Amplio concepto del arte
JOSEPH BEUYS Por Bernd Klüser (editor)-(Síntesis, Madrid)-Trad.:Miguel Salmerón-223 páginas-($ 112,92)
El artista alemán de mayor prestigio internacional en la segunda mitad del siglo XX es, sin duda, Joseph Beuys. La bibliografía sobre su obra, libros y artículos es ingente. En Joseph Beuys. Ensayos y entrevistas, el editor y galerista muniqués Bernd Klüser cedió la palabra al propio creador: recopiló los diálogos, manifiestos y discursos del artista (de 1969 a 1985) que se hallaban dispersos en publicaciones especializadas de difícil acceso.
Los intereses de Beuys, como señala Klüser, siempre abarcaron un horizonte más allá de los límites de lo que el artista consideraba el ghetto del arte. Partía de un diagnóstico central: “que el arte siempre se ha alejado de las necesidades del ser humano y se ha ocupado de innovaciones estilísticas y artísticamente inmanentes”. Así lo certifican
su preocupación por los problemas políticos y su participación en campañas electorales con un programa de acción en el que se mezclan la antroposofía de Rudolf Steiner, el anarquismo ruso, el idealismo alemán del siglo XIX y diversas teorías de médicos, hombres de ciencia,filósofos y utopistas.
En una de las entrevistas, realizada en 1969 por Willoughby Sharp, director de una galería de Nueva York y cofundador de la revista Avalanche, se analizan los principales datos biográficos del artista. Joseph Beuys nació en la localidad alemana Krefeld en 1921 y residió junto con su familia en Kleve hasta que, hacia fines de 1947, ingresó en la Staatliche Kunstakademie de Düsseldorf, donde estudió escultura. En 1961 fue designado profesor de Escultura monumental en la misma Academia, ámbito en el que de sarrolló los conceptos de “arte ampliado” y “escultura social”.
Pero antes de dedicarse al arte, al finalizar sus estudios de bachillerato a los diecinueve años, Beuys había sido movilizado en la Luftwaffe. En varios textos se comenta el accidente del que salió gravemente herido en el invierno de 1943, cuando su avión de combate fue alcanzado por antiaéreos rusos en Crimea. En el diálogo con Jörg Schellmann y Bernd Klüser, Beuys señala que las catástrofes vividas personalmente no han quedado sin efecto en su obra. Sin embargo, según afirma, esas experiencias físicas, las lesiones y los accidentes han sido sobrevalorados en la interpretación de su obra.
Beuys se refiere de manera tácita a la historia de su accidente, cuando varios tártaros nómadas lo llevaron a su campamento, donde fue untado con grasa y envuelto con una manta de fieltro, para protección de sus heridas. En la conversación con Caroline Tisdall habla de la naturaleza de los materiales que utilizó en sus trabajos, como La manada (1969), una instalación compuesta por una furgoneta Volkswagen que arrastra veinte trineos que portan, cada uno de ellos, fieltro, grasa y una luz de flash. Según el artista, “el flash representa el sentido de la orientación, el fieltro es para la protección y la grasa es comida”.
El fieltro, que utilizó en la mayor parte de sus acciones, estuvo también presente en la performance realizada en Nueva York con el título Coyote: me gusta América y yo gusto América (1974), en la que el artista convivió durante tres días con un coyote (animal que era, según su versión, un símbolo del conflicto norteamericano con el indio), después de llegar a la galería en una camilla completamente envuelto en fieltro.
En 1973, años después de haber pretendido crear el Partido Alemán de los Estudiantes (un “antipartido”), Beuys intentó organizar una Asociación para el fomento de la Universidad Libre Internacional de creatividad e investigación interdisciplinaria. En la nota para la prensa que firmó junto con su amigo Heinrich Böll (premio Nobel de Literatura en 1972) señala que “la creatividad no está limitada a aquellos que practican una de las artes tradicionales […]. En todos hay una creatividad sofocada por la agresividad de la competencia y de la búsqueda del éxito. Descubrir, investigar y desarrollar este potencial debe ser tarea de esta Universidad”.
Esto sólo sería posible en el contexto de la creación colectiva y de la libertad individual, herramienta indispensable para que la humanidad forje la siguiente etapa de la historia. En su conversación con Richard
Demarco, en 1982, el artista habla de la obra que estaba preparando para la Documenta de Kassel (Alemania), un proyecto ecologista titulado Siete mil robles. Entre una y otra Documenta (cinco años) debía plantar en ese predio esa cantidad de árboles, con una columna de basalto erigida al lado de cada uno de ellos. La muerte
(Düsseldorf, 1986) se lo impidió, sólo llegó a plantar 5500 robles. En la inauguración de la Documenta de 1987, su hijo completó el número 7000. Ya en 1978, Joseph Beuys había escrito: “Nuestra relación con la naturaleza se caracteriza por estar cada vez más distorsionada. La constante destrucción de nuestro nido ecológico es una amenaza”.
En todos los textos recopilados circulan las conocidas ideas de Beuys sobre la “escultura social” y el “arte ampliado” (la auténtica obra de arte reside en la transformación de la conciencia del espectador para activar la realidad y el pensamiento). Asimismo, en las acciones comentadas por el artista se percibe que éstas poseían propósitos terapéuticos y moralizadores, orientados hacia una sociedad espiritualmente enferma.
Entre los críticos y curadores que realizaron las entrevistas a Beuys también están Achille Bonito Oliva, Kate Horsefield, Art Papier y Louwrien Wijers. El libro se cierra con la conferencia “Discurso sobre el propio país: Alemania”, pronunciada por el artista en Munich, el 20 de noviembre de 1985, dos meses antes de su muerte.
Más leídas de Cultura
“Enigma perpetuo”. A 30 años de la muerte de Liliana Maresca, nuevas miradas sobre su legado “provocador y desconcertante”
“Me comeré la banana”. Quién es Justin Sun, el coleccionista y "primer ministro" que compró la obra de Maurizio Cattelan
Martín Caparrós. "Intenté ser todo lo impúdico que podía ser"