 15 kilómetros de tansa, se instaló en la ribera del Río de la Plata; es obra del arquitecto y artista urbano Alejandro Propato, que ya hizo intervenciones en espacios públicos de Amsterdam y Sidney
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Una flor realizada a partir de 15 kilómetros de tansa roja traslúcida brota en el Parque de los Niños. La instalación, inspirada en el ceibo, pertenece al arquitecto y artista urbano Alejandro Propato, y se puede visitar gratis.
En la ribera del Río de la Plata, justo cuando termina el verde y empieza el agua, la instalación artística Rojo Flor invita a encuadrar el horizonte con otra mirada. De acuerdo al punto de vista y al horario esta intervención en el espacio público asume formatos, colores y encuadres diversos. Se la puede contemplar como lo que es: una escultura urbana inspirada en la flor del ceibo. O bien, dar un paso y circular por su interior, aproximarse e interactuar. El contexto propone abordajes múltiples, ya que está emplazada en el corazón del Parque de los Niños, en Núñez, 32 hectáreas verdes y una de las vistas más amplias al río.
El autor es el arquitecto Alejandro Propato, artista y escultor, quien intervino otros espacios de la costa Argentina y también parques de Ámsterdam y Sidney. “Me interesa aportar obras efímeras que se integren al entorno y después se vayan. Estructuras portables, oníricas, que puedan viajar e instalarse en los bordes de otras ciudades. Me gusta armar y desarmar proyectos fugaces sin pretensiones de monumentos”, explica. De lo contemplativo a la acción, Propato incorpora la simbología de la flor nacional a partir de 15 kilómetros de tansa roja traslúcida de 2,5 milímetros. Hilos que en absoluta tensión tejen seis puntas en un formato ojival.
"Busco que los espacios públicos funcionen como sitios de libertad, espacios para compartir con los otros. En estos momentos de pandemia resultan claves para salir y disfrutarlos”."
Alejandro Propato
“La implantación no fue caprichosa, elegimos un punto específico en medio de una línea de ceibos donde uno de los árboles plantados no creció”, explica el artista urbano, que montó la flor de nylon y acero sobre una estructura metálica de tubos y tensores de cables. Propato, recibido en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires (FADU-UBA), estudió las características del ceibo para definir el diseño. “Es una especie que crece en las riberas del Paraná y el Río de la Plata y presenta dos floraciones, entre octubre y abril. Un detalle que suma más posibilidades de interactuar con el entorno”, destaca.
El arquitecto financió la obra con fondos y equipos propios, y articuló el montaje a partir de un permiso otorgado por la Comuna 13, a cargo de la administración del parque, que estuvo cerrado por un año hasta el 20 de marzo, cuando reabrió al público (de martes a domingo y feriados, de 8 a 19) con la sorpresa de esta flor gigante ya instalada. Así lo confirmó Claudio Echevarría, gerente de Gestión Comunal.
Las líneas rectas, diagonales y las figuras geométricas son el punto de partida de Propato, quien se encuadra en el “land art” y admira la obra de Christo, maestro de esta disciplina, que murió en mayo del año pasado y dejó un legado de ciudades, esculturas y museos embalados, lagos coloreados y paisajes intervenidos a escalas (y presupuestos) monumentales.
Viento, río y mar: en armonía con la naturaleza
Entre otras intervenciones, Propato desarrolló Amanecer permanente, una instalación que funcionó como punto de partida de Rojo Flor. Los 44 mástiles de 50 metros de largo resignificaron el horizonte del Parque de los Niños en 2019. Y luego formaron parte del festival Sculpture by the sea de Sidney, Perth (Australia) y Aarhus (Dinamarca). La estructura tensada gigantesca, diseñada bajo el concepto site specific, se sumaba al paisaje con rayos rojos, naranjas y amarillos, una metáfora del amanecer. En tanto, en Otoño Inverso Propato propuso devolver las hojas de los árboles a las copas para reinstalar los colores del otoño en pleno invierno. La intervención se expuso en la Plaza de los Museos (Museumplein) de Ámsterdam, frente al museo de Van Gogh y el Rijksmuseum. Y ganó el premio Obra Efímera en Espacio Público entregado por la ciudad de Amsterdam en 2010.
El viento como combustible y catalizador de su propia memoria emotiva fue el protagonista de Arte de las Playas, una instalación con espíritu viajero cuya ruta empezó en Las Grutas y recorrió Mar del Plata, Villa Gesell y Pinamar, con un montaje de banderas flameando en las playas de la costa atlántica. “Me crie en Comodoro Rivadavia, por lo tanto el viento es parte de mi infancia. Busco que los espacios públicos funcionen como sitios de libertad, espacios para compartir con los otros. En estos momentos de pandemia resultan claves para salir y disfrutarlos”, concluye.
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