Alta fidelidad. El secreto de Paloma: de Andrés Calamaro a Carlos Alonso
Anatole Saderman fotografiaba pintores. Los captaba en la intimidad del taller, momentos fugaces en el tránsito de la pintura a la vida. Esta imagen que se ve en la muestra de fotografía argentina moderna (1920-1950) en el Malba es una inadvertida obra maestra. Es 1960 y el ruso (sí, había nacido en Moscú en 1904) Saderman se desliza invisible por la casa de Carlos Alonso e Ivonne Fauvety. Es un espía de lo irreal. Acaba de disparar y recorta una sombra contrastada que tiene la forma de un padre con su hija de tres años sosteniéndole la mirada. El instante se suspende en un virtuoso juego de simetrías. Las dos cabezas alineadas; una línea invisible sobre la que se encolumnan la mano de él que sostiene un cigarrillo encendido y la de ella que se apoya suave sobre el mentón del padre; una jaula con dos jilgueros replicada (como un eco) en su geometría al fondo del cuadro por una terraza vecina. Alonso y su hija Paloma no lo saben pero están bailando una danza que solo Saderman ha visto y que los mantendrá unidos por siempre. Aún cuando Paloma no haya sido vuelta ver desde que un comando paramilitar la raptó de su casa en San Telmo el 30 de julio de 1977 para llevarla a la Esma y convertirla en una desaparecida más . Menos que una sombra...
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Escribe Andrés Calamaro desde Islas Canarias, en un alto de la gira presentación del disco Cargar la Suerte:
"Un artista de Rosario me insinuó que Paloma es una palabra (un nombre, un recuerdo, un pájaro) que hay que escribir con un especial respeto, como si fuera frágil o un secreto que refluye encriptado en el destino del canto. Entre los años 1997 y 1999 celebramos giras con un quinteto contrastado. En Santa Rosa, después de cantar, vino a saludarme Paloma y era diferente, no la clase de chica que uno espera encontrarse un día cualquiera de noche. Usaba anteojos que recordaban a Elvis Costello. Todo era consensuado, voluntario, cómplice, inteligente y sensual. Ocurrió algo sin importancia cuando Paloma me mordió un labio, tampoco fue un verdadero mordisco, podría entrar dentro de lo que consideramos normal y grato de noche. Pero, avisor de posibles marcas en el fuselaje, advertí a mi compañera por un trato más cuidadoso de mis partes. No recuerdo si le puse énfasis al reclamo, pero literalmente le reste importancia, no te preocupes Paloma. Como pintar un cuadro y quemarlo después, eso hicimos. Al día siguiente subimos en autocar para viajar por carretera a Buenos Aires, con suficiente memoria emotiva para escribir versos inspirados en el nombre que resume el de todas las mujeres que pueden volar. Escribía pensando en ‘medida criolla autodidacta’. En Mayo entramos a grabar sin rumbo fijo, y le pusimos guitarra a los versos de 'Paloma'. Después de ‘Paloma’ es difícil seguir cantando. Creo que, cuando las palabras se escriben solas, como impulsadas por un motor que no nos pertenece del todo, somos la canilla abierta para escribir canciones que llegan, casi una sesión de espiritismo".
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"Paloma", la canción de Andrés Calamaro incluída en el álbum Honestidad Brutal, no prepara al oyente para la conmoción. Se derrama de los parlantes como si se arrojara la pintura al lienzo sin mediación del artista casi. De la morfología de "Idiot Wind" (Bob Dylan) o "Mind Games" (John Lennon), empieza arriba, over the top, y ahí se queda, viviendo en el techo de la sensación. Su estructura es circular, una especie de loop tracción a sangre en continuo crescendo. Haber recorrido casi toda la muestra viendo la génesis de la modernidad fotográfica argentina tampoco nos prepara para la fotaza del espía ruso. La imagen se nos viene encima y parafraseando al cantante, es difícil seguir mirando después de la foto de Paloma. Entonces los primeros versos de la canción "Paloma" titilan en la memoria: "Mi vida fuimos a volar con un solo paracaídas/uno solo va a quedar flotando a la deriva/vivir así no es vivir, esperando y esperando". Acaso, como en la canción, Alonso le dijera a su hija "No te preocupes Paloma" pero la foto, la seguridad de la niña-hada, parece aseverar lo contrario. Que es ella la que contiene al padre para todo lo que viene. Que se entienda: Anatole Saderman no reveló una fotografía sino la secreta materia de la que está hecha la relación de un padre con su hija.
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