Alejandro Kuropatwa: indicios del futuro
Una serie de Alejandro Kuropatwa de 1982 refleja en Vasari cuán adelantado estuvo el autor a su tiempo
La influencia de la obra de Alejandro Kuropatwa (Buenos Aires, 1956-2003), conocida por el público local por sus retratos, tan majestuosos como paródicos, de figuras del rock nacional, de la moda y del underground porteño, y años después, por sus ensayos satíricos sobre la fauna y flora del menemato, parece haber crecido con el tiempo (calladamente, porque muy pocos la mencionan a la hora de los reconocimientos). Cóctel, esos apuntes visuales a la manera de un diario del enfermo de sida en la desoladora década de 1990, combinaba la eficacia visual de una imagen publicitaria con la hondura emocional que la temática envolvía: los avatares de una enfermedad de tratamiento aún incierto encarnados en el punto de vista de una cámara que parecía turbada.
La muestra que hoy culmina en Vasari, Fuera de foco, en el marco del Festival de la Luz, retorna a los años previos a su consagración como fotógrafo. Las diez imágenes pertenecen al período de su estancia en Nueva York, adonde llegó en 1979 para estudiar en la Parsons School of Design, además de habitar allí, en esa ciudad, una forma de vida menos represiva que la establecida por la dictadura militar argentina. La serie completa, de 1982, reúne imágenes espectrales de siluetas y de rostros femeninos, de un espacio cerrado iluminado químicamente con emulsiones y de un grupo de figuras humanas que tiende a la abstracción. En esta última foto, intervenida en laboratorio como el resto, se halla un indicio de lo que la fotografía contemporánea desarrollaría años después, cuando las fotos reemplazarían la representación de la realidad por la creación de sentidos posibles, incluso futuros sentidos técnicos.
Al cuidado de Valeria González, quien tiempo atrás presentó un trabajo de rescate del archivo fotográfico de Liliana Maresca, la muestra ofrece múltiples puertas de entrada: metodológicas, estéticas, sociales (en cierto sentido, un inmigrante, como era el caso de Kuropatwa en Estados Unidos, es alguien desenfocado por las agencias estatales). Hay también una entrada aparentemente ingenua, ya que lo que semeja un error fue convertido en acierto por Kuropatwa, en una búsqueda estética consciente. El fuera de foco del título alude a un procedimiento, a una táctica para evitar las formas tradicionales de la representación, ya sea el pictorialismo o el fotorreportaje.
A la experimentación con el revelado, los contrastes y el retoque de imágenes, Kuropatwa le añade la creación -mediante un punto de vista "torcido", irregular o demasiado cercano- de una mirada alienígena, extranjera, sobre grupos escultóricos vivientes cuyos rasgos y contornos se diluyen en fondos de estudio. Incluso los bordes de las fotos, expandidos y porosos, se desdibujan. Elegíaca, pero al mismo tiempo entusiasta ante los alcances cognitivos que un medio como el fotográfico puede rozar, Fuera de foco amplía el marco de una obra que, diez años después de la muerte de su autor, sigue creciendo.
Ficha.Fuera de foco, de Alejandro Kuropatawa en Vasari (Esmeralda 1357), hasta hoy.
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