Alta Fidelidad: Ángela o demonio, recuerdos del Este
Ananké Asseff (Córdoba, 1971) se para a pocos centímetros y dispara: “Soy repower, por eso hago esto y también un rap”. Esto es una performance en la galería Rolf para cerrar su muestra Un Otro-Lugar en la que le ha pedido a unas veinte personas que sonrían mucho y se digan para adentro “Soy muy feliz”. Tal como ella hizo en varias ciudades del mundo parada veinticinco minutos como una Jean D’Arc de la sonrisa en medio de la vorágine. Un video en la galería la muestra así (sonrisa estampa) en medio de Florida y Lavalle dos días antes del lockdown en marzo de 2020. Cuando dice lo del rap me recuerda a Federico Peralta Ramos diciéndole a su vez en la tele a Tato Bores aquello de “por eso ahora me dedico al rock”. Pero el rap de Ananké Asseff es mudo (la versión completa hay que buscarla en Spotify). Se la ve a ella en un video fijo en el que la letra se sobreimprime a una base techno que deja caer frases que podrían ser rápidamente cooptadas por una publicidad que vende desacato. Excepto esta, acaso menos instrumentable: “No te unas al desierto”. Ahí es donde esta artista polifacética da en el blanco. Tal como muestra esa flecha de bronce que se clava en la pared impulsada quien sabe por quién y desde dónde. Flechazo.
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“Soy la Nina Hagen del Abasto” había dicho Luca Prodan en un festival en la cancha de Vélez masajeando una cabellera imaginara hecha de pelos de plástico de cotillón del Once. La peluca le tomaba el pelo a la esperpéntica punk alemana que cerraba la primer noche del Rock & Pop Festival (octubre de 1985) con sus muecas imposibles y un aire de Cicciolina gótica. Sus videos la habían vuelto temeraria con ese make up de opereta, el puente entre Maria Callas y la emergente Madonna. Sin embargo en Alemania Oriental la habían conocido distinta: en 1974, la televisión de la RDA la proyectó a la fama (la poca que era posible en el Este) cantando “Du Hast Den Farbenfilm Vergessen” (algo así como “Olvidaste la película de color”) en un estilo conocido como Schlager, ese cocoliche entre los musicales de Broadway y el folclore centroeuropeo. Fue su primer hit y de punk no tenía nada. Al punto que quedó grabada para siempre en la memoria de la también joven Ángela Merkel (apenas un año más que Hagen) que la elegiría 47 años después para que la banda del ejército alemán la toque en su despedida como canciller. Las dos vinieron del Este solo que una haría de la discreción su credo y la otra montaría un espectáculo de la blasfemia. Es difícil reconstruir la lista de temas de su único show porteño pero todo hace pensar que aquella canción donde le reclamaba a su novio (un tal Micha) haber usado un rollo blanco y negro en las fotos de un viaje (¡absurdo!) no formaba parte de su repertorio internacional. La chica de la capelina que cantaba “Nadie nos creerá lo bello que fue” no se parecía en nada a la diva que simulaba una masturbación disfrazada de monja. ¿A quién podía interesarle aquel hit en los 80? Sin embargo trasciende como metáfora: en la memoria del ojo eléctrico la RDA siempre fue en blanco y negro.
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O acaso fuera un señalamiento en clave sobre las carencias en el lado socialista de la vida: no conseguir rollo color. Según la canción que despidió a la mujer más poderosa de la política europea 16 años después el blanco y negro velaba el registro de los hechos: fuimos felices pero nadie nos creerá. Para una artista contemporánea como Ananké Asseff es todo lo contrario. Documenta su performance DES-ARMARSE con un registro en blanco y negro de su encuentro con un extraño en el que se manosean evitando “el guion hollywoodense”. Aquí, el blanco y negro sublima y en lugar de carencia es un señalamiento de status artístico en la fotografía. Detrás de las paredes se escuchan voces grabadas de ocho mujeres que durante media hora repitieron hasta vaciarse la frase “¿Quién sos?” Acaso sea la misma pregunta que dé vueltas en la cabeza de alguien que dejó de conducir la locomotora económica de Europa y de otra mujer cuyo pasado revulsivo terminó en la partitura de la banda del Ejército alemán. ¿Quiénes son ellas ahora? En la entrada de la muestra hay dos estandartes: uno blanco, otro negro y uno más rojo. En los tres se lee: “Vacíate”. En eso están, Ángela y Demonio.
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