Andrés Duprat dirigirá el Bellas Artes por cinco años más: “Los plazos del museo no son los de la política”
Atravesó tres gobiernos de distinto color y fue reelecto en un concurso que generó polémica para continuar dirigiendo el Bellas Artes, “un transatlántico que hay que hacer marchar todos los días”; lo que viene: una muestra sobre Egipto, el acuerdo con el Thyssen de Madrid y las obras que incluyen la ansiada ampliación
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Por otros cinco años continuará en su cargo como director del Museo Nacional de Bellas Artes Andrés Duprat, segundo por puntaje en el concurso que llegó finalmente a su término. La historia vuelve a repetirse y con el mismo protagonista: la última vez que se designó al director del museo más importante del país también fue en un año electoral. Y, también como en 2015, cuando la por entonces ministra Teresa Parodi eligió a Duprat para el cargo, los tres finalistas eran ya funcionarios del área. Duprat atravesó presidencias de distinto color político: designado en la era Cristina Kirchner, entró en funciones con Mauricio Macri y continuó durante los cuatro años del gobierno de Alberto Fernández. Se llevó bien con todos, lo que lo presenta como un buen piloto de tormentas, sea quien sea que lleve la banda presidencial en el próximo mandato.
El jurado había adjudicado el primer puesto por orden de mérito a la Directora de Museos de la Secretaría de Patriomonio Cultural María Isabel Baldasarre, pero el nombramiento es potestad del Ministro de Cultura, que se tomó más de un día para pensarlo. El 12 de este mes Tristán Bauer recibió oficialmente el informe con los puntajes de los tres finalistas: Baldasarre (91,7); Duprat (87,9) y la coordinadora ejecutiva del MNBA Mariana Marchesi (83,9). Y por segunda vez en la historia breve de los puestos concursados en museos nacionales (ya lo había hecho antes Pablo Avelluto), el ministro eligió al número dos en vez del número uno de la terna. En este sentido, el caso es especial, porque al tomar la opción dos, la de Duprat, también estaba escogiendo la tres: Marchesi es su estrecha colaboradora.
Asimismo, la designación hace lugar a los pedidos de informes presentados por Diputados de Juntos por el Cambio y otras versiones que en los últimos meses señalaban sospechas y recelos en el procedimiento del concurso. Es decir que la re-reelección de Duprat no solamente reconoce los puntos altos de una gestión llevada a cabo en los últimos ocho años sino que dejaría conforme a buena parte del ambiente del arte y la política que cuestionaba la posibilidad de un fallo favorable a la candidata Baldasarre. Como especificó por escrito la diputada Sabrina Ajmechet, existían dudas de si por su cargo la Directora Nacional de Museos podría haber accedido a información privilegiada sobre las condiciones del concurso y si poseía vínculos estrechos con miembros del Comité de selección. “Estas cuestiones hacen que el concurso no sea del todo transparente”, había expresado la legisladora. Los concursantes, sin embargo, no presentaron objeciones durante la ventana de diez días que el procedimiento estipulaba para tal fin.
Entre los fundamentos de su decisión, Bauer subrayó que Duprat ha “realizado una importante tarea para el buen funcionamiento y desarrollo del MNBA”, que se traduce en un incremento de un 50% en el número de visitantes: de 398.000 asistentes en 2015 se pasó a 618.000 en lo que va de 2023. Además, consideró que durante su gestión se potenció el “carácter federal” de la institución. con exposiciones itinerantes por todo el país; se amplió la colección con la incorporación de “más de un millar de piezas”; se diseñó un master plan arquitectónico y se ha conseguido la transferencia de un predio frente a la Plaza de los dos Congresos para construir el Centro Nacional de Conservación y Reservas del MNBA, que permitiría “reunir la totalidad de la colección del museo con acceso público”.
Conocida la noticia de su continuidad en el cargo, Duprat conversó con LA NACION.
– ¿Su designación confirma que es “un funcionario que funciona”?
