Andrés Rivera: el gran novelista de la brevedad que contó las derrotas de la historia
Por varios motivos, en este año 2016 se cierra un balance negativo para la cultura argentina. Ayer a la mañana, pocas horas después de difundirse la noticia de la muerte de Alberto Laiseca el jueves, se supo que otro grande de la literatura, Andrés Rivera (que nació en Buenos Aires en 1928 con el nombre de Marcos Ribak), había fallecido en la ciudad de Córdoba, donde vivía desde hace años con Susana Fiorito, su pareja, en el barrio Bella Vista. Ambos fundaron allí una biblioteca popular que ya tiene más de tres mil socios.
¿Por qué Rivera fue un "grande"? Hijo de obreros inmigrantes, obrero calificado y periodista, fue el autor de novelas decisivas para entender los procesos históricos de la Argentina bajo otra luz. La revolución es un sueño eterno, en la que se narraban los últimos días de Juan José Castelli, el célebre orador de la Revolución de Mayo, se leyó también como una alegoría velada sobre el presente.
Esa novela de 1992 fue galardonada con el Premio Nacional de Literatura y pertenece al segundo ciclo de la obra creativa de Rivera, integrado por títulos como La sierva, El amigo de Baudelaire y Ese manco Paz. En 1985 ya había obtenido el Segundo Premio Municipal de Novela por En esta dulce tierra. En simultáneo, Rivera mantuvo una serie de novelas dedicadas al mundo del trabajo, las luchas sindicales y el influjo del neoliberalismo en el país.
Desde el año pasado, la puesta en escena de la novela El farmer, codirigida por Pompeyo Audivert, Rodrigo de la Serna y Andrés Mangone, había acercado al público teatral una de sus mejores tramas, protagonizada por Juan Manuel de Rosas en su vejez. "Escribí sobre Castelli y Rosas porque me parecieron emblemáticos de la realidad argentina, no sólo del pasado, también del presente. Los elegí cerca de la derrota, del exilio, de la muerte, porque son momentos definitorios. Todos tenemos en lo subjetivo algo de Rosas, ciertos rasgos de crueldad, ciertos deseos de dominio", declaró el escritor en una entrevista a la revista Sudestada.
Pero Rivera escribió libros memorables muchas décadas antes de ser reconocido como un autor notable y fértil.
Desde 1957 en adelante publicó las novelas El precio y Los que no mueren, y los libros de relatos Sol de sábado y Cita. De más está decir que esos libros son imposibles de encontrar en librerías. En 1972 publicó los cuentos policiales de Ajuste de cuentas.
Luego Rivera mantuvo un perfil público bajo y dejó de escribir ficción. Retornó en el ocaso de la dictadura con la que quizás sea una de las mejores novelas de temática "proletaria" del país: Nada que perder, publicada por el Centro Editor de América Latina.
María Rosa Lojo, narradora e investigadora, dijo a LA NACION: "Rivera fue un gran escritor breve. Practicó una forma muy personal y característica de narrativa sintética e intensa, vinculada al relato de la historia argentina. Así nacieron La revolución es un sueño eterno, El farmer y Ese manco Paz. Su original proyecto literario se inscribió en el marco de la ficción de entresiglos, que impulsó la revisión de los protagonistas históricos masculinos, para restituirles una humanidad e intimidad plenas".
Para Lojo, esos personajes enfrentan la enfermedad, la vejez, la derrota, la dolorosa conciencia del amor perdido. "Sujetos de su tiempo, se vuelven también universales y contemporáneos", agregó.
El editor Alberto Díaz, amigo de Rivera, publicó en Seix Barral quince libros del autor a lo largo de doce años. Se encontraban una vez por mes para comer y conversar. "Era muy puntual -recuerda Díaz-. Siempre decía: «Hablemos cinco minutos de literatura y luego de lo que nos importa realmente». Política, amigos en común, historia mundial."
De la serie protagonizada por Arturo Reedson, Díaz recomienda la lectura de Esto por ahora, publicada en 2005. "En ese libro Rivera muestra cómo la clase obrera se lumpeniza, producto del desempleo y la política de los años 90".
Una obra contundente
Luciano Lamberti
Cuentista
"Sus libros constituyen una radiografía muy atenta de este inmenso y desquiciado país, sin caer en los lugares fáciles de la literatura política"
Perla Suez
Narradora
"Lo voy a recordar por su minimalismo, su precisión y su capacidad de escribir con una contundencia pocas veces vista"