Angustia contemporánea
Distancia de rescate, el nuevo libro de Schweblin, explora la angustia y el temor que acarrea la maternidad, sin caer en lugares comunes
Existen muchos relatos cuyo principal atractivo radica en el suspenso de la trama; pero pocos existen capaces de transformar ese conocido recurso en su variante más enfermiza, incómoda: la ansiedad. Distancia de rescate , de Samanta Schweblin (1978), avanza magistralmente sobre ese efecto acumulativo de ansiedad que provoca en el lector. Si bien la historia esconde un secreto que insinúa revelar al final, esa tensión es desplazada por la constante amenaza de una fealdad trágica que, por momentos, parece ya consumada. La historia toma prestado del género fantástico el enrarecimiento del clima, la borrosa situación de enunciación (un diálogo entre una mujer, Amanda, y un niño, David, en una sórdida salita de salud) y la hipérbole de las intoxicaciones y deformaciones congénitas que afectan a un pueblo lindante a cultivos de soja, a la manera de los mejores relatos de Ezequiel Martínez Estrada, pero con estilo diferente, propio. La voz de Schweblin es, sin duda, tan original como contemporánea de su época, y de allí que su ligazón con la literatura fantástica implique reconocer más de una "vuelta de tuerca" sobre las convenciones del género. Lo fantástico es aquí la evocación de algunos temas (la trasmigración de almas, por ejemplo, en la línea de Dormir al sol de Adolfo Bioy Casares), pero también, sobre todo, la elección de un clima "desrealizado", un clima que, sin ser ajeno al mundo cotidiano, toma prudente distancia de los registros más realistas.
La novela se inicia con un epígrafe del joven escritor Jesse Ball: "Si han tenido esta experiencia, sabrán a qué me refiero". En efecto, Distancia de rescate trabaja con una experiencia que interpela con facilidad a quienes han transitado por ella: la angustia y el miedo que la maternidad trae consigo cuando se cae en la cuenta de los peligros que acechan a quienes debemos proteger y criar. Pero lejos del lugar común que este tema podría convocar, y más lejos aún de cualquier voluntad de prédica, Schweblin elige expandir narrativamente, en todo su potencial macabro y fantasioso, esa angustia. La "distancia de rescate" es aquí esa tolerable separación entre el cuerpo de una madre y el de su hijo, un hilo que sale imaginariamente del cuerpo materno y que se tensa en los momentos de peligro (o que se corta irreparablemente cuando la amenaza se concreta).
La convicción mundana, paranoide, de las madres ("Tarde o temprano sucederá algo terrible") se hace literal, y adquiere la forma de una contranovela del idilio rural: Amanda y su hija, Nina, pasan a engrosar el historial de intoxicaciones cuando entran accidentalmente en contacto con un pesticida. Pero allí aparece, también, otra curiosa expansión fantástica de una angustia materna: la figura de una curandera que logra salvar a los niños contaminados transmigrando sus almas a otros cuerpos. La sensación de ajenidad, extrañeza y miedo ante el propio hijo se concreta mediante una superchería temible (o alucinada), que devuelve a los padres envases habitados por otros.
Autora de premiados libros de cuentos anteriores ( El núcleo del disturbio , 2002; Pájaros en la boca , 2009), Schweblin experimenta ahora con un relato de más largo aliento, de escritura económica y tersa, pero desbordante de recursos que viralizan la angustia y lo siniestro. Tensando lo más posible el hilo que pueda atarlo de manera forzada a una tradición de la literatura fantástica, el libro avanza, no obstante, en una dirección novedosa y atractiva para la fantasía contemporánea.
Distancia de rescate
Por Samanta Schweblin
Random House
124 páginas
$ 129