Alta Fidelidad: aguante la (música de) ficción
“Una canción, cualquier sonido, también esconde algo de ficción”, dice el autor sobre la música creada por Ulises Conti para cine y teatro al repasar la banda de sonido de “Reas”, el sorprendente musical de Lola Arias que se presenta a sala llena en el Cultural San Martín, y la versión teatral, “Los días afuera”
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Es difícil en qué lugar del pensamiento (o de la filosofía, por qué no) ubicar aquella irrupción de la actriz María del Carmen Valenzuela copando la ceremonia de los Martín Fierro 2002 al grito de “¡Aguante la ficción, carajo!”. Era el inicio de la era reality, con la primera edición de Gran Hermano llamada a sepultar en espectáculos de realidad (Reinaldo Laddaga, 2007) la vida artificial creada entre decorados, maquillaje, el teatro adaptado al estudio de tevé. La telenovela, la comedia, el drama social, el compromiso.
Gran Hermano amenazaba de forma desafiante a la corporación de la actuación, pero había algo más en ese grito de mitín político. Algo del orden de lo metafísico. Un llamado a permanecer del lado de la mímesis frente a lo que convertía la vida misma en espectáculo 24 horas. Podría decirse que una canción, cualquier sonido, también esconde algo de ficción. Como lo pone el compositor Ulises Conti: “Si el sonido del trueno fue un acontecimiento que captó la atención del ser primitivo a tal punto de imitarlo y repetirlo millones de veces hasta transformarlo en el sonido de un tambor, entonces, ¿cuando uno escucha un sonido está escuchando un símbolo o realmente escucha un sonido?”.
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La pregunta viene a cuenta de “París o Nueva York”, acaso la mejor canción pop de 2024. Tecno melódico que se sale del estándar del sonido urbano para provocar una sensación entre ensoñada y sedante. Pero esta canción de Ulises Conti no existe. No existe en la circulación de la música grabada, al menos, sino en el tiempo que lleva sentarse en el cine a mirar Reas, el sorprendente ¿musical? de Lola Arias siempre a sala llena tanto en la sala del Centro Cultural San Martín como en su versión teatral Los días afuera, que ahora viaja al festival de teatro D’Avignon. “París o Nueva York”, la canción que le toca a Yoseli Arias, presa por tráfico de drogas, es pop-fiction, una canción hecha a medida del personaje y de la película pero a la vez excede esos decorados. Si fuera editada; si Yoseli fuera la voz de un grupo tecno pop; si Miranda! la hiciera suya sería un hit hecho y derecho. Lo mismo sucede con “Nadie sabe”, el tema que interpreta el grupo de presas que arma una banda. Es pos punk mejor que cualquier canción del sello Laptra de La Plata y además las historias que se van hilvanando sí son las de las presas que Lola Arias redime en este documental-musical como lo pone ella.
Con esos materiales, Conti consigue lo imposible: que una banda amateur remita a la idea original del punk y que, además, en lugar de impostar marginalidad lo que se canta sea la vida misma. Teorema de Valenzuela: aquí ficción y realidad aguantan por igual (carajo). Conti no ha editado hasta ahora sus composiciones para teatro y cine pero acaso llegó la hora de hacerlo. O no. Que escuchar “París o Nueva York” se convierta en un ritual cinéfilo al punto de peregrinar función tras función solo para escuchar ese no-hit (si lo pensamos en términos de consumo) como se hacían en las trasnoches de cine-rock de principios de los 80 cuando las bandas (el paroxismo fueron los casi quince años de “La Canción es la misma de Led Zeppelin” en la trasnoche del cine Lara de Avenida de Mayo) no bajaban a Buenos Aires.
La banda de sonido (no es exactamente eso, son las canciones de las chicas cis y trans) de Reas demuestra que mucha de la mejor música pop de hoy es compuesta como artificio aunque los métodos sean los mismos que si se hicieran para buscar la dopamina del click en You Tube, Spotify o cualquier plataforma. Que vayan al cine y se la graben y bailen y repitan el estribillo hasta caer desmayados: “París o Nueva York/Barcelona o Milán/No sé como serán/Todas esas ciudades”. ¡Aguante la pop-fiction carajo!