América latina está de luto por Galeano
El autor uruguayo murió ayer, en Montevideo, a los 74 años, víctima de un cáncer de pulmón; enfocó su vida y su obra en la región; escritor, periodista, militante de izquierda y futbolero, hoy lo velan en el Palacio Legislativo de su país
MONTEVIDEO.- "Cerrado por fútbol", decía el cartel escrito a mano que Eduardo Galeano colocaba en la puerta de su casa cada cuatro años, cuando comenzaba un Campeonato Mundial. No quería que nadie lo molestara mientras contemplaba la fiesta futbolera. Ayer, otros carteles improvisadamente escritos en redes sociales marcaron -con dolor- que se había cerrado la vida de uno de los principales escritores uruguayos.
Militante político de izquierda radical, periodista, escritor y futbolero (hincha de Nacional), Eduardo Hughes Galeano murió ayer en el sanatorio del Sindicato Médico, tras padecer cáncer de pulmón.
La conmoción en la Argentina, en muchos países latinoamericanos, en España y en otras regiones contrastó con una despedida fría en Uruguay, al menos hasta anoche. Pocas declaraciones públicas de un sistema político que ante la muerte acostumbra a bajar banderas partidarias y se olvida de los defectos del fallecido para resaltar las virtudes. Hubo poco eco; frialdad, incluso en la izquierda.
Hoy, el autor de Las venas abiertas de América latina y Memorias del fuego, entre tantas obras traducidas a más de 20 idiomas, será velado en el majestuoso Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, ahí donde son pocos los que reciben la despedida final.
La jornada de ayer fue para la intimidad familiar, encabezada por Helena Villagra, su tercera esposa, la compañera de estos últimos años.
El ex presidente José Mujica fue de los pocos políticos que hablaron con dolor y elogios. La noticia estuvo en los medios locales, pero en varios casos en segundo lugar, detrás de las preocupaciones del gobierno sobre signos de cambios en la economía, anuncios de paros sindicales en educación y salud, problemas de sequía, y acerca del fútbol, eso que tanto lo atrapaba.
"Era intelectualmente brillante, alguien que se hizo a sí mismo", dijo Mujica al Canal 4 de TV. "Masificó una cultura difícil de encontrar en un universitario con todos los títulos", añadió el ex presidente. En un alto de la campaña electoral por la candidatura de su esposa, Lucía Topolansky, que se postula para gobernar Montevideo, Mujica dijo que Galeano había sido "infatigable desde el punto de vista de la inquisición, de averiguar y de poner la oreja a la gente más increíble de este continente".
Para la intendenta de Montevideo, la dirigente del Partido Comunista Ana Olivera, Galeano era "un ciudadano ilustre de la ciudad" y "un referente para toda América latina".
Tras la reunión del Consejo de Ministros, el ministro de Economía, Danilo Astori, hizo una conferencia de prensa para hablar sobre el panorama económico y la necesidad de prudencia presupuestaria. Un periodista le preguntó si en el gabinete habían hablado sobre Galeano y Astori respondió: "Sí; se tomó conocimiento con mucho pesar del fallecimiento de este gran compatriota", y expresó sus condolencias a la familia.
Desde la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), el argentino que ocupa la Secretaría General, Carlos "Chacho" Álvarez, lo consideró "uno de los imprescindibles" y dijo que el escritor fue "uno de los que con más fuerza, estilo, coraje y fina ironía" empujaron a los latinoamericanos a pensar "lejos de tutelas y paternalismos" y por sí mismos. Hoy, en el palacio de mármol donde se hacen las leyes del Uruguay, será la despedida.
Libros que llegan, mensajes que quedan
- En la próxima Feria del Libro se presentará Mujeres, una nueva antología, y quedó lista otra obra que aún no tiene fecha de edición. Best seller de Siglo XXI, vendió 80.000 ejemplares de Los hijos de los días
- "Participaba en todos los detalles, desde la decisión sobre el gramaje del papel y la imagen de la cubierta hasta la redacción del texto de contratapa", recordaron sus editores
- Su microrrelato "El mundo" (El libro de los abrazos): "Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. -El mundo es eso -reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende".