Anticipo exclusivo. La nota en la que Ricardo Piglia cuenta cómo escribió su último libro
Después de la publicación de sus diarios, que atribuyó a su alter ego Emilio Renzi, llega otro libro póstumo de Ricardo Piglia, Los casos del comisario Croce (Anagrama). Quienes hayan leído la novela Blanco nocturno estarán ya familiarizados con Croce, pero en estos 12 cuentos policiales todo es diferente.
Ya inmóvil por la Esclerosis Lateral Amiotrófica que se llevaría su vida en 2017, encerrado en su propio cuerpo, Piglia, con valentía, siguió escribiendo hasta el final, y este libro, según él mismo explica, lo escribió de punta a punta, letra por letra, con un programa de detección de la mirada. Siempre atento a las relaciones entre teoría, literatura y tecnología, el propio Piglia se pregunta, en la "Nota de autor" que cierra el libro y que aquí anticipamos, si este dispositivo habrá afectado su estilo o dejado marcas en él. Como sea, el tono de su prosa –seco, impiadoso, preciso– resulta inconfundible.
De manera igualmente íntima, Los casos del comisario Croce marca una nueva visita de Piglia al mundo del policial, que tanto hizo para difundir en castellano con la colección Serie Negra. El policial aparece incluso en novelas de apariencia tan poco policial como La ciudad ausente.
Piglia enseñó que había dos tipos de policial: el negro, en el que el detective (el emblema es Philip Marlowe) se implica en la investigación hasta el punto de poner en riesgo su vida, y el de enigma (cuyo emblema es el Padre Brown de Chesterton) que resuelve los crímenes por pura deducción. El segundo tipo era el que prefería Borges, ese maestro al que tanto leyó y enseñó. En este libro, Piglia deja a la vez una despedida y un testamento.