Alejandro Marmo: “San Valentín quedó viejo, es un estafador”
Un corazón de hierro de más de cuatrocientos kilos realizado por el artista recibe a los visitantes del CCK; podrá ser intervenido por el público con “exvotos” y da nombre a un ciclo gratuito de teatro, cine, música, letras y danza
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Desde este miércoles, los visitantes del CCK tienen un nuevo punto de encuentro para la contemplación activa y la selfi, a solas o acompañados. Un gigantesco corazón de hierro oscuro, de más de cuatrocientos kilos, apoyado sobre un portón pintado de un rosa deslavado, que pondría los pelos de punta a Barbie, late en el hall central del edificio. Corazón iluminado, del artista Alejandro Marmo (Villa Bosch, 1971), conocido por sus obras de arte público dentro y fuera del país y por su amistad con el papa Francisco, no es el típico corazón de los likes de las redes sociales ni del Día de los Enamorados. “San Valentín quedó viejo, es un estafador, con un concepto del amor publicitario y superficial”, dice el artista en diálogo con LA NACION. Corazón iluminado, además, da nombre al ciclo que incluye cine, teatro, jams de arte y escritura, conciertos, ballet folklórico, poesía y recorridos especiales.
El corazón concebido por Marmo está herido, golpeado, “recauchutado” y, como él remarca, “reconstruido”. En sus obras, los materiales de descarte tienen una segunda vida y vehiculizan una suerte de resurrección. La metáfora, sencilla y bien calibrada, se completa con un sensor que ilumina el oscuro corazón cuando los espectadores se acercan a la obra.
Marmo cuenta que fue decisión suya participar en la primera temporada de la nueva gestión en el CCK, a cargo de la directora teatral y artística Valeria Ambrosio. “Fue a título personal; con Valeria tenemos una visión sobre el arte muy parecida y queríamos documentar esta época”, dice el escultor que trabajó en el corazón de hierro en medio de la incertidumbre experimentada entre diciembre de 2023 y enero. “Me pareció muy estimulante participar en la nueva gestión; es difícil sacarle la ficha a este momento político que estamos viviendo”. Marmo es el creador del mural de Evita en la sede del Ministerio de Desarrollo Social, hoy de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, y del mural del padre Carlos Mugica en la Villa 31, en Retiro.
Corazón iluminado mide 4 x 2,5 metros y está hecha de restos de materiales de construcción como hierros, chapas y una escalera, apoyados contra el portón de un garaje (donde aún se ve el cartelito de “prohibido estacionar”) que Marmo tenía en su taller en Fátima, cerca de Pilar. “Soy de liberar las cosas que no uso, pero este portón lo guardé; tiene incluso el buzón de chapa en una punta”, indica, consciente de que su corazón de hierro late en la exsede del Palacio de Correos (donde hay un Museo de la Estampilla). En la base de la estructura, habrá cintas para que las personas coloquen en la obra, a la manera de exvotos. También, los que los que quieran podrán intervenirla con candados, cartas, collares, stickers.
No estará presente en la inauguración de la escultura, que coincide con el lanzamiento de la programación que se extenderá hasta el 10 de marzo, con entrada libre y gratuita, en el centro cultural. “Mi postura frente a los trabajos es dejar que la obra hable -dice-. Mi presencia no tiene mucho que sumar”. Para su creador, sin embargo, Corazón iluminado “habla” sobre la reconstrucción o la “resurrección de la esperanza” en el límite “del sentimiento de frustración que se está dando, el de los demás y el propio” en el país. “Ahora todos estamos a la búsqueda de likes, de corazones rosas, pero el corazón de hierro implica que cuando todo está oscuro la iluminación aparece. La obra propone un acercamiento a la oscuridad para transformarla; cuando el corazón se activa, se ilumina y da esperanzas para seguir”.
Marmo sostiene que al momento actual es difícil “sacarle la ficha”. “Trabajé con los sentimientos de incertidumbre que sentí entre diciembre de 2023 y enero de este año -revela-. Encuentro una familiaridad entre los sentimientos de la crisis de 2001 y los de la actualidad: es un cambio de era. En ese momento fue de lo analógico a lo digital”. Creó una serie de corazones de hierro, no tan grandes como el del CCK, para emplazar en hospitales, aeropuertos e instituciones públicas. “Comenzó para acompañar esta era de vacío de la tecnología. Tenemos mucha información pero estamos vacíos de corazón. Los corazones abrazan el vacío de la pospandemia, el letargo de la emoción, y buscan conquistar el espacio con las emociones. Tenemos un corazón viejo en un mundo nuevo, pero los sentimientos del hombre se van adaptando”. En 2017, ideó una serie de “abrazos iluminados” en respuesta a “la cultura del odio”.
“El arte es una fuerza política única”, dice Marmo, que no sabe si la obra permanecerá en el CCK después del 10 de marzo (como pasó con la Esfera azul de Julio Le Parc luego del cierre de su muestra). “Las personas van a intervenir la obra y esta va a tener otra identidad, será otra. Es la obra la que decide si quedarse en un lugar o no”, agrega, y recuerda que el historiador de arte Antonio Paolucci, exdirector de los Museos Vaticanos (que falleció el pasado 5 a los 84 años), no veía con buenos ojos la Virgen de Luján hecha con desechos por Marmo en 2014. “Sin embargo, la obra sigue ahí”, ejemplifica. La fuerza política del arte, dice Marmo, no es partidaria.