–Me siento muy bien, ¡con la estima alta! Yo lo atribuyo a eso. Agradezco al ministro y al jurado. Creo que lo que se valoró es la posibilidad de una continuidad de un funcionario que funciona, pero sobre todo de un equipo que funciona, con Mariana Marchesi y Mariano D’Andrea. El museo está en muy buenas condiciones, con una temporada de exhibiciones interesante, variada, con muestras internacionales y muestras más eruditas que rescatan aspectos de la colección: pienso en El canon accidental, por ejemplo, o la que vamos a inaugurar este jueves sobre Eduardo Sívori. Y con lugar para el arte contemporáneo también. Hemos hecho una gestión atractiva, exitosa, rigurosa. Yel museo como servicio público también está bien: el edificio, en condiciones como infraestructura; el sistema de seguridad tiene 150 cámaras de vigilancia y 50 guardias de seguridad. Brinda la experiencia del más alto nivel que espera el visitante.
–¿Cuáles son los planes a futuro?
–Creo que también se valoraron los proyectos futuros, por los que estuve luchando mucho. Tenemos el predio espectacular en el Kilómetro Cero de la ciudad para el Centro de Conservación y Reserva, que es un proyecto a mediano plazo y ya está puesto el cartel de obra en la fachada del museo con la ampliación. En los próximos días se armará el obrador y comienza el trabajo. Me da una alegría inmensa, porque es fruto de un master plan que presentamos hace años en mi gestión, y que fuimos encarando lo que podíamos, como la renovación del hall de acceso, la tienda en un lugar mejor, el guardarropas, la circulación de la planta baja mejorada. Pero esta obra que comienza ahora es una mejora que el museo merece.
–Atravesó tres gobiernos, ¿qué piensa sobre lo que viene?
–En el caso de la gestión de un museo como éste es muy importante que haya concursos porque los plazos de organización son larguísimos: no son los plazos de la política. La muestra de Turner de 2018, que trajimos de la Tate, llevó tres años concretarla, por ejemplo. Los concursos te dan una posibilidad de planificación independiente de la política. Ahora, en un momento de incertidumbre sobre quién será el próximo presidente, empieza una obra. Quizá con el mismo gobierno, quizá no: esa es la importancia de los proyectos culturales que exceden un período político. El museo tiene 130 años, perfora la historia de la Argentina. Por ejemplo, nos gusta hacer homenajes a los grandes artistas en vida, como los que hicimos a Diana Dowek, Julio Le Parc, Guillermo Roux, Carlos Alonso, Yuyo Noé. Ahora estamos preparando una muestra de Liliana Porter. Otra exposición que se viene es sobre Egiptología y egiptofilia en la Argentina, curada por Sergio Baur y José Emilio Burucúa. Estoy hablando con el Museo Thyssen de Madrid para traer parte de su colección, pero quizá se concreta en dos años, cuando consigamos el dinero. Cinco años parece mucho, pero para organizar estas cosas no es tanto. Todo está supeditado a la dinámica de la obra arquitectónica que comienza ahora. Mi intención es no cerrar el museo en ningún momento, sino compatibilizar y hacer malabares entre las muestras y la obra. Quizá se cierra el Pabellón o un sector del edificio Bustillo. Mucho de la obra es afuera.
–¿Y si gana un presidente que desprecia la cultura como Javier Milei?
–¡No tengo la bola de cristal! Pero el hecho de estar concursado y tener espalda cultural, hace que no sea fácil imponer cosas. Que esté yo en el museo también significa cierta independencia [política], en el sentido de buscar la calidad y la excelencia en el universo de las artes visuales. Eso es un valor. Después, habrá que lidiar con lo que venga. En toda mi experiencia no tuve problemas y pasé por tres administraciones distintas. Me sentí siempre muy respetado profesionalmente por las tres. En darme continuidad está esa idea de mantener un museo que se mueva por la propia dinámica cultural que propone. Está bien ser permeable a los cambios y la sociedad, pero siempre tamizado por profesionalismo y conocimiento.
–¿Piensa que logrará dejar inaugurado el nuevo Centro de Conservación y Reserva?
