Alimentarse de palabras
Las comidas profundas
Hay que imaginarse una mesa en la que lo único comestible son las frutas, copas y botellas que adornan el mantel de hule. Es una mesa en La Habana. Ese cuadro tantálico está en el principio y en el final de este ensayo brevísimo en siete partes del cubano Antonio José Ponte, nacido en Matanzas en 1964 y exiliado en Madrid desde 2006. Sobre ese mantel, especie de tela, se despliega una indagación en el "comer cubano" (la relación entre "comer y templar, entre comida y sexo"), y una crítica también a su racionamiento y a su ausencia. Aunque aparezcan Virginia Woolf, Guillaume Apollinaire y las tabernas inglesas del siglo XVIII, el centro lo ocupa siempre José Lezama Lima y su poesía hipercalórica , de la que Ponte también se alimenta: "La costumbre de hacer comidas en palabras, aprendida en la escasez, no nos abandonará tan fácilmente". P. G.