Los materiales de descarte son metáforas de emociones como la envidia, el desánimo o el rencor, “que tienen una resurrección mediante el trabajo”. “Las emociones negativas tienen mala prensa, pero de ahí pueden salir cosas hermosas -remarca-. Hay que remontar situaciones”. Recuerda que en 1998, cuando le mostró sus trabajos a un artista ganador de un primer premio del Salón Nacional, este le dijo: “No tenés camino por acá”. “Desde chico entendí que el ‘ninguneo’ también habilita una especie de bendición hacia lo opuesto que quiere lograr ese destrato, como una fuerza física de acción y reacción”. Marmo obsequió uno de sus “abrazos” escultóricos al colegio del que había echado en tercer año de la secundaria. “Todo tiene que ver con la reconstrucción: el amor verdadero es reconstruir sin rencor y con puro agradecimiento”.
El 21 a las 19, en una presentación no abierta al público, se presentará Argentina iluminada (Octubre, $ 14.500), libro con imágenes de Marmo y textos de la periodista Gisella Marziotta sobre distintos hacedores de la cultura nacional como Luis Alberto Spinetta, Mercedes Sosa, Gilda, Sandro, Alejandro Romay, Gustavo Cerati, Carlitos Balá y Luca Prodan. Varias de esas obras se pueden ver en el Estadio Obras, sobre avenida del Libertador. “Restos” de esos trabajos en chapa sobreviven en Corazón iluminado.
“Me interesa la identidad nacional argentina -destaca-. En la Argentina, en América Latina, que son el conurbano del mundo, hay una herida de realidades; no le encontramos horizonte a la unidad, no le sacamos la ficha al concepto de unidad. El corazón quiere integrar una simbología de la Argentina, con lo mejor y con lo peor, no al estilo de Disney”.
Es amigo del papa Francisco, que eligió una obra de Marmo para la portada de su libro La mia idea di arte. “Con el Papa vemos las cosas del mismo modo, los dos trabajamos en las periferias -afirma-. Nos conocimos en 2010, cuando yo estaba haciendo el mural de Evita y luego cuando trabajé en el Cristo de los trabajadores. Él trae nuevo pensamiento de la Iglesia e incorporó a ‘elementos de descarte’, los excluidos. Personalmente, me influyó en lo humano, en la humildad, en reconocer que uno es un laburante. Es un ejemplo de liderazgo y tiene una gran capacidad de dominio del tiempo; sabe controlar al humano que hay en uno, al ego, y mantener la serenidad y la tolerancia”. Prueba de ello fue el encuentro que el Papa mantuvo con el presidente Javier Milei este fin de semana en el Vaticano, donde, para el presidente, Francisco pasó de ser el “Maligno” al argentino más importante en el mundo. Es cuestión de darle tiempo al corazón para que se ilumine.
Corazones iluminados en el CCK
Hasta el 10 de marzo, de miércoles a domingo y con entrada libre y gratuita, en la programación del CCK laten actividades de artes visuales, teatro, música, cine, baile, poesía y visitas guiadas. En el hall central, Corazón iluminado de Marmo da la bienvenida e invita a pensar el amor como una fuerza de reconstrucción social. En la Sala Inmersiva del segundo piso, además, habrá una jam de visuales con imágenes procesadas en tiempo real.
Una de las grandes novedades de esta temporada es la apertura de las salas del CCK al teatro, con las obras El amor es una mierda, dirigida por Cecilia Meijide y protagonizada por Vanesa Maja; Una obra para mí, de Sebastián Suñé, con Francisco Bertín y el propio Suñé; y Escorpio, de Julieta Otero, con Miguel Ferrería y Sofía González Gil.
La programación musical incluye conciertos en el marco del ciclo Tardes del jazz y presentaciones especiales del Ballet Folklórico Nacional, la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Nacional de Música Argentina con músicos invitados. Para los chicos, los fines de semana se realizarán recitales en el ciclo ¡A la ronda!, con Laura Migliorisi y Naranja Dulce. Además, se hará un convocante encuentro de la Milonga Federal.
Se proyectarán películas en la explanada y en las salas del sexto piso: Circe, de Manuel Antín (basada en el cuento homónimo de Julio Cortázar); Invasión, de Hugo Santiago (con guion de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares); Crónica de un niño solo, de Leonardo Favio; Los de la mesa diez, de Simón Feldman; Prisioneros de una noche, de David José Kohon; El desprecio, de Jean-Luc Godard y el clásico Hiroshima mon amour, de Alain Resnais, con guion de Marguerite Duras.
La poesía también tiene un lugar destacado en la programación, con las jam de escritura de Territorio postal. El público podrá participar de dos recorridos temáticos, “Poética de lo común” y “Amor en el CCK”.
Las entradas para las obras teatrales y para las películas en sala se retiran dos horas antes de las funciones. Más información en este enlace.
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