Algo básico
La ciencia, que funciona de una forma bien diferente de la política (o sea, no importa si gritás o no, las cosas deben demostrarse experimentalmente) tiene probada la raíz antropocéntrica del cambio climático. Es decir, la civilización es la causa del así llamado calentamiento global. Uno de los principales culpables es el dióxido de carbono, un gas asociado al cambio climático que tiene una inusitada capacidad para atrapar el calor. Más dióxido de carbono, más efecto invernadero. El asunto es que hasta ahora nadie sabía por qué el dióxido de carbono exhibía esta característica. En marzo, en un artículo publicado por The Planetary Science Journal y analizado en detalle por la revista Quanta, un equipo de científicos de la Universidad de Harvard develó la explicación cuántica (un fenómeno llamado Resonancia de Fermi) de por qué el dióxido de carbono tiene esta potente habilidad para atrapar el calor.
La publicación viene no solo a darle un sustento molecular al calentamiento global y a derribar una de las críticas clásicas del negacionismo (la de que el cambio climático es algo que solo se ve en las simulaciones de computadora), sino también a abrir una nueva ventana de esperanza para la crisis. Una vez más, de la mano de las ciencias básicas.
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