–No lo sé, en este país... ¿Quién va a ganar la elecciones? Es un país muy particular y cuando hay decisión política las cosas se hacen. Por ejemplo, el CCK era un proyecto imposible y en un momento se decidió y se hizo. El terreno ya está transferido al museo. Eso es un buen plafón para organizar un concurso nacional de arquitectura.
–¡Lo dice un arquitecto!
–Dirigir un museo como este no es solo programar muestras, es un transatlántico que hay que hacer marchar todos los días. Un edificio enorme con aire acondicionado, iluminación específica, un patrimonio a preservar muy delicado, con cerca de 2500 visitantes por día. Trabajamos 125 empleados, incluyéndome a mí, más empresas subcontratadas que suman cincuenta personas de seguridad y veinte de limpieza. Es un museo que mantuvo una planta eficiente, en cuanto a cantidad y calidad. En el período 2016-2023 hicimos 80 exposiciones en sede, 22 muestras fuera de sede, logramos 1600 ingresos de obra a la colección y recibimos 3.350.000 visitantes.
–Hubo recelos, versiones y sospechas sobre el concurso. ¿Cuál es su opinión?
–Siempre confié en un jurado que es de excelencia. Tengo alta estima y respeto por cada uno de ellos. Los concursos suelen despertar susceptibilidades y me llegaron comentarios y noticias al respecto, pero confiaba en que todo iba a llegar a buen puerto y agradezco la confianza del ministro.
––No ganó el concurso, pero sí el puesto. El ministro no eligió al candidato número uno, como se esperaba, pero al elegir al dos, apostó a la tres, porque Marchesi es su colaboradora.
–Creo que eso también pesó. Nos ven como un buen equipo. El museo no es una persona, hay directores artísticos, administrativos, y todos los expertos como Mercedes de las Carreras, Silvina Echave, Paula Casajús y María Florencia Galesio, que hacen que las cosas funcionen. Cuando el ministro apuesta a una continuidad, apuesta a una forma de llevar adelante una institución pública. Y me gustó que haya destacado el haber creado un ambiente laboral óptimo, de buenas relaciones con la Asociación de Amigos. Tampoco tenemos problemas gremiales importantes. Una institución que funciona abocada a su misión y no presenta problemas como ámbito laboral y de desarrollo.
–¿Cómo recibió la noticia?
–Me llamaron de la secretaría privada del ministro, para avisarme que Bauer iba a pasar por el museo el viernes. Lo recibí en mi despacho y ahí me dijo que él iba a privilegiar el trabajo hecho y la continuidad. Que estaba muy contento con como yo había llevado el museo y que apostaba a eso. Hablamos del equipo, que fue concursado. Le agradecí la franqueza y la valentía.
Perfil del director
Duprat nació en La Plata el 18 de abril de 1964. Es arquitecto, guionista y curador de arte. Entre 1991 y 2002 fue director del Museo de Bellas Artes de Bahía Blanca y, a partir de su creación, del Museo de Arte Contemporáneo de esa ciudad. Entre 2002 y 2004 estuvo al frente del área cultural y el Centro de Arte Contemporáneo Espacio Fundación Telefónica en la ciudad de Buenos Aires. Desde 2005 hasta 2015 se desempeñó como director de Artes Visuales del Ministerio de Cultura de la Nación. Desde 2015 dirige el Museo Nacional de Bellas Artes, elegido por concurso.
Como curador de arte realizó más de un centenar de exposiciones en museos y centros de arte de Argentina, Francia, Cuba, Estados Unidos, Chile, México y Rusia, entre otros. Como guionista, Duprat ganó en 2016 y 2017 los Premio Platino al mejor guion original, el Premio Sur al mejor guion original y el Premio Miguel Delibes al mejor guion original de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, entre otros premios y nominaciones, por su guion original para el largometraje El ciudadano ilustre, dirigido por Mariano Cohn y Gastón Duprat. Escribió el guión de las películas argentinas El hombre de al lado, El artista, Querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo, entre otras.